11: No lo saben aun

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    Estamos en el ascensor, yo solo parada en una esquina mirando a la nada, mientras Alex me mira, me juzga con la mirada sin disimulo alguno, cree que me importa pero de todo lo que está pasando, lo que Alex piense o no de mi esta muy abajo en mis prioridades, no tan abajo como el curso de comida asiática que quieren que tome, pero sigue muy abajo.

   El ascensor nos está llevando al piso de medicina del edificio, aunque de hecho es un hospital completo resumido en un solo piso, lo peor es que apesta a hospital, pero considerando que voy a venir aquí al menos una vez al mes, supongo que debería acostumbrarme.

     Al llegar al piso las puertas del ascensor se abren y Alex sale primero y yo lo sigo de cerca, si el no habla, yo tampoco lo haré.

  – ¿Como pudiste aceptar un trato así?– dice Alex sin dejar de mirar al frente y con un tono frío y serio.

– No tengo que discutir esto contigo Alex, y como no tengo que y no quiero, no lo haré – seguí caminando mientras le respondía igual que el me habló,¿que se cree?.

– Solo quiero saber si es verdad – dice bajándole un poco a su tono y esta vez mirándome – ¿es verdad que ese bebé es de Agreste? – me pregunta directamente, yo volteo los ojos fastidiada de la misma pregunta constantemente.

– No, el bebé no es de Adrien – digo dejando de caminar para mirarlo de frente esperando que note el fastidio en mi rostro y deje de preguntar – ¿Contento? Ahí tienes tu respuesta, este bebé NO es de Adrien Agreste, con él no he tenido una mirada directa, un abrazo, un apretón de manos – a medida que hablo el volumen de mi voz sube al igual que mi enojo, estoy alterada – NADA, todo por la culpa de tus jefes, si he estado cuatro puntos años encerrada, ¡¿Como mierda quieres que tenga sexo con Adrien Agreste?! – Alex me miraba con pena en sus ojos y con la cabeza agachada, yo solo tomo un poco de aire y vuelvo a mi camino hacia el consultorio sintiendo los pasos de "mi guardián personal" detrás de mi – pero se que con Adrien no le faltará nada a este bebé, él es una buena persona, y el único amigo que me queda, todos los demás creen que estoy muerta – las lágrimas empiezan a resbalar por mis mejillas, ahora agradezco que Alex venga un par de pasos detrás de mi y mi cabello cubra mi cara, malditas hormonas de embarazada– mi familia, todo al que alguna vez quise se ha olvidado de mí, Adrien es lo único que me queda, así que si mi bebé tiene que ser criado por otra persona que no sea yo – seco mis lágrimas y doy un largo suspiro cuando noto que Alex me alcanza – agradezco que sea él quien lo haga – doy una pequeña sonrisa triste a Alex quien asiente lentamente.

– Espero algún día ganarme tu confianza y me digas quien es el verdadero padre – yo rio sin gracia, no lo logrará nunca – y no pienses que no lo haré, tengo nueve meses para ganarme tu confianza y de paso conocerte mejor – me limito a asentir lentamente, no lo logrará pero será divertido ver como lo intenta.

Llegamos al consultorio donde nos estaba esperando una señorita vestida con una bata lila, el cabello recogido y una gran sonrisa en el rostro, bien, hora de fingir que no estoy secuestrada y todo está bien en este edificio.

– Hola, soy la doctora Montgomery Shepherd, pero pueden llamarme Addison, nos veremos bastante los próximos meses así que mejor que haya confianza– dice la doctora presentándose para darle la mano a Alex y luego a mí, yo finjo mi mejor sonrisa al estrechar su mano.

La doctora me indica que me acueste en la cama de hospital boca arriba, seguidamente me levanta la blusa hasta abajo de mis senos, me hecha una especie de gel frío en la barriga para luego pasar una máquina por esta, acto que provoca que una imagen un poco confusa en la pantalla a mi derecha, noto como la sonrisa de la doctora va disminuyendo hasta desaparecer mientras ve la pantalla, lo cual me preocupa.

Secuestrada por el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora