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Aang, al oír el nombre de la persona en cuestión, se atragantó con su própia saliva. Sokka le miró apenado, y aang trató de no hacer más escándalo y tomarlo como una cosa normal

- eh..oh, bueno...digamos que se veía venir..ustedes están juntos casi todo el dia.

Aang trataba de pensar en maneras adecuadas de hablar para que su amigo, no sólo se sintiera mejor, si no que entendiera lo estúpido que es sentirse así por una persona, que de hecho, aang, que dicho sea de paso, ha tenido una experiencia muy mala con ese tema.

- cómo iba diciendo, sokka, no pasa nada, si no le gustas enfócate en esas cosas y deja de pensar en ello, así sólo te dañarás más. Mira, esto es un secreto que no le he dicho a nadie, bueno, es más bien, un truco o consejo.

- te...te escucho.

- haz una lista detallada de lo que te gusta de zuko, y por qué, y luego, te ayudaré a quemarla. Después tiras las cenizas a un lugar que te haga recordar a él, y todos tus sentimientos por él, serán más tenues.

- por probar no pierdo nada, supongo.

- ¿Quieres que te ayude o lo haces tú?

- mejor yo.

- como prefieras, cuando acabes, estoy en mi tienda

Sokka asintió y observó a su amigo marchar, con paso lento, como esperando a que le pidieran que se quedase. Miró abajo durante unos instantes y fué a por el papel y la pluma.

Estuvo escribiendo durante más de dos horas, el papel, o mejor dicho los papeles estaban llenos de la letra de el ojiazul.

De vez en cuando, y como antaño se le escuchaba suspirar silenciosamente, sobre todo en los "por qué"

Aang iba de vez en cuando, sin cansarse de que sokka tapase las hojas en las que escribía, para que el joven avatar no pudiese ver.

Después de un largo rato, la lista por fín yacía terminada y con firma.

- ¡aang! Terminé.

Sokka salió al encuentro del calvo para contarle su "proheza" a la hora de escribir todo aquello.

Aang miró las hojas, y profirió:

- ¿pero tú que has escrito aquí? Te falta poner que te gusta el intestino delgado y el apéndice de zuko...

- oye oye, no seas tán exajerado.

Ambos rieron de buena gana, y sokka alzó los papeles al cielo, como muestra de victoria. Aang, al ver este gesto tuvo que contenerse en gran magnitud para no mover el aire y que este se llevase todo lo que había escrito, que en total, eran 12 hojas, por delante, y por detrás.

Finalmente, llegó el momento, sokka se preguntó en ese momento si era buena idea dejar atrás todo lo que sentía por zuko, y todo lo que le parecía lindo de él.

Y, se dió cuenta, que por demasiado tiempo creyó, que aquel romace se iba a hacer realidad.

Las hojas se quemaban rápido, quedadas reducidas a cenizas. Aang observaba este cambio sentado, meditando con los ojos abiertos.

Sokka sólo sentía su corazón más liviano.

Cuando todas las hojas terminaron de arder, en el rostro del moreno había una pequeña sonrisa. Él creía que todo había terminado. Que ya no iba a sertir su corazón botar cada vez que zuko le miraba.

- lo cierto, ¡es que no le veo ningún atractivo a ese bobo! ¡Ha funcionado! Gracias aang, eres el mejor.

Sokka tán solo mintió un poco, para que aang no creyese que su ritual budista era tonto.

((Sokka, ¿que tan ingenuo debes ser para creer que quemar unas tontas hojas con cosas bonitas sobre zuko te va a desenamorar por arte de magia? Dios santo, sabía que no eras muy avispado, pero no sabía que tu corazón era tan puro. Con esto sólo te has dado cuenta lo mucho que lo amas))

En el preciso instante de tirar las cenizas al mar en dónde se bañaron juntos, zuko hizo su aparición estelar.

- aang, has dejado un olor horrible en el campamento. Te he dicho más de ochenta veces que no quemes papel allí.

- sí, lo siento, iré a limpiar el aire...ya vuelvo

- eheh...A-ANG ESPERA...YO..

Sokka trató de ir tras su amigo, para evitar el estar a solas con zuko, pero una mano en su pecho lo detuvo. Todo el cuerpo de sokka se encogió.

- dónde vas con tanta prisa.

Just Friends. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora