-Capítulo 11-

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"Licores"

Nunca pensé que un domingo a la noche el supermercado podría estar tan lleno y me ponía más nervioso tener que perseguir a Ana por todos lados en su búsqueda de chocolates mientras mamá hacía las compras. Siendo realista quizás no estaba tan lleno el lugar pero más nervioso me ponía peor era.

-¿Podrías quedarte quieta ahora?-le pregunté a Ana después de alcanzar los chocolates.

Me miró con una sonrisa-Ahora sí.

Los dos caminamos hasta la sección de licores para ir a la caja en busca de mamá cuando lo vimos. Ben estaba balanceándose de un lado para el otro.

Me quedé quieto como una piedra en mi lugar y no pude reaccionar cuando Ana soltó mi mano y salió corriendo en busca de su padre y todo pasó demasiado rápido en menos de unos segundos. Ben estaba borracho, Ana intentó abrazarlo y él obviamente no la reconoció, me acerque corriendo hacia ellos cuando Ben empujó a Ana y ella se golpeó la parte trasera de la cabeza con una góndola. Una señora ayudó a Ana a ponerse de pie y la acuno en sus brazos, ni siquiera lo pensé dos veces cuando me abalance sobre nuestro padre y lo golpee en el rostro, Ben devolvió el golpe con el puño cerrado en mi labio y al instante sentí el sabor metálico en mi boca. Me acerque para golpearlo de nuevo cuando un oficial me tomó por atrás y otro a Ben. Los dos oficiales nos tiraron al piso y nos pidieron que nos quedáramos quietos, mamá apareció corriendo pidiendo que me soltaran. Al ponerme de pie y agarrar a Ana en brazos. Por suerte la mujer que había ayudado a Ana fue testigo y le contó al oficial lo que había visto. El oficial preguntó mirando a Ben y a nosotros:

-¿Conocen al hombre?-se preparó para tomar notas de nuevo.

Ana había escondido su cabeza en el hueco de mi cuello mientras le acariciaba la cabeza y lloraba.

-No-dije mirándolo.

Mamá me miró pero no respondió nada más. Ella llevó a Ana al hospital en el auto y yo me encargué de llevar las compras a la casa después de evadir ir al hospital para que me revisaran.

El supermercado no estaba lejos en auto pero si a pie, todo el camino esa escena se repetía una y otra vez en mi cabeza, el golpe de mi padre, Ana cayendo, yo golpeándolo, el oficial Todo. Apreté las bolsas con fuerza y acelere el paso intentando respirar con normalidad.

<<Esta bien>> me dije <<todo esta bien, solo respira>>

Necesitaba encerrarme en mi habitación y hacerme bolita por décima vez, y lo hice cuando llegué a casa. Al entrar dejé las bolsas en la entrada, cerré la puerta y corrí hacia mi habitación como pude. Liz no estaba en casa asique tampoco había alguien para que me tranquilizara. Quizás no había alguien en la casa pero si había alguien a quien podía llamar, odiaba tener que hacerlo pero solo necesitaba oír su voz. Tome mi móvil y marqué su número.

-¿Olivia?-pregunté cuando atendió.

-Interrumpiste mi sueño de belleza, más vale que...-dejó de hablar cuando me escucho sollozar-¿Aaron? ¿Estás bien?.

-Si-asentí con mi cabeza como si ella pudiera verme-Es solo, necesitaba por tu voz.

-¿Qué... Qué quieres que te cuente?-pude sentir el nerviosismo en su voz.

-Cualquier cosa-apoyé mi frente en mis rodillas.

-Bueno... voy a adoptar un perro mañana.

-¿Un perro?.

-Tuve que pelear en contra de mis hermanos y Matt pero con Amy a mi favor nos dejaron-siguió hablando cuando no conteste-Todavía no se como llamarlo.

La chica que se escondió del sol (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora