Ese Mayordomo, Y El Cuerpo De Ciel

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Capítulo dedicado a: mi-marciana, por seguir esta historia

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Capítulo dedicado a: mi-marciana, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!

Ciel no se presentó esa tarde, fue la resignación a la que menos quería llegar Yuki, aun con las pocas probabilidades que generaban la simple idea de que ambos se encontraran, tenía la ligera sospecha de que en algún momento terminaría cruzándose ...

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Ciel no se presentó esa tarde, fue la resignación a la que menos quería llegar Yuki, aun con las pocas probabilidades que generaban la simple idea de que ambos se encontraran, tenía la ligera sospecha de que en algún momento terminaría cruzándose con él de nuevo, como en esas típicas novelas románticas o los ya acostumbrados dramas televisivos donde ese tipo de encuentros siempre ocurrían. Había sido un perfecto ingenuo, teniendo ese extraño sueño. Sin embargo, y a pesar de eso, tenía algo en mente, y una vez que se le metía a la cabeza, no lo dejaría pasar.

—No me rendiré, volveré mañana —comentó para sí mismo el rubio, mientras daba una breve mirada con sus pupilas al alba, antes de entrar a su respectiva casa, al ingresar la llave en la cerradura. Un pequeño chirrido se oyó, sacando un chasquido de sus labios.

Su vida siempre ha sido aburrida, completa monotonía tranquila. Era el ejemplo de vida perfecta para muchos, pero no para él. Lo más seguro es que su vida la pasaría así por siempre, sin nada de emoción, sin nada que él pudiera hacer, como una hazaña tan increíble, equivalente a poder grabar su huella en la historia. Si había algo a lo que Yuki le temía, era a la muerte. Le aterraba la idea de un día dormir y ya nunca despertar, y honestamente no creía del todo en la otra vida. ¿Por qué le tenía miedo a algo tan inevitable? ¿Será acaso que murió de forma terrible en alguna otra vida?

Al menos si algún día la llama de su vida se extinguirá, quería creer que no se arrepintió de nada. Y realmente se arrepentirá si no volvía a ver a ese joven de una apariencia tan pura que era tentadora.

Sonrió con cierto regocijo al entrar a su hogar.

—¡Volveré mañana! —admitió, dando un pequeño grito.

—¿Yuki? ¿Ya has llegado? —La voz de su madre lo llamó de su trance, y pronto una bella mujer rubia de ojos azules se asomaba de la pequeña cocina para ver a su hijo, con una sonrisa.

Esos Demonios, En La Eternidad [SebaCiel] | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora