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— ¿Qué es peor? ¿Qué me reconozcan en las calles si no uso este sombrero? ¿¡O qué el sombrero me haga ver la cara redonda y fea!?

Jungkook había sido el primero en despertar, estuvo haciendo unas tomas con su cámara en lo que su Hyung dormía y se preparó para el gran día que prometía ser inolvidable.

Despertó a Jimin con una bandeja de 2 comidas—desayuno y almuerzo—, comieron juntos entre risas, besos y miradas que dicen tanto sin hacer necesarias las palabras.

Todo iba en excelentes términos, hasta que el rubio comenzó a prepararse para salir, y se encontró en conflicto con la imagen que reflejaba el espejo.

— ¡Jungkook, me veo gordo! —lloriqueó, viéndose detalladamente, de lado a lado y de punta a punta. A su parecer, la chaqueta se había achicado y los pantalones le apretaban, y todo era absolutamente incómodo— ¡Comí demasiado, y tú no me detuviste! ¡Maldito!

Jungkook respiró profundo como por trigésima vez en lo que llevaba la situación, estaba a nada de gritarle que se veía perfectamente, que era hermoso, y que, por el amor de Dios, moviera su encantador trasero fuera del hotel o él iba a lanzarse de ese decimotercer piso.

Pero, heroicamente la paz interior estaba resistiendo.

— Eres perfecto, mi amor, todo se te ve bien

— ¡No es cierto! ¡Sólo lo dices para que me apresuré! ¡Pero no saldré de esta habitación viéndome como un puerco!

En el mejor de los casos, hubiera sido de ayuda que trajera otros cambios de ropa y que vistiera lo que lo hiciera sentir mejor... Pero, al ser un viaje corto, sólo había cargado 2 cambios de ropa; el que traía puesto cuando salieron de Seúl y por el cuál se cambió cuando estaban en el avión, el mismo por el que ahora estaba en una crisis.

— ¡Y ni siquiera traje maquillaje para cubrir estos jodidos barros! ¡AH, ODIO TODO!

— Jimin, házme caso —masajeo el punto central de su frente en círculos, no podía perder la paciencia porque todo empeoraría más y no saldrían jamás de ahí— Beb-

— ¡Soy un asco, Jungkook! —apoyó su frente en el cristal frente a él, no tardaría mucho en comenzar a llorar y nadie podría detenerlo.

— Mierda, basta, ven aquí ahora —sin objeción alguna, se dirigió dónde el azabache sentado sobre el borde del respaldar de un sofá.

El corazón de Jungkook se exprimió al tomar su rostro entre ambas manos y ver los ojitos avellanas empañados en lágrimas, y ese letalmente tierno puchero...

— No necesitás maquillaje, no necesitás vestir las prendas más encantadoras, de por sí tu sóla existencia ya lo es. Eres maravilloso sin importar que, eres absolutamente hermoso en todos los sentidos, eres el ser más perfecto que existe en este mundo, Jimin

— Lo dices porque... me amas —murmuró sin dejar de abultar su labio inferior, ahora sus mejillas estaban sonrojadas, y el menor comenzaba a sentir que moría con la imagen devastadora de el pequeño tomatito lagrimoso más lindo del mundo— Los demás pensarán que soy feo y estoy gordo, nada más que un horrible y absoluto asco.

— ¿Cómo esa boquita hermosa puede decir tantas estupideces? —bufó, aún sosteniendo el rostro de su bebé, se puso de pie y le cedió el asiento— Demonios, sí, digo que eres perfecto porque te amo y porque realmente lo creó... —se inclino, besando el bonito pero lastimoso puchero— Mi pequeño Minnie es una completa belleza sin comparación, y no existe mayor verdad que esa.

Jimin suspiró junto a sus labios— Jungkookie...

— Ya, se acabó, no seguiremos discutiendo eso, no hay forma en la que puedas hacerme ver lo imposible —unió sus bocas una vez más, borrando ese puchero con una suave mordida y robando un jadeo al mayor— Tenemos tiempo para hacer lo que tú quieras antes del anochecer, luego es mi turno... ¿qué te gustaría, bebé?

— La pregunta está demás para un fanático de las ¡COMPRÁS!

Dejando en el olvido la crisis, finalmente comenzaron la aventura en Tokio.

La cámara comenzó a grabar dentro del ascensor del hotel, pero Jimin no se dió cuenta hasta que se subieron a un taxi y Jungkook insistió en que viera aunque sea una sola vez hacia ella. Pero, se negó diciendo que no llevaba maquillaje, y que mejor se entreteniera filmando las calles, las personas, el cielo u cualquier otro paisaje.

En pocas palabras, no quería aparecer en cámara porque "se veía feo". Ahora tenía por propósito principal; demostrarle lo precioso y único que era a sus ojos.

Asique, se mantuvo grabando pesé a su negativa. En la mayoría de las tomas le daba la espalda pero aún así Jungkook no podía dejar de pensar en lo deslumbrante que era sin tener intenciones. O sea, ¿cómo una persona que solamente está caminando, puede verse tan etéreo? Sólo Jimin, tan maravilloso e inigualable.

Después de un rato de caminata, empezó a ceder, se giraba y dejaba que lo grabará abiertamente, sonreía y hacia cosas graciosas.
No encontraba otro modo de agradecerle lo que estaba haciendo por él, más que disfrutarlo, olvidarse de las responsabilidades y demostrarle lo bien que se sentía haciendo esto... haciéndolo juntos. Desde luego que sería un viaje inolvidable, y que mejor que guardar los recuerdos en un vídeo; que en el futuro lo verían una y otra vez.

Y no sólo ellos, millones de personas que caerían en cuenta de su tan lindo amor.

〃GCF In Tokyo〃KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora