Capítulo 3

2 2 1
                                    

Lo días pasaron y ya me había grabado perfectamente su rutina, se despierta a las 6:30 AM, sale a correr a las 7:00 y regresa a las 8:00, desayuna un hot cake o un licuado y se marcha a su trabajo pasadas las 10:00 AM.

Al regresar se sienta sobre el sofá y mira televisión, sus programas favoritos son cake BOSS y mentes criminales, suele comer varias papas fritas,tomar refresco de cola y su manía es llevar ositos de goma en su bolsillo.

Suspiro y me echó a la boca un trozo de sandwich.

—Missy, en que piensas—oigo la voz de Gem llamándome desde el otro lado del sofá

—En nada— me encogí de hombros — quiero que me jures que me apoyaras en lo que yo te contaré— inquirí mirándola fijamente me senté con los codos recargados en mis rodillas

—primero dime de qué se trata y si no es nada de vender drogas o asesinar a alguien lo haré— respondió dando un mordisco a su manzana

—está bien— suspire y enderece mi cuerpo— quiero entrar a su departamento mañana por la noche— solté de improviso ocasionando que mi mejor amiga soltará su manzana y casi se atragantara con el pedazo que tenía dentro de la boca.

Su semblante palideció y comenzó a limpiar su oído como si hubiera escuchado mal a la vez que la tos no paraba, volvió su vista hacia mi y paso el pedazo de manzana que aún tenía

—¡¿Qué quieres hacer que?!— exclamó con los ojos llenos de sorpresa

—lo dicho— coloque mi sandwich sobre mis labios y lo mordí—quiero entrar a su departamento, solo será un momento quiero averiguar más sobre el— defendí mi punto recargando mi espalda sobre el respaldo del sofá mientras masticaba

Los ojos de Gemma se pusieron en blanco y bufó con desesperación

—estás loca, realmente loca— dijo moviendo su cabeza de un lado a otro negando— no sería mejor que te hicieras su amiga y le preguntarás directamente lo que quieres saber— se levantó y camino hacia la cosina— no creo que entrar sin su permiso sea legal

Mire hacia le dirección donde estaba con el ceño fruncido y me crucé de piernas simulando la pose de flor de loto, suspire con pezadez y me crucé de brazos.

—sabes perfectamente que eso jamás podré hacerlo—refute—soy tan torpe y vergonzosa que jamás podré entablar una conversacion normal con el—dije mirándola como cachorro apaleado— ¿me acompañaras o tendré que hacerlo yo sola?— pregunté una vez más esperando su respuesta

Ella sólo se cruzó de brazos, tomo asiento y me miró con el ceño fruncido y suspiro. se veía que estaba analizando el problema, temía tanto que se negara arrojándome a esa aventura a mí sola pero también confiaba que a pesar de mis locuras ella siempre estaba conmigo. soltó un suspiro y bajo sus manos.

—te acompañaré, al fin de cuentas si tengo que ir a la cárcel, que mejor que ir con mi mejor amiga—espetó sonriendo

Mi cara se iluminó y la abrace fuertemente despeinandóla un poco.

—prometo que solo serán algunos minutos— me separé de ella y levanté el meñique— promesa de dedito

—está bien—asintió entrelazando nuestros dedos— pero que sucederá si el regresa y nos encuentra ahí....

Rodé los ojos poniéndolos en blanco; ahí estaba nuevamente la verdadera Gem, asustadiza y un poco nerviosa; sonreí y la mire con ternura.

— otra vez no, ya te dije eso no sucederá, me he memorizado su itinerario y creeme hoy llega más tardar las 12:00 AM— musité rascando mi cabeza

—¿Estás segura?— pregunto mordiéndose una uña

—muy segura— dije con la frente en alto

Ella solo sonrió y se dispuso a continuar con lo que estaba haciendo mientras yo trasaba el plan minuciosamente previendo cada uno de los escenarios si fuésemos descubiertas.

El día siguiente llegó más rápido de lo normal, ambas estábamos nerviosas por lo que sucedería apenas entrara la noche, trague saliva y tome mi mochila para después salir rápidamente. Ambas pensábamos en las consecuencias que tendríamos si nos descubrían que no vimos a nuestro guapo vecino pasar a un lado de nosotras si no hasta metros más tarde donde el claramente nos sonreía y hacia un ademán al que respondimos de la misma manera.

Será buena idea hacer esto

—¡Por dios!—exclamo con las manos sobre su rostro— siento como si el supiera lo que planeamos— espetó simulando tener escalofríos y frotándose sus brazos

—solo son alucinaciones tuyas— la tranquilice y ambas seguimos viendo la televisión

Las clases comenzaron y apenas puse un pie dentro del aula mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, ahí estaba Aaron, sentado con un porte singular, su cabello rubio y su sonrisa encantadora tenía a la mitad de las chicas del salón perdidamente enamoradas de el, su simple cercanía me ponía nerviosa pero no dejaría que el se diera cuenta.

Camine como si el no estuviese ahí y tome asiento, regularice mi respiración y mantuve la calma solo hasta que un pequeño golpesito en mi hombro hizo girarme para encontrarme con los ojos que me roban el aliento.

—una muy buena banda de rock —espetó con esa sonrisa que me encantaba

Mi habla una vez más se fue dejándome como una total y completa estúpida.

—em si, es mi ensalada favorita— respondí

—claro, la mía es la de atún con verduras—siseo

Me di de golpes justo después de caer en cuenta de lo que había pasado, mezcle una banda de rock con una ensalada; deje caer mi frente sobre la paleta del banco y me maldije para mis adentros.

Minutos después la profesora Mitchell entro contoneando sus caderas y vistiendo un hermoso vestido rojo que la hacia lucir su increíble figura; es cierto que está maestra es la más comprensiva y atenta con nosotros pero también es cierto que los chicos se mueren por ella.

Me dolió tanto ver cómo Aaron la veía y de golpe me di cuenta que jamás se fijaría en mi, soy lo opuesto a las chicas que le gustan y eso realmente me lastima, una lágrima furtiva cayó sobre mi mejilla y suspire con resignación para después comenzar la clase.

La clase comenzó pero yo comencé a imaginarme caminar de la mano de Aaron sonriendo y robando la mirada de todos, suspire y regrese a la realidad.

—tonterías—me reprendí y sin más la campana sonó dándome cuenta que clase había terminado, rodé los ojos y recargue mi frente sobre la mesa

Tome mis cosas y busque por todos los pasillos a mi mejor amiga hasta que por fin la encontré en las gradas del campo besándose con ese tal Mathew.

Camine hasta ella y carraspee un poco la garganta llamando su atención.

—Gem, es hora de irnos—espeté con tono de secreto

Ella sólo sonrió y beso una vez más la boca de aquel chico el cual solo se ruborizó y se quedó estático en su lugar.

—nos vemos guapo—mando un beso con su mano y camino hacia mí

Ambas sabíamos que hoy era un día importante al menos para mí, si esto salía mal definitivamente me culparía a mi misma y trataría de jamás nombrar a mi mejor amiga que a pesar de meterse en problemas por mi culpa aún sigue a mi lado.

A penas colocamos un pie en casa sentimos tantos nervios pero a la vez un sentimiento de emoción que llenaba nuestro pecho. Tomamos nuestra ropa negra, lámparas y nuestros teléfonos celulares y esperamos a que oscureciera para infiltrarnos en lo más recondito del departamento de mi querido vecino.

El protagonista de mis historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora