IV: Pubertad

791 77 185
                                    

13 Años:

Después de su vergonza experiencia auspiciada por sus estúpidas hormonas, sumado la inminente vuelta a clases, Ray no podía evitar ver a las niñas de su clase y otros cursos, además de fruncir notablemente el ceño al notar que sus ojos siempre terminaban desviándose hacia una melena anaranjada con una antena mientras su corazón se aceleraba -tks, malditas hormonas-

Un día de marzo Emma hacía ingreso al salón de clases con una clara molestia visible, ni siquiera saludó a sus compañeros mientras sonreía como lo hacía a menudo. Ray se percató de esto y se acercó a preguntarle recibiendo -No me pasa nada- cuando efectivamente algo le ocurría a su amiga.

Volviendo a insistir se ganó un grito de Emma pidiéndole que la deje en paz, molestando al azabache.

Pasó el primer bloque y llegó la hora del recreo, Ray se dirigía en busca de Norman pero al notar que su amiga no mostraba intención de acompañarlo frunció el ceño y salió del salón.

El timbre sonó y Ray ingresaba a su salón notando que Emma no se había movido de su puesto, es más, la chica estaba recostada sobre su pupitre mientras comía chocolate además de estar muy abrigada - cosa que no era muy usual en ella- Ray suspiró y decidió acercarse nuevamente para hablarle.

-¿Desde cuándo traes tantos chocolates a la escuela?- Emma se incorporó y le dedicó una mirada molesta al azabache -¿Desde cuando te importa lo que como?-

Ray rodó los ojos - Nunca me ha importado, es solo que me parece extraño-

La pelirroja frunció el ceño -Solo se me antojaba, ¿qué hay de malo con eso? -

-Nada en particular, solo que justo el día en que llegas de malas traes chocolate-

La niña frunció el ceño nuevamente -Es solo una coincidencia, ya estás como Norman analizando cosas donde no hay nada que analizar-

-Supongo que tienes razón, pero ambos estamos preocupados, Norman preguntaba por ti y me regañó por no insistir en saber qué te ocurría-

-No tienen porqué preocuparse, de verdad, sólo no tengo ánimos hoy y les agradecería mucho que no insistan- respondió ya resignada.

El chico se cruzó de brazos -Bien, te dejaré en paz por ahora. Pero recuerda que eres fácil de leer y no me trago el cuento de que no tienes ánimos, algo más te ocurre- se volteó y volvió a su asiento.

Ahora es Emma la que rodó los ojos -Como quieras-

El timbre sonó dando fin al segundo bloque, Ray miró levemente a Emma, la cual nuevamente se recostaba en su pupitre, antes de salir del salón en busca del albino.

Lo divisó en el pasillo hablando con Anna, saludó con la mano y Norman lo miró inquisitivamente al notar que Emma no venía con el azabache.

El chico al percatarse suspiró frustrado -Emma dijo que la dejemos en paz por hoy, que no hay nada porque preocuparse-

-¿Y tú le creíste, no? Sabes que lo dice para que no insistamos-

-Lo sé, pero tienes que verla, Norman. Anda muy rara, se abrigó demasiado y come chocolates sin parar, ni siquiera sé de dónde los sacó, además cuando ve que intento acercarme me mira como si le fastidiara mi presencia- Se revolvió el pelo frustrado.

-Con mayor razón hay que insistir, iré a pedirle una explicación- mientras hacía el ademán de irse Anna lo sujetó del brazo mientras negaba lentamente.

Etapas juntos - RayEmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora