13: Hora del plan. Parte 1

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      Camine rápidamente hacia mi armario y me cambié de ropa a tiempo que saqué unos conjuntos de ropa para bebés, revisé la hora, resulta que no es de mañana como yo pensé, son las tres de la tarde, de verdad el parto y la noche con Chat me debieron dejar agotada, dejé de prestarle atención a la hora y les puse a los bebés su ropita para luego dejarlos en sus cunas de nuevo, salí corriendo del cuarto y busqué a todos los niños y bebés que tengo a mi cuidado, mis hijos adoptivos y casi de sangre y los llevé a todos a mi cuarto, se nota la confusión y el miedo en sus ojos, pero no tenemos mucho tiempo.

– okey, escuchen – dije llamando la atención de todos– hoy vendrá alguien por nosotros, nos sacará de aquí a todos, saldremos de aquí, pero deben ser silenciosos y deben confiar en mi ¿Okey?– todos asintieron seguros, al menos los más grandes, los pequeños me miraban dudosos sobre lo que pasaba, para ellos este es su hogar – Bien, esto es lo que haremos, mi amigo los va a llevar uno por uno, primero irán los más grandes con un bebe en brazos y luego los más pequeños luego me llevará a mi, necesito que no se muevan de donde sea que los lleve ¿entienden? Podrían perderse – ellos asienten y yo empiezo a organizarlos para que cada uno lleve a un bebé, pero me doy cuenta que no quedó quien lleve a Emma y Louis, pero no importa, yo puedo con ambos.

Una vez que todos saben exactamente lo que van a hacer, en que momento y cómo, los mando a sus habitaciones para preparar una pequeña mochila que puedan cargar donde tengan lo más importante, alguna foto o peluche favorito, y un cambio de ropa de emergencia. Mientras tanto yo hago lo mismo, solo que la mía solo lleva lo de Louis y Emma, alguna ropita que les hice hace tiempo, suerte que hice de Niño y niña, y algunos regalos que Chat me ha traído, y las notas que me dejó Jeremy en aquella caja hace tanto tiempo, mas allá de eso no me queda nada material aquí.

Terminé de alistar la mochila y Emma empezó a llorar despertando a Louis, yo me dirijo rápido a ellos y los cargo para empezar a mecerlos y calmarlos, pero no lo logro así que supongo que tienen hambre, pero tampoco se calman después de comer, les cambio el pañal, pero nada, en ese momento empieza mi pánico, inmediatamente los acuesto en la cama y los desvisto para empezar a buscar cualquier señal de que les hayan podido hacer algo,no busco absolutamente ni un segundo y lo encuentro a simple vista, Emma tenía una gran marca morada al rededor de su cuello y Louis marcas hinchadas de piquetes en los brazos y piernas, los reviso un poco más y ambos tienen varios golpes en la espalda, al principio me asusto, momentos después mi miedo pasa a ira, se atrevieron a tocarlos, ¡A mis niños!, eso no lo permito.

Les coloqué crema analgésica lo que logró calmar un poco su dolor y que se quedaran dormidos, los vestí y los metí en su cuna de nuevo, fui hacia mi escritorio, saqué lápiz y papel, dejando una carta, la cual tomé y salí hecha una furia del cuarto, miré el reloj, veinte minutos para que acabe la boda, aproximadamente quince para que a Lila le de el "patatús" y dieciséis para que Chat llegue, perfecto. Entré al cuarto de Clara encontrándola mirando una vieja foto de su familia.

– Clara, necesito que me hagas un favor – ella asiente y se acerca, yo le entrego la carta y le explico el plan, da un último asentimiento y yo salgo de ahí volviendo a mi objetivo principal.

Voy a la cocina, busco algo que pueda ayudarme por si el chofer no coopera, lo encuentro y luego salgo de la casa fingiendo una sonrisa para acercarme al chofer del auto que me lleva siempre con el señor Rossi.

– Hola Carl – le digo y se voltea a verme, como siempre me mira descaradamente  sin siquiera importarle si lo veo o no – Necesito un favor tuyo – él deja de mirarme para poner una cara de burla, yo ruedo los ojos, no tengo tiempo para esto.

– Tú, ¿pidiéndome un favor a mi?, debe ser importante, y por tanto espero una excelente recompensa – yo solo aprieto el objeto que tengo oculto en mi espalda y adopto un tono más seductor en mi voz.

Secuestrada por el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora