"La sombra negra"
Mi madre tenía miedo de dejarme salir al mundo exterior, lo hacía porque me amaba o simplemente me quería en la casa sin importar lo que hiciera. Siempre me gusto pensar en la primera opción, en la que ella me amaba y me protegía pero con el pasar del tiempo noté sus actitudes, no me trataba como trataba a "los desastrosos"-como a veces llamo a mis hermanos-, nunca festejo mis cumpleaños y así fue como entendí que mi madre nunca me amo realmente. Dolía pensarlo. El pensar en que tu madre no te habla si no es para corregirte algo o para mandar en la casa. Mi madre no era una mala mujer, su trato hacia Luke y Eric era diferente, Matt siempre lo notaba y habían discutido miles de veces por ello, pero mi madre nunca quiso aceptar la realidad. Sabía que para ella no existía, no era nada. A veces me preguntaba si recordaba que tenía una hija.
Estaba sentada en el sofá tomando mi café frío mientras veía la televisión junto con mi padre. Lo bueno del trabajo de Matt es que trabaja a la mañana y volvía a mediodía, había acordado ese horario cuando llegue a su vida así nunca estaría sola en la casa. Luke y Eric estaban en la universidad y llegarían a casa por la tarde/noche. En ese momento, nos encontrábamos teniendo una discusión sobre si adoptar un perro o no.
—Uno chiquito—sugerí mientras tomaba café de mi vaso.
—Claro que no—dijo disgustado.
—¡Oh, vamos!—le dije mientras dejaba mi vaso en la mesa ratona—Es solo un perro, no un león.
—No vamos a traer a un perro a la casa, Buzz—respondió riendo.
—¡¿Por qué no?!—grite—Son lindos, obedientes—enumeré con mis dedos—peludos...
—Exacto, son peludos—interrumpió haciendo una mueca.
—¡Es solo un perrito!—hable con un tono fuerte—¿Por favor?—suplique.
—No perros en la casa—se levantó y llevó los platos a la cocina mientras yo tiré mi cabeza hacia atrás en el sofá mientras hacía un ruido raro con mi voz.
El problema aquí no era Eleonor sino Matt, no le gustaban los perros así que por lo tanto no me apoyaba en esto, era mejor esperar hasta que Luke y Eric llegaran pero adivinen que, ¡tampoco les gustan los perros!. No puedo convivir con gente que no le gustan los animales.
Siento que convivo con una familia muggle.
—¿Realmente crees que mamá trabajará hasta tarde?—pregunté cuando volvió a sentarse en el sofá.
—Si, hoy la llame para preguntarle y confirmarlo.
—¡Va a sospechar!, ay dios, todo vamos a morir—dije hablando rápido y tapando mi rostro con mis manos.
—No sospecha nada, le dije que quería llevarla a cenar a la noche.
—Buena estrategia—respondí sincera llevando mis manos a mis lados mientras él sonrió orgulloso.
—Lo se, soy como Ivar de Vikingos.
Lo mire con cara de "¿qué carajo?—Te falta mucho para ser como Ivar, solo te aviso.
—Tengo la belleza, eso es suficiente—me dijo mientras subía y bajaba sus hombros.
Me levante hablando—Te falta la inteligencia, lo danés y romperte las piernas—informe mientras me alejaba con un gesto de superioridad.
—Ja, ja muy graciosa—alcance a escuchar que respondió imitando mi tono de voz.
Subí las escaleras y me adentre a mi oscura habitación, tenía sueño y me había despertado más o menos temprano hoy. Me dejé caer en mi hermosa y cómoda cama mientras llevaba a mi pecho una almohada. Me acomode de costado y desbloquee mi celular, entre a Instagram y las fotos inundaron mi vista: chicas en bikini en la playa, grupos de amigos sentados en un bar tomando tragos, personas de viaje o solo personas disfrutando del soleado día de Canadá. Desearía disfrutar el día como ellos lo hacían, pero lo disfrutaba a mi manera. Aún faltaban horas para que mis hermanos llegaran, mínimo tres. Podía dormir una siesta, levantarme para merendar y luego encontrar algo para hacer hasta que tengamos el picnic.
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La chica que se escondió del sol (TERMINADA)
Teen FictionEn algún lugar del mundo, en medio de la soledad y la noche comienza una historia de amor y esperanza, de engaños y miedos, de protección y pérdida. Una estrella pérdida en el eco de sus pensamientos, ciega por el miedo, envuelta en una nube de sol...