Na Jaemin.
Suspira mirando la entrada de su instituto, un nuevo año y su último en la institución que lo aguantó por tres años. Observa a todos los chicos entrar, algunos conversan afuera de la reja principal, se abrazan, ríen y hablan. Hace un pequeño puchero mientras saca su celular de su bolsillo.
–Niños, ¿ya llegaron?. – escribe en el chat grupal, luego de unos segundos recibe respuestas.
– Voy llegando Hyung– Jisung, su pollito es el primero en responder.– ¡Espéreme en la entrada!
– Me faltan dos paraderos.– Hyuck es el último en responder, antes de bloquear la pantalla de su celular y guardarlo.
Luego de varios minutos, abraza a sus amigos cuando se vuelven a juntar y Jaemin junto a Donghyuck fingen llantos al momento de abrazarse.
– Chicos, nos vimos ayer.– comenta Jisung
– ¡Han pasado muchas horas sungiee!– comenta Jaemin abrazando al tercero.Al momento de entrar, entrelaza su brazo junto al de sus amigos y empiezan a chismear camino a sus casilleros dados por la institución. Hablando del nuevo corte de cabello de Hyuck, la nueva ropa que compró Jisung y el nuevo color de pelo de Jaemin, que sabía que podía traerle repercusiones con la directiva. ¡Pero es que Jaemin ama el rosa!.
– Entonces, solo me fui del local. No voy a salir con nadie que me diga que deje de comer, porque estoy gordo. ¡Ni siquiera estoy subido de peso!– El moreno del trío habla sobre su última cita fallida.– Hyung, creo que estuvo bien lo que hizo, aunque usted tuvo que haberle dicho que...– el menor no alcanzó a terminar cuando cae al suelo debido a un empujón de un chico de la misma altura que Jisung, solo que con más músculo.
– Ten cuidado imbécil.
Oh no.
–Oye, no le llames así, fue tu culpa.– atacó Hyuck.
– Tu que te metes maricón
Oh no.
– Ten cuidado como le hablas a hyung. ¡Maricón serás tu!– el menor se levanta y le da un empujón al bravucón, que jura no haberlo visto nunca en el instituto.
– Ya van a ver, par de idiotas.– el chico levanta su brazo en forma de puño y la mayoría de los estudiantes que están presente saben lo que va a pasar.
Un golpe cae perfectamente en la mandíbula del chico, asiendo que caiga al suelo, generando un silencio que llega a ser abrumador. La acción de levantar la pierna, fingiendo una patada levanta al chico del suelo, alejándose de la zona rápidamente.
– Cuida tu boca, que la próxima vez no solo será un puñetazo. Respeta a mis amigos.
Ese era Jaemin.
Un chico fan del rosa, con un temperamento regular y un par de músculos escondidos bajos sus polerones de gran tamaño.