CAPÍTULO 9

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Musofobia



En la madrugada

Correr seria algo tan perfecto y conveniente en este punto, pero las cadenas que me sostienen no me dejan hacer nada. Los gritos por mas altos que los lance, no serán escuchados por ningún rescatista. Frio, el lugar lo siento cada vez mas congelado, la cabeza me palpita en dolor y la sangre seca en mi cuerpo me deja asqueada, mis pies habitan descalzos mientras que la tenue luz trata de iluminar algunas cosas del lugar donde me encuentro: mugre, olor de mi propia sangre, ruidos de ratas cerca de donde habito y olores de vómitos. Mi musofobia incrementa cuando me fijo en unas que se acercan, consigo gritar y llorar de la rabia y dolor. Los sollozos se hacen escuchar y trato de ahogar los gritos cuando algunas se acercan.

Se acercan cada vez mas y cuando menos lo espero, siento como algo cae en mi cabeza deslizándose, una rata muerta. Grito mas alto, otras ratas se abalanzan con dirección a mi en medio de un segundo estoy rodeadas de ellas.

El aire me falta.

Siento que moriré en cualquier momento.

Escucho a los lejos como la espalda ancha de el aparece en mi campo nublado de visión, no estoy respirando bien y el que su risa se incremente me da escalofríos.

Pronto seremos la pareja ideal continúa riéndose, mientras yo sigo gritando de pánico—. ¿Todavía sigues teniendo miedo a las ratas? Es una pena lanza una cubeta llena de ellas, gritos de horror salen de mi y el que vaya perdiendo fuerzas me descontrola.

Dakaria despierta de golpe, sudorosa, mientras observa su alrededor verificando que esta situada en su cama. Después de respirar forzado por varios minutos, se levanta con nervios. Revisa sus piernas, brazos y rostro, va al baño y todavía temblando accede al agua después de desvestirse. Pensamientos de la pesadilla aparecen, se siente hecha un asco, se restriega con fuerza, aunque los sollozos salen de ella tan ruidosamente y las lágrimas saladas se confunden con el agua. Dura alrededor de media hora en el mismo sitio, aunque trata de tranquilizarse no lo está logrando.

Cuando finalmente sale, se sienta en la cama, con la ropa interior y un albornoz. "tranquila Dakaria, eso no pasara nuevamente" piensa repetidas veces y recitándolo alto, pero como toda prisionera de sus pensamientos negativos comienza a barrer con todo lo que le estorba en la habitación: lápices, cuadernos y álbum de fotos de ella antes del suceso a sus quince años.

En la casa la esta escuchando una persona en específico, Axel, su hermano mellizo esta tras la puerta deleitándose del ruido dentro. Trata de abrir la puerta para que no siga llorando y haciéndose daño, que su mente no la destruya. La puerta con seguro le impide todo, toca, vocifera su nombre desesperado.

—¡Diana, Elena! —grita desesperado, mientras sigue golpeando la puerta con miedo—¡Elena, despierta!

Corre hasta la habitación de la hermana mayor, golpeando con pavor.

—¡Elena! —al abrirla se lanza a removerla con desespero, unas lagrimas invaden sus ojos—¡Despierta, es algo importante!

—¿Axel? —pregunta Diana estrujándose los ojos desde la puerta.

—¡Trata de despertar a Elena, buscare las llaves de la habitación de Dakaria! —grita cruzando el pasillo y buscando la llave escondida, abriendo de par en par la puerta y observando con terror el alrededor. Se gira al no percibir a sus hermana y corre hasta sus lugares. Agarra un vaso de agua del escritorio lanzándoselo en el rostro de Elena.

Después que está lo bastante despierta, corren hasta donde está Dakaria.

Fotos viejas, cama desarreglada y la melliza acunándose en la esquina, repitiendo incontables veces: viene por mí.

Axel corre hasta ella, deteniéndose en la mitad para caminar despacio. La llama lentamente. Se agacha frente a su cuerpo.

—Hey, soy yo, tu hermano —pero ella no escuchaba, lo observaba con pánico.

Ella repetía incontables veces: viene por mí. Pasan los minutos donde Axel le cobija el cuerpo y se mantiene cercano a ella, abrazándola sin separarse. Las hermanas se han puesto en la tarea de organizar la habitación del desastre causado por Dakaria.

—Daka —la llama su hermana, Diana—. ¿Quieres chocolate caliente? —le habla como si fuera una niña pequeña.

—No. ¿Podrían dejarme sola?

Los tres niegan y piensan llamar a ese chicho que también debería estar ahí, con ellos, ayudándolos con la salud mental de Dakaria.

[...]

Por otro lado, estaba Logan, observando fijamente la ventana de su habitación con bastante determinación, una torrencial de lluvia cae fuera donde del cristal resbalan las gotas de agua. No tenía sueño, no estaba logrando dormir por las noches. Llevaba consigo unas muy notorias ojeras.

Su rostro solo trataba de decir que se alejaran de él, en el instituto hay algunos rumores y videos de el en una fuerte pelea que dejaba inconsciente a un chico. La razón especifica solo la sabia el y su amigo Axel.

Todos se alejaban lo más que podían y comenzaban a tacharlo de salvaje solo por defenderse. Axel era el único que se acercaba, ya que, conocía muy bien la razón, pero eso no quitaba las miradas reprobatorias que le lanzaban.

Logan solo quería estar en un lugar donde no tuviera que dejar a alguien herido por mencionar cosas indebidas, cosas que nunca debió aquel chico mencionar.

Logan se levanto de la cama, mientras en medio de la oscuridad comenzaba a dirigirse a la puerta de la habitación, sin causar ruido y caminar despacio. El ruido de la lluvia era lo único que se escuchaba, los relámpagos de afuera de momento alumbraban el interior de la estancia. Pero eso no le importo a la hora de llegar a la cocina y prepararse un chocolate caliente.

Al culminar su chocolate, darle pequeños sorbos y sin mucha prisa. Aquel chico de cabellera rojiza podría verse de lejos alguien a quien debes correrle y mas por su cara que siempre lleva de aléjate, pero por dentro no sabia que hacer, sus padres habían recibido las quejas de sus actos.

—Conocemos muy bien a nuestro hijo, por lo cual, algo debió de pasar para que reaccionara de esa manera —informaron sus padres aquel día de las quejas.



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HOLAAAAAAAA AL estar editando estos capítulos me he dado el tiempo de borrar algunas cosas y agregar más, espero que les vaya gustando. 

El secreto de Dakaria ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora