La mano de Jeno no deja de tiritar. La verdad es que siente que va a llorar en cualquier segundo. Nunca lo habían sacado del salón de clases.
La puerta del baño se abre, mostrando al culpable de su regaño, mirándolo enojado.– Me empujaste. – comenta Jaemin
Ay no. Ay ay ay, por favor no.
– Se que por mi culpa fuimos echados del salón, pero me ignoras y luego me empujas como si nada. Y eso no te lo voy a permitir.
RESPONDE JENO. Ay, ¿que le digo?
– Estoy esperando tu respuesta, Jeno. – Jaemin habla acercándose al más alto y tomándolo del cuello del poleron sacudiendolo.
No no no. Chenle que haría en mi lugar.
Jeno abre su boca para hablar, mientras es sacudido por el otro chico presente.
– Yo... yo... yo.
Jeno se desmayó y Jaemin quedó mirando al chico que solo era peso muerto en sus brazos.