CAPÍTULO 19

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CULPA

Dakaria S.T

Me encuentro caminando por los fríos pasillos que dan al salón de espera, llevamos horas tratando de saber alguna novedad sobre mi hermana, pero no informan absolutamente nada.

Tengo miedo, no quiero perderla y si sucede ya no seré tan fuerte, amo a mi hermana igual como amo a mi padre, si los pierdo a ambos caeré bien bajo.

Unas enfermeras me pasan por el lado corriendo de prisa hacia el lugar donde está mi hermana. Eso me preocupada. Debí de colocarle yo misma el chaleco antibalas, ¿Por qué dejé eso pasar? ¿Por qué siempre hay un problema y en vez de mi familia no los recibo yo? ¿Y por qué estoy deseándome el mal?

Horas pasan y ya no me quedan más uñas que comer, los nervios me atacan... una hemorragia interna es peligrosa y más cuando no haces presión en la herida, puede terminar desangrándose.

Mi madre ha entrado en un estado de shock, no pestañea, no gira para ningún lado y solo veo como sus lágrimas recorren sus mejillas.

Mis hermanos están en un lado apartado mientras me observan, sé que piensan que tengo algo de culpa en esto, ¿A quién engaño? Claro que tengo la culpa. Sé que es mayor, pero yo llevaba el cargo de esta misión. Un despiste mío y la que hubiera estado ahí hubiera sido yo.

Me paso las manos por la cara con frustración y algo de nervios, mis cabellos están en una coleta alta para que no me estorben en el camino, pero algunos flequillos se salen, terminando por los lados de mi cara.

— Familiares de Elena Steele —al fin sale un doctor, su expresión es neutral lo que me provoca más nervios de los que ya tenía. Solo nos movemos frente de él, mientras decimos un "somos nosotros"—. Bien, ¿La noticia buena o mala?

— La buena —Responde mi madre.

— La operación fue todo un éxito, lo bueno es que se trasladó a tiempo al hospital, de lo contrario hubiera muerto desangrada —soltamos un suspiro de alivio.

— ¿Y la mala? —dice mi hermana, mientras se mordisquea las uñas.

— Para ustedes tal vez es mala, pero en este caso es de mayor importancia, tiene que guardar reposo durante cuatro o seis semanas...

>> Las vendas se tienen que cambiar cada mañana, si no se cambian pueden lograr infectarse y sería peor. Le recetamos unos medicamentos por si comienza a sentir un malestar en la zona operada, o quizás, picazón.

— ¿Podemos pasar a verla? —pregunto.

— En estos momentos está completamente dormida —contesta con calma el doctor—, pero en cuanto despierte veré si es hora de visitas para dejarlos entrar.

— Pero... —trata de replicar mi madre.

— Pueden estar tranquilos, Elena está fuera de peligro.

El alivio es notable en mi rostro, la palidez que antes sentía ya no se encuentra. Suelto el aire que estaba conteniendo para después girarme a ver a mis hermanos y madre que están con su cara de completa felicidad.

— Pasen buenas noches —y con eso, se despide el Doctor.

— Debí de cuidarla mejor —decido hablar, para romper el silencio.

— No es tu culpa, Cariño —dice mi madre.

Agacho la cabeza, suspiro: — ¿Por qué todo lo malo les sucede a ustedes y no... a mí?

— ¿Eres o te haces? —Axel contesta—; Daka, no es tu culpa, ¿Okay?

— Si mencionas que sí fue tu culpa te golpearé tan fuerte que sangrarás —Diana no aguanta detener sus amenazas.

El secreto de Dakaria ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora