Capítulo 8

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Apenas cerré la puerta tras de mí sentí como algo cálido lleno mi cuerpo e inconscientemente mis dedos acariciaron mis labios recordando el beso anterior; un suspiro salió de mi boca y con un profundo hueco en mi estómago me conduje hasta a mí habitación ignorando totalmente la voz de mi mejor amiga la cuál me llamaba de manera incesante.

No tenía tiempo de quedarme a preguntar si es que estuvo observando aquella despedida o como había pasado la noche con ese tal Matt, lo único de lo que estaba segura es que Ian es el causante de mis constantes eventos traumáticos.

Se de antemano que el día de mañana tendría que darle mil explicaciones a mi rubia amiga pero por el momento solo necesitaba un poco de espacio y Gem lo sabía perfectamente así que al final solo me sonrió y dejó que continuará con mi camino cerrando poco a poco su puerta adornada con letreros con la leyenda " no pase" y "sex and they city".

Apenas estuve dentro cerré con seguro y me eché de espaldas sobre mi cama con una sonrisa estúpida en mi rostro. no podía creer que mi primer beso se lo hubiese entregado a alguien al que espió desde la ventana y que llevo solo algunos días de conocerlo, ese mismo chico de mirada ladina que suelo emparejar con otro.

—Por el amor de Dios Missy, deja de pensar en tu vecino— me reprendí tapando mi cara con esa almohada en forma de estrella

Suspire una vez más y me puse de pie intentando olvidar lo ocurrido buscando entre el montón de ropa que aún después de varios días seguía sobre la silla provocandome un mini infarto todas las madrugadas.

Tome mi pijama favorita y comencé a desvestirme, deslice lentamente mi pantalón quedando en calzoncillos observando fijamente aquella puerta y como si de una fuerza magnética se tratase comencé a caminar hacia el balcón observando desde la comodidad de mi habitación como una luz tenue seguía iluminando aquel departamento.

Abrí un poco ambas puertas corredizas dejando que la brisa nocturna golpeará mi piel, respire el aire fresco de la madrugada cerrando mis ojos  dejandome envolver por mi pequeña burbuja. La noche era especialmente tranquila, no había malvivientes consumiendo sustancias tóxicas en el viejo callejón ni adolescentes hormonados tratando de tener sexo así que me animé a dar un paso fuera.

Todo era perfecto hasta que a lo lejos pude observar como Ian me daba una sonrisa un tanto confusa, podía jurar que en su ojos había deseo pero eso sería suponer demaciado desde esta distancia era imposible ver sus gestos detalladamente, un escalofrío me hizo estremecer y sin más di unos cuantos pasos hasta llegar al borde de el balcón y recargue mis antebrazos sobre la barandilla e inhalando el aroma a tierra mojada, sonreí cálidamente a aquel chico que me miraba desde el otro lado de la calle; justo frente a mi oculto tras ese ventanal lujoso.

Sentí mi corazón latir con fuerza al verle salir completamente desnudo, solo cubriendo su parte inferior con una delicada toalla color marrón; mi cara estaba roja y sentía como mis mejillas estuvieran encendidas al rojo vivo. Trague saliva y desvié mi vista hacia otra dirección y girando inmediatamente tratando de ocultar mi sonrojo.

Creí que lo había conseguido, después de todo dudo que el estuviera esperando a que yo saliese para hacer algo así. Suspire e intente alejarme  pero un chiflido algo peculiar me llamó la atención, gire mi rostro y pude ver cómo aquel chico de gafas grandes hacia un ademán mostrando su teléfono. Me detuve sin quitar mi vista y grabé en mi memoria todos y cada unos de sus tatuajes, sus bien formadas abdominales y las líneas de la pelvis que formaban una perfecta"v".

Volví a la realidad en cuestión  de segundos agotando mi cabeza tratando de olvidar todo aquello y corríhacía adentro al comprender lo que trataba de decirme. Tome con prisa mi celular abriendo la carpeta de mensajes y ahí estaba, remarcado con letras azules su nombre.

Dude un poco pero tomando llenandome de valor abrí aquel texto y mis ojos se abrieron con sorpresa al ver su contenido.

*Deberías usar un poco más de ropa por que a mi pequeño amigo le ha gustado lo que vio.

PDT. Por cierto, sobre el cobro de tu deuda ya lo tengo decidido, nos vemos mañana, vecina.

Mis pies se volvieron de gelatina y dejé caer mi trasero sobre lo blando de mi cama, mis manos temblaban y sin saber que responder a su tan atrevido mensaje bloque el celular cubriendo mis ojos con la palma de mi mano derecha.

No tenía que ser una científica para darse cuenta quién era ese "pequeño amigo". Bufé y extendí mi mano hasta tomar mis pantalones de pijama, introduje mis pies con pesadez recriminandome por haber Sido tan estúpida  y  haber salido en calzoncillos. Me levanté rápidamente y caminé hasta quedar frente a los cristales de las puertas corredizas.

Tenía que tratar de tranquilizar mi mente, había Sido un día largo lleno de emociones provocadas por la misma persona, la cuál había estado observando desde su llegada a este vecindario y después de ser la cazadora termine siendo la presa.

Habían pasado cerca de tres horas después de recibir ese mensaje y aunque yacía acostada entre mis sábanas de mi anime favorito no podía conciliar el sueño.

Había tratado dormir contando ovejas, después seguí con pollos, cerdos, vacas incluso caballos pero ni con toda la granja completa pude conseguirlo, observe una última vez mi reloj y giré mi cuerpo hasta quedar boca abajo y con suficiente leche tibia en mi organismo cerré mis ojos pero fue inútil.

Descubrí mi rostro y de entre las mantas saque mi mano atrayendo  mi portátil decidida a continuar con aquella historia que había dejado inconclusa, me senté abrazando con suavidad mi almohada utilizandola como mesa. Mire frente a mi y puse los ojos en blanco ignorando por completo la pila de ropa. Apenas comencé a teclear cerca de dos palabras y la inspiración volvió a mí; mi cabeza estaba llena de ideas  comencé a relatar una vez más una hermosa historia de amor.

La alarma comenzó a sonar y a regañadientes observé la hora; eran las 6:30 AM no había dormido ni un minuto y los párpados estaban totalmente agotados. Cerré el portátil bosteceando, estiré mis músculos y camine perezosamente hasta el baño, comencé a desnudarme esperando que el agua fría se deshaga el sueño.

Abrí la regadera dejando correr el agua sobre mi cuerpo y poco a poco deslice el jabón creando una espuma espesa sobre mi cabello, y delicadamente comencé a tallar cada centímetro de mi piel.

Después de unos minutos salí dispuesta a comenzar mi día, envolví mi cuerpo con una toalla y salí de prisa. Me quedaba cerca de 20 minutos para que Gemma viniera a mi habitación así que comencé a doblar una a una las prendas que yacían apiladas.

Al terminar me vestí inmediatamente y camine hacia la cosina, tome un sartén y encendí la estufa haciendo muestra de mis habilidades culinarias.

Escuché unos pasos acercarse pero sin darle importancia seguí con mi trabajo hasta que unas manos grandes rodearon mi cintura dibujando pequeños círculos sobre mi vientre y sin pudor metió sus manos dentro de mis pantalocillos.

Me gire dispuesta a confrontar a tal atrevido intruso encontrándome con esos ojos penetrantes que me derritieron en cuestión de segundos.

— mi pequeño amigo quiere platicar contigo— espetó de una manera seductora devorando cada centímetro de mi boca

¿Hasta donde sería capaz de llegar?, ¿Esto es un sueño o la realidad?



El protagonista de mis historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora