Capítulo final.

7.1K 263 30
                                    

“Vuelvo a comenzar”

Justin salió de su oficina y se encontró con la sorpresa de que había pasado todo el día ideando nuevas estrategias para el negocio. Era de noche y tenía que regresar a casa o su madre se preocuparía.

Sacó su móvil del pantalón formal que llevaba puesto y abrió la bandeja de mensajes esperando el de su amada, pero solo encontró el de un número desconocido. Su corazón latió rápido y duro cuando vio las palabras “De Lincey”.

Sonrió internamente y abrió el mensaje.

“MI AMOR, MI CELULAR MURIO. TUVE QUE ESCRIBIRTE DESDE EL CELULAR DE MI PADRE. SOLO QUERÍA DECIRTE LO MUCHO QUE TE EXTRAÑO. IGUAL, NECESITO QUE VAYAS AL LUGAR DONDE NOS CONOCIMOS, TE TENGO UNA SORPRESA. NO ME JUZGUES, ¿VALE? TE AMO PARA SIEMPRE”

Justin se apresuró a salir de su oficina y meterse a su auto tan rápido como pudo. Atravesó todo el tráfico con maniobras increíbles que le hicieron pasarlo más rápido que cualquier otra cosa. Sin más, se aparcó frente a su antiguo "consultorio" como él lo llamaba para no alzar sospechas con su familia. Por un momento todo era completamente normal, menos el hecho de que Lincey hubiera podido entrar al sucio y asqueroso "consultorio".

Entró sin más en él y como reflejo, prendió las luces del interior para una mejor visión de su alrededor. Identificó una rosa en lo que antes era su escritorio, se acercó a él y la cogió dulcemente notando la existencia de una carta. Sonrió abiertamente al reconocer la letra de su amada.

"Lee sin juzgar", decía en la tapa. 

Abrió la carta por la pestaña y sacó varias hojas de papel del sobre. Las extendió de manera que pudo visualizar su contenido completamente. Era una carta de Lincey. 

“Mi amado y adorado Justin. Supongo que estás bien, completa y totalmente aturdido por tus largas jornadas en el trabajo, intentando averiguar cómo estoy y dónde estoy. No te preocupes por mí, estoy completamente estable. 

Antes que nada, quiero que entiendas que esta carta es la cosa más difícil que he tenido que hacer en toda mi corta vida, en los 18 años que he vivido y el casi año completo que pasé junto a ti. Ten en cuenta que te amo de la manera más profunda y sincera que nunca nadie pueda imaginarse. 

Empezaré por el principio, por la sala en la cual estás parado en estos momentos, empezaré por el preciso momento en el que se me ocurrió ir por esa taza de chocolate a media noche a mitad del frío, donde noté el papel con el número que me llevó a conocer tu voz, a caer completa e irrevocablemente enamorada de ti, que me hizo llegar al punto exacto donde comenzó todo, donde supe que eras el amor de mi vida, donde supiste que era virgen y te entregaste completamente a complacerme. Recuerdo cómo mis piernas flaqueaban y mi respiración se tornaba irregular cuando te vi por primera vez con ese traje negro, con ese torso marcado que me hizo querer sentirte y tocarte todo el día. Recuerdo que bailamos en mi jardín, me tomaste por la cintura y me besaste tiernamente, me besaste de esa manera que provocaste una descarga eléctrica por todo mi cuerpo. 

Te recuerdo completamente, de pies a cabeza. Tan perfecto como siempre, tan hermoso y altamente peligroso para el corazón de cualquiera.

Peleamos muchas veces y te pido perdón por todas esas ocasiones en las que quisiste tomarme de los hombros y sacudirme hasta el punto de hacerme reaccionar. Discúlpame por todo, pero es necesario, todo lo que he hecho y estaré por hacer no lo hago por nadie más que por ti.

No estoy dispuesta a seguir con esta farsa, a pretender que somos la pareja perfecta, porque no lo somos. Tarde o temprano nos juzgaran, yo encontraré a alguien que me haga sentir completa mientras tú estás ausente. No quiero extrañarte y mucho menos buscar reemplazarte. No quiero que detengas tu vida por una chiquilla que a duras penas entiende cómo se maneja la sociedad. No quiero ser la chica que se revolcó con alguien y él terminó engañándola porque una niña no complace las necesidades de una adulto, no quiero eso, no quiero que en tu próximo reencuentro de la secundaria te pregunten si soy tu amiga, sobrina o de más. No quiero hacerte pasar vergüenzas frente a toda tu familia, tus amigos y tus empleados. 

Es por eso que te dejo libre, que te desato de toda obligación hacia mí. Sigue tu vida y nunca voltees al pasado, no me busques, no intentes remediar lo irremediable, no detengas tus planes de vida por mi culpa, por el obstáculo que seré mañana. 

Busca la felicidad en todas las cosas que podrás hacer sin mí, encuentra al ser que te acompañará eternamente, porque estoy segura que no soy digna de ese papel, que nunca seré digna de tu amor, no tanto como lo fue Jennifer, o como lo podría ser Selena, o incluso Caitlin. 

No nos amamos realmente.

No estamos hechos para vivir una vida de amor en realidad, solo fue un capricho de deseo y de calentura que nos llevó a pensar que estábamos “enamorados”, no fue más que eso.

Te mereces lo mejor de lo mejor, deseo que lo que tengas en mente lo cumplas poco a poco, que encuentres a una mujer que te dé lo que yo jamás pude ni podré darte, que tus sueños y deseos se vean cumplidos en poco tiempo.

No puedo desearte más porque es una lista incontable de todo lo que mereces, de todo lo que yo sería capaz de recordarte que eres acreedor.”

Justin no quiso leer más. No quiso ni siquiera mirar las últimas palabras que se extendían más allá. No podía, no soportaba el hecho de que el amor de su vida lo dejara sin más que una estúpida carta que no le serviría de nada. Tiró la carta al cesto de basura al igual que la estúpida e insulsa rosa. Tiró toda dignidad en ese instante y comenzó a llorar como un niño pequeño. Se limpió las lágrimas bruscamente del rostro y salió disparado del consultorio para subirse a su auto y manejar hacia su casa. 

Estaba destrozado, altamente dañado por lo que le había hecho Lincey.

Lo había decepcionado. 

Fue hasta su pent-house donde lo esperaba toda su familia y amigos para la cena. Cuando llegó, ni siquiera apagó el motor de su auto, simplemente se bajó apresurado de él y caminó bruscamente hasta topar con la entrada y encontrarse con un hombre jadeante, desesperado, destrozado. 

Abrió la puerta con brusquedad y se metió a la casa ignorando las voces reclamantes por el fuerte azotón que le había dado a la puerta de madera. Estaba enojado, desesperado por buscar a Lincey. 

– ¿Justin? – susurró la voz impaciente de su madre detrás de él, pero luego empezó a gritar. - ¡Drew Bieber! Será mejor que tengas una razón lógica por no llegar a tiempo a cenar.

Justin solo la ignoró y se metió deprisa a su gran habitación, cerrándole la puerta en la cara a su adorada madre, excluyéndose de sus gritos. Justin se aventó a la enorme cama donde había dormido con Lincey en varias ocasiones y sintió como el cuerpo le reclamaba sacar todo su enojo, sentía como su estómago se encogía dentro de él y su corazón empezaba a hacerse trocitos. 

Soltó un grito ahogado y ocultó su rostro en una almohada mientras con su puño comenzaba a golpear incesantemente el colchón. 

– ¡Justin! – gritó la voz femenina de Selena. – ¡Justin abre la puerta! 

– ¡Déjame en paz, Selena! Tú no eres ella y nunca lo serás. – le gritó Justin aún enojado.

– ¡Hombre, ni siquiera sabemos de quién hablas! – gritó la voz de Ryan.

Justin se levantó de la cama y abrió la puerta para notar que todos estaban a la entrada de ella, con cara de preocupados.

– Hazte a un lado, Selena. – le dijo seco.

Selena se hizo a un lado con los ojos cristalizados y dejó que Justin pasara.

– ¿A dónde irás? – le preguntó Jazzy.

– Lejos. 

Se abrió paso por las escaleras y bajó rápidamente hasta el exterior. Se limpió las lágrimas que seguían corriendo por sus mejillas y subió a su Audi. Manejó hasta el aeropuerto, donde tomó un teléfono y le habló a Robert.

– ¿Robert? – dijo sin ganas cuando le contestó. 

– ¿Diga?

– Soy Justin

– ¿Justin? Joder, son las 3 de la mañana. 

– Se fue. – anunció jalando la mucosidad que se asomaba por sus fosas.

– ¿De qué hablas Justin? – dijo Robert con la voz cansada.

– Lincey, me ha dejado.

– ¿Qué?

– Sí… mira, no quiero hablar más de eso, pero quiero pedirte un favor.

– Lo que sea, amigo.

– Necesito que te encargues del negocio unos meses, solo hasta que esté totalmente bien. – le pidió mientras limpiaba las lágrimas que volvían a asomarse por sus ojos. – Me iré tan lejos como pueda. Quiero que empieces a buscar una nueva ciudad donde pueda vivir y acomodar el negocio en un futuro. Pídele ayuda a Francis, ella me conoce desde que entré ahí. Ella sabrá qué hacer.

– Claro, Justin. Pero, no hagas nada que no debas, ¿entiendes?

– No lo haré.

Colgó el teléfono y sin más, sacó su móvil y lo tiró en el primer estante de basura que vio. No quería saber nada de nadie. 

Se coló en la fila para comprar boletos de avión y cuando llegó sintió como las defensas empezaban a traicionarlo con llorar.

– Buenas noches, señor. ¿En qué puedo ayudarlo?

Justin miró hacia atrás, asegurándose de que nadie conocido le hubiera seguido y cuando estuvo completamente seguro de ello, volvió su rostro a la intendente y la miró con tristeza.

– Necesito un boleto para Londres. El siguiente vuelo.

Y como si fuese obra de arte, se prometió volver a comenzar, volver a vivir sin Lincey a su lado, sin el amor de su vida. Se prometió olvidarla, o al menos intentarlo.

Y Lincey, había hecho lo mismo. 

Sex Instructor » BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora