Tú, por sobre todas las cosas

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Se cumple el primer mes de la operación y aún perdura el silencio. Esta es la peor crisis de nuestra pareja.

Segundo mes. Es espeso e insoportable.

Mes tres, le dí un regalo por su cumpleaños y aún no lo abre. Esto se vuelve deprimente. ¿Que hice? Solo quería que se salvara, sus probabilidades eran muy bajas, ¡no quise matar a nuestro hijo! Lloro por esto todas las noches y sé que lo nota, me oye, ¿me castiga?

Otros treinta días más. Comencé terapia psicológica. Ella dudo que esté asistiendo. En la facultad me fue muy mal y el trabajo no me sale bien, no estoy siendo productivo. Soy consciente de lo que sufrimos pero su indiferencia me asfixia, me está enloqueciendo.

Cinco meses. Supe que no está siguiendo ningún tratamiento y que solo retomó la rutina del estudio en que trabaja. Me dijeron que parece otra persona, que se comporta distante, que hubiese preferido morir, y sé que es así. Intenté otra vez hablarle y solo acabamos por discutir. Es hiriente.

Ciento ochenta días. Aceptamos hacer terapia juntos, una amiga nos lo recomendó porque le confié que las peleas eran frecuentes.

Siete. El diálogo ha vuelto, somos civilizados otra vez, es un gran avance. Solo quiero que entienda mi punto de vista, que fue por amor, que era la mejor opción, y que a los dos nos duele.

Octavo y todo va mejorando, de a poco abre su mente y corazón otra vez. Ya no me ignora, eso me lastimaba fuertemente. Hablamos de varios temas y me alentó a retomar los exámenes pendientes diciendo que haría lo mismo.

Mi hermano nos invitó al festejo de su cumpleaños y ella me tomó de la mano, creo que la terapia funciona. Ella retomó, además, el espacio individual con el antiguo profesional como antes. Lentamente volvemos a ser la pareja amorosa que éramos. Es como si nos conociéramos otra vez con la misma timidez.

-"Te pido disculpas, no era mi intención que te sintieras culpable, mucho menos que tuvieras que elegir, sinceramente, perdóname. Entiendo que para ninguno fue fácil."

Me sentí miserable durante los últimos ocho meses, lo único que puedo hacer es llorar, otra vez. Todavía hay mucho dolor dentro. Aún necesito desahogarme.

>>"Tampoco quise ser indiferente, necesitaba tiempo para asimilar todo y aunque te noté sufriendo no supe qué decirte. No podía con mi angustia liberarte de la tuya."

Hay un nudo en mi garganta que me impide respirar bien.

>>"Gracias por no abandonarme, ni antes ni después, y por seguir a mi lado a pesar de la indiferencia."

Acerco mi cabeza a la suya uniéndolas.

>>"Te amo, Ethan."

Sonrío, le respondo que yo también y la beso.

Hicimos el amor como siempre, aunque muy diferente, volver a sentirla completamente después de haberla extrañado tanto es como si fuera de nuevo nuestra primera vez. Estoy seguro de que la volvería a elegir en mil vidas más.

Nuestro romance fue creciendo en esos meses, pasamos del enamoramiento a estar enamorados una segunda vez y estamos planeando realizar un viaje de vacaciones, no lo sé, a Buzios - Brasil quizás, o el oeste Argentino, repetir Carlos Paz - Córdoba, Argentina - o dirigirnos hacia el sur del país. La razón principal es renovar energías y relajarnos después de aquello que nos hizo infelices. Elegimos Córdoba y San Luis, y nos iremos en diciembre.

Cuando por fin recuperamos nuestras vidas, su sonrisa y la bendita rutina, algo en su mente surge.

-"Van dos años y me parece loco que nadie haga mención de la operación ni me inviten a los eventos de los nenes. Veo solo a tu ahijado, a mis sobrinos los alejaron de mí, ¿por qué? los extraño, me siento vacía sin ellos, siento que me desprecian ahora por lo que tengo en mi sangre. ¿A vos no te asusta ni incomoda mi enfermedad? "

A mi no me produce nada su enfermedad, hay cosas peores, como la ignorancia y la intolerancia. Mi amor, no te preocupes, solo cuídate, que si te vas con vos me iré.

Siguió hablando y me roba una sonrisa porque ya sé que es lo que está deseando precisamente.

>>"Cariño, quiero ser madre."

Es un completo sí.