Mi cabello negro estaba cubierto de sudor y una ligera descarga eléctrica atravesó mi espalda, mis mejillas ardían y simplemente me quedé estática sin poder decir absolutamente nada.
Oye,¿Estás bien?— preguntó pasando su mano abierta por enfrente
— si...yo...soy yo — respondí titubeante— como....como me encontraste o por...por qué estás aquí
Tenía tanto miedo de su respuesta y de que el me denunciará por invasora o algo peor.
— bien, mm...ayer encontré este teléfono en el lobby de mi edificio pregunté por todo el lugar asta que una chica me dijo tu nombre, fui a tu departamento pero el portero me dijo que estabas aquí — espetó con un tono muy amigable
Suspire de alivio al saber que no lo deje en su apartamento pero me maldecía a mi misma por se tan idiota y volverme una acosadora nocturna que invade la privacidad de los chicos guapos.
— muchas gracias, creí que jamás lo encontraría — dije dando tomándolo y pegándolo a mi pecho
El solo sonrió mostrándome su perfecta dentadura, coloco sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y comenzó a jugar con la punta del pie dibujando círculos en el suelo.
— de nada, bueno fue un gusto conocerte, nos vemos luego — se giró para darme la espalda y seguir caminando
— espera....cual es tu nombre — pregunté por curiosidad
Se detuvo y giro su rostro en torno a dónde yo estaba, quedé enamorada de sus lindos ojos miel y espere su respuesta, deseaba tanto seguir hablando con él que no quería que se marchara. se acercó a mí y casi rozando la piel de mi mejilla me susurró al oido con una voz grave y ronca.
— Ian Fox— sonrió de lado y se marcho dejándome perpleja
Sentí mis piernas volverse de gelatina y solo por qué me golpee mentalmente no caí al suelo. Tenía que contarle todo a mi mejor amiga así que inhale aire y trate de tranquilizarme.
Camine rápidamente por todo el campus hasta llegar a las gradas donde se practica Lacrosse, busque con mi mirada la ya conocida cabellera rubia pero no hubo ninguna señal, estaba desesperada ya punto de un colapso nervioso cuando por fin a lo lejos oculta detrás de las bancas observé a Gem.
Quise gritar para llamar su atención pero no estaba sola, había un chico justo a lado de ella, su cabello negro se movía de lado a lado hasta que me di cuenta que se estaban besando; hice un gesto de asco y coloque mis dedos sobre mis labios y comencé a silbar para llamar la atención de mi amiga.
Odiaba tanto interrumpir su sesión de besos pero debía hacerlo.
— ¡Gem, necesito hablar contigo!— grité con fuerza desde la parte central del campo
Ví como mi mejor amiga se despedía casi pasándose las anginas uno al otro y le daba una fuerte nalgada al chico rubio el cual sonrió con nerviosismo cuando se dió cuenta de mi presencia.
Solo sonreí con burla expresa en mis labios y sus mejillas se tornaron rojizas.
Algo que me encantaba de Gemma era su seguridad aunque algunas veces se podría confundir con arrogancia, pero la verdad es que ella es la más noble y carismática chica que alguien puede conocer, sus cabellos rubios y sus ojos verdes la hacen aún más atractiva para los chico, no como yo que soy un ratón de biblioteca, cabello negro y unos ojos color chocolate.
— hey Astrid, estuve buscándote y nunca te encontré— espetó con un sonrisa
— yo también lo hice pero eso no es lo importante— inquirí acomodándome mi mochila para después demostrarle mi teléfono
Sus ojos se abrieron con sorpresa y lo tomo entre sus manos revisando cada detalle de este.
— ¿como lo conseguiste?, de seguro lo tenías en tu mochila y como eres distraída no lo encontrabas — planteo con una mirada lánguida
— no, en realidad eso es lo que debo contarte — dije nerviosa— verás el...yo
— no me digas que nuestro....— se llevó las manos a la boca — ¿nuestro vecino lo encontró?
— si, dijo que lo encontró en el lobby de su edificio — me crucé de brazos y miré hacia el suelo
— no puede ser— se dió la vuelta frotándose la cabeza
— tranquila, dudo que haya sospechado algo así que hay que relajarnos — inquirí con tono suave
Ella sólo me miró y asintió, debíamos estar tranquilas si nos hubiese descubierto de seguro estaríamos detenidas y pidiendo mil perdones por todas las tonterías que hice.
La última campanada sonó y el anuncio de el inicio de el fin de semana alegro a todos los estudiantes. Tome mi mochila y sali del aula con la intención de buscar a Gem, recorrí los pasillos encontrándome con ella en una situación un poco incómoda.
— amiga, oye si gustas puedo irme sola, veo que estás ocupada — dije desviando la mirada
— justo eso te iba a pedir, saldré un momento junto a ......— miró al chico a su lado esperando que terminara la frase
— Mathew — respondió
— cierto, iré con Mat al cine — sonrió mostrando su dentadura
— está bien, nos vemos luego — me di la vuelta y comencé a caminar
Al llegar a casa me sentía un poco extraña, tome una bolsa de palomitas instantáneas y la introduje en el microondas, me deshice de mis zapatos y camine hacia la televisión, la encendí al igual que el reproductor de dvd y busque entre los CDs una película .
El sonido de los maíces explotando y el olor de la mantequilla se esparció por toda la casa, mi estómago rugió y camine de regreso a la cosina pero cuando pase justo a lado de la ventana una curiosidad inmensa me llamaba a fisgonear a mi vecino.
Abrí lentamente la persiana dejando a la vista la linda sala donde se encontraba sentado viendo la televisión, suspire con una sonrisa dibujada en mi rostro y cuando estuve a punto de volver a la cosina ví como un chico se acercaba a el, lo rodeo con sus brazos y lo ayudo a ponerse de pie. Mi corazón de aceleró estrepitosamente y mi curiosidad fue más poderosa que mi razón.
Cogí mis binoculares y apague las luces; debía ser precavida ante todo; enfoque mi vista y me sorprendí al ver a mi buen vecino ponerse de pie y animar hacia la ventana, el chico desconocido se posó justo detrás de él y las cortinas fueron bajadas dejándome con una tremenda duda.
El olor a quemado llegó a mi nariz y corrí hacia la cosina encontrándome con un completo desastre dentro del microondas, comencé a limpiarlo y en unos cuantos minutos mi puerta sonó. Me quedé algo pensativa pero al fin de cuentas fui a responder encontrándome con quién jamás creí que me encontraría. mis ojos se abrieron con sorpresa al tener frente a mi al chico que solo unos instantes atrás espiaba.
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El protagonista de mis historias
JugendliteraturMissy es una chica de 20 años fanática de las historias de amor entre dos chicos. Su mundo es tranquilo hasta que frente a su edificio se muda un choque sumamente misterioso causando en ella una gran inspiración y cierta fascinación por el creando h...