Cap 04

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Siento como me toma con fuerza y me recarga en una de las paredes de algún bar del cual no me molesto en reconocer, toma mi mentón y me besa con poder, sintiéndose poderoso, toma entre sus manos una de mis piernas y hace que lo rodee para así tomarme con facilidad y entra a lo que reconozco como una bodega, y es que ciertamente no me importa esto se siente jodidamente bien, su mano toma camino por mis bragas y con fuerza pasa sus dedos por arriba de estás diciendo con una voz ronca.

-¿Te gusta? -Asiento en señal de afirmación pero parece que el espera más que eso pues sigue -¿Te gusta? -Dice esto mientras introduce dos de sus dedos sin compasión y de mi garganta surge un gemido de placer mientras contesto.

-Mierda, si -El sigue cada vez más rápido hasta que de un momento a otro siento como sus dedos abandonan mi interior, antes de que pueda protestar me penetra sin compasión y comienzo a gemir en cada una de sus emboscadas, no se en que momento mi cuerpo y voz inconscientemente pide casi a gritos más, siento cada vez más como ese cúmulo de emociones me embriagan y cuando estoy apunto de llegar a mi tan deseado orgasmo habla y dice

-Mierda mePipipiiií, pii, piiiiiPipipiiií, pii, piiiii-despierto alarmada y una vez más, me doy cuenta que tan solo ha sido una mala jugarreta del sueño, me tiro hacia atrás y tomo mi almohada para ponerla sobre mi rostro obviamente enrojecido, gruño como protesta pues no quería despertar, estiro mi mano hasta alcanzar mi despertador y deshacerme de su molesto sonido, debo apresurarme pues... Necesito tomar un baño.

Después de tomar un baño y vestirme tomo mi mochila y guardo todo asegurándome de no dejar nada, salgo de mi habitación y camino hacia la cocina donde se encuentra mi madre buscando algo.

-Buenos días, saludo mientras tomo una manzana y me acerco a lavarla cuando veo de reojo en el reloj que descansa arriba del refrigerador y noto que ya es demasiado tarde, me despido de mi madre y corro lo más rápido que puedo, voy cruzando el umbral cuando la voz de mi progenitora me saca del trance.

-Alex no llevas zapatos -Apunta a mis pies obviamente descalzos y recuerdo que ayer dejé mis zapatos en la entrada, retrocedo algunos pasos y me calzo a la velocidad de la luz, una vez afuera corro como loca desquiciada hacía la parada de autobuses y de milagro alcanzo uno, le toco la puerta al conductor y este la abre, en cuanto subo encaneo buscando algún asiento disponible y por desgracia no encuentro ninguno.

Tras varias paradas y empujones de algunas señoras y sus niño logré bajar del autobús sana y salva, troto hasta la primera clase y entro segundo antes que el profesor.

No se ustedes, pero este año, tuve la fortuna de que porfin me tocará vivir lo que es tener un profesor guapo y joven, mi generación no se molestaron en ponerle un mejor apodo que "Ken" pero en fin, es muy atractivo y se nota, pues en cuanto entra al aula la mayoría de las chicas de la clase incluyendo a Hany, busco mi asiento y me dispongo a poner atención a la clase, y así con las siguientes, hasta que porfin llega la última, no se a que se deba, pero este día no me siento tan cansada.

-Tal vez sea porque tuviste un sueño erótico tempranero o la descarga de adrenalina al correr todo el día -Me contesta Hany, no supe cuando ni como pero si, volví a pensar en voz alta, y es que entre Hany y yo no hay secretos.

-Puedes ser un poco más obvia, solo te faltó gritarlo -Le digo mientras caminamos hasta el estacionamiento, una vez que caminamos hasta su carro me pregunta.

-¿Al menos estaba bien dotado o hasta la imaginación me defrauda? -Me dice mientras entra al carro y yo igual, sabía que se había tardado en preguntar eso.

-La verdad si estaba muy bien -Le digo mientras nos hechando a reír, somos interrumpidas por el sonido de mi teléfono y noto que es una llamada. -¿Aló? -Respondo, pues no reconozco el número y mucho menos lo tengo agendado.

¿Qué llevas puesto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora