Capítulo 7: El problema y la solución

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Al caer la noche quedé sola nuevamente, recordé la noche anterior y me puse a llorar bastante, estaba devastada.

Como puede terminar todo con tan solo un adiós, a él siquiera le importaba como me sentía y yo pensando en los abrazos y besos mientras pasábamos tiempo juntos.

Necesitaba tirar todo lo que estaba a mi alrededor, mi vida siempre fue un asco pero siempre intenté olvidar aunque nunca he superado algo y lloraba en cada momento en el que tenía privacidad, en eso se basaba mi vida, en sufrir; y no sólo por chicos, también por amistades perdidas, por lo inútil que era y sigo siendo, porque nada me sale bien, en fin soy un tremendo fracaso.

Intento miles de veces hacer algo bien pero no puedo, no me rindo continuo pero nada funciona y Lucas lograba distraerme de todo lo que existía; es que es tan genial, tan bello, inteligente, sexy, adorable pero sobre todo es un gran idiota que tiene como hazaña haber roto completamente mi alma.

Y como siempre lo hice volveré a estar como si nada haya pasado, fingiré y tal vez alguien lo noté, es muy dudoso, quizá suceda, pues hasta fingir me cuesta.

Hay tantos espíritus desolados tratando de estar bien, corazones rotos y personas buscando solo un poco de ayuda para soportar la vida pero lastimosamente siempre deben sacar ganas de vivir y de sonreír de ellos mismos porque convivimos en un mundo egoísta e indiferente.

Lo malo de estar así era que no solo me dolía haber terminado con Lucas, me dolía todo lo que pasaba a mi alrededor, el daño, la violencia en el mundo, todos los que sufren.

Encendí mi iPod y reproduje Pray, intenté olvidar por un segundo aquel conflicto con mi nov ex novio y pensar en lo que también me dolía y era mucho mas importante que el daño a mi alma y sentimientos, eran personas realmente sufriendo.

Por ello me parecían estúpidas aquellas que al haber sido dañadas se habían vuelto crueles y queriendo lastimar a otros que se lo merecían y peor a quienes no, de la misma manera o tal vez con mayor gravedad. No busco compararme pero mientras mas daño recibas debes demostrar que puedes ser mejor.

Era una chica solitaria diferentemente ordinaria, una mas del montón, con unos cuantos ligues fallidos, rechazos, desprecio hasta que Lucas logro demostrarme que amaba realmente sin secretos ni desconfianzas, era amor puro, aquel que se parece al oro y supo actuar bastante bien para que de a poco vaya sintiéndome la princesa que viviría feliz por siempre, pero ese cuento debió acabar y ahora quedaba o volver a fingir sonrisas o tratar de ser feliz sin importar lo que haya alrededor como antes de su llegada y hacerlo por el simple hecho de aquellas virtudes que solo la inseguridad y la falta de amor propio podrían arrebatar.

Mantenerme tan sonriente y brillando para brindar alegría a mi alrededor, por la simple convicción de que soy importante pero no irreemplazable porque no existe la persona imprescindible.

Debía sentirme completa, irradiar amor, ternura, cariño, demostrar todo lo que siempre me había caracterizado, y lo que creían que era mi fuerza para enfrentar los golpes que en realidad era lo que yo dejaba a la luz y ellos se creían.

Debía ser yo misma pero dejando al margen todo lo caótico que llevaba dentro, sacar los miedos, la inseguridad de no ser lo suficientemente capaz, la inseguridad de que yo sea el error y la forma de remediarlo, y que siempre he sido los dos polos opuestos al mismo tiempo, la contradicción. DEBERÍA. DEBÍA HACERLO. Intentaría sacar todo lo malo que lentamente estaba llevandome a arruinar mi vida. Aunque fuera díficil se concretaría.

Me acomodé en la cama y caí en las redes de Morfeo con una sonrisa de payaso pintada en el rostro.

Una chica solitaria menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora