La chica que se escondió del sol (TERMINADA)

-Capítulo 2-

"La cafetería"

—¿Vendrá?—preguntó Ana mirando por todos lados en busca de Olivia. Ya era la tercera vez que lo preguntaba.

Miré mi móvil y revise los mensajes, nada. Mi pie se movía rápido y el talón chocaba con el piso haciendo que mi pierna temblara al chocar con el suelo, con mi mano derecha, volví a acomodarme el pelo suspirando.

—Estas nervioso—anunció Ana mirándome fijo con una sonrisa—Olivia te pone nervioso—levantó sus cejas divertida.

—Me pone nervioso el hecho de que tu no dejas de hablar y sigues parada en la silla, te puedes caer.

Ana se sentó de mala gana y se cruzó de brazos—¿Hace cuanto ya estamos aquí?—tiró su cabeza hacia atrás dejando que se le viera bien el rostro, por alguna razón, Ana nunca se quería peinar y siempre tenía rizos oscuros por toda su cara como Liz, pero más desordenados, eso también me ponía nervioso pero nunca dejaba que la peine.

—Una hora y veinte minutos—le había hecho saber mientras miraba la hora.

—Aaron—me llamo.

—¿Mhm?.

—Tengo hambre—dijo con voz aguda agarrándose la barriga.

—¿Quieres un alfajor y un café frío?—sus ojos se iluminaron y nos levantamos para hacer el pedido.

Cuando nos volvimos a sentar con dos cafés fríos, un alfajor de chocolate para Ana y una medialuna para mi, mi hermana no me dio tiempo a sentarme que ya tenía el alfajor en la boca y lo estaba devorando.

—Está muy bueno—dijo abriendo su boca dejando ver los restos de comida que estaba masticando y saboreando.

—No necesitaba ver lo que hay en tu boca—pronuncié con asco.

Ana volvió a abrir la boca y río cuando le había hecho una mueca de asco.

—¿Piensas que va a venir?—volvió a preguntar.

<<Me pregunto lo mismo>>

—Ya es tarde, seguro se olvidó de avisar—suspire dejando el móvil al lado mio y revisaba la pantalla cada cinco minutos.

Tenía la esperanza que Olivia me enviara un mensaje enviando diciendo que llegaba tarde pero nunca lo hizo, ni contesto si quería venir a la cafetería, o cuando le envié la hora y la dirección. Una hora después cuando íbamos caminando a casa me pase todo el camino pensando en que pude haber hecho mal para que Olivia dejara de contestar los mensajes. Me senti como un idiota por haber estado toda la mañana esperando para verla por la tarde y ella siquiera se habia molestado en contestarme.

<<Quizás estuvo ocupada y no pudo responder>>, me seguía diciendo eso a mi mismo hasta que entramos a la casa.

Ana parecía decepcionada por no haber visto a Olivia hoy, y yo también lo estaba pero decidí no demostrarlo. No era novedad en mi casa que Olivia me gustaba, Liz y Ana se habían encargado desde el día que la conocí diciendo que nos casaríamos y tendremos treinta hijos -eso último había sido idea de Ana-. Y fue peor el día de la fiesta cuando Liz no vio de la mano. No pude evitar sonreír ante recordar la sensación de su mano con la mía, su perfume, su cabeza en mi hombro, nuestras miradas, ese brillo en sus ojos que parecía que nunca perdía ni aunque tenga un mal día. Ella pareció haber pasado un buen momento conmigo ayer por la noche, pero ahora parecía como si no fuera así.

Necesitaba dejar de echarme la culpa por todo y pensar que fui yo el que lo había arruinado todo.

Tome los libros de la universidad y comencé a pasar en limpio los apuntes, por suerte había aprobado los exámenes que había tenido y Liz también, pero aun no tenia trabajo así que tenia mas tiempo que antes para poder estudiar o hacer trabajos atrasados o adelantados. Puse un poco de música e intente concentrarme en lo que hacía, pero cada vez que mi móvil vibraba y la pantalla se prendía me llevaba una decepción gigante al ver que no era Olivia la que me hablaba, sino Maddie. No tenía ganas de hablar con ella y más cuando Olivia estaba reinando en mis pensamientos. No entiendo como Maddie no se rendía, hace ya un mes que le había dicho que ya no quería verla ni hablarle, al principio ella lo entendió y se alejó, pero cuando se dio cuenta que otra persona estaba en mi mente y tenia mi atención volvió a hablarme y a perseguirme todo el tiempo, se tornaba insoportable y ya no sabia como decirle que parara sin lastimarla.