s e v e n 🐾

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Jungkook no es un aficionado a las salidas, a ir de compras, u mezclarse en cualquier tipo de actividades ordinarias que las personas hacen con normalidad.
Sin embargó, ahí estaba, acompañando a su pequeño novio en su travesía por todas las tiendas de Tokio que se le cruzaban a la vista.

Jimin estaba en extremo entusiasmado, modelaba para él con toda prenda que llamaba su atención, hacía alguna que otra tontería frente a los espejos sin importarle en lo más mínimo las miradas ajenas, solamente estaba enfocado en aquella sonrisa amplia detrás de la cámara que se ensanchaba un poco más con cada una de sus ocurrencias.

Se sentía tan agradecido por todo lo que hacía por él, comenzando con la planeación del viaje y el hecho de que estaba a su lado cuando fácilmente podría estar disfrutando de su último tiempo de descanso antes de las próximas actuaciónes.

Sentía que necesitaba hacer algo para Jungkook, algo con que demostrarle cuán invaluable era el gran cariño que le otorgaba.

Sentía que necesitaba hacer algo para Jungkook, algo con que demostrarle cuán invaluable era el gran cariño que le otorgaba

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— ¿Puedes decirme dónde vamos?

Aprovechando el privilegio de que la primer mitad del día harían lo que él quisiera, como el mismo Jungkook había dicho. Obligó a el menor a apagar la cámara y seguirlo ciegamente.
En principio había accedido sin problemas, luego comenzó a preocuparse cuando paso un largo rato caminando detrás de su Hyung y las calles parecían ser la mismas que habían pasado con anterioridad, como si estuvieran caminando en círculos.

— ¿Siquiera sabés dónde vamos, Jiminnie?

— El comerciante me dió las instrucciónes, es por aquí... supongo —ese "supongo" le daba mala espina, y es que ninguno de los dos conocía las calles de Japón y el sólo pensar en terminar extraviados era terrible.

Finalmente, y luego de mucha caminata, se encontraron en lo que parecía un pequeño y elegante centro comercial. Jimin guío a Jungkook hasta lo que a simple vista era una joyería, más no tardó en sentirse inquieto cuando el mayor lo arrastró emocionado al interior y comenzó a cuestionar a la chica del mostrador por un par de anillos.

— Mo-Mochi —por alguna curiosa razón sus manos empezaron a sudar, le aterraba saber lo que estaba pasando por la cabeza de Jimin en ese momento, porque se hacía una idea y estaba seguro de que se desmayaría si en verdad ocurría.

El rubio se dió cuenta de su incomodidad y de como su rostro se tornaba palido,— ¿Te falta el aire, cariño? —bromeó, sonriendo divertido.

— C-creó que tomaré asiento...

No es como que le atemorizara el compromiso formal... Bueno, sí. Le aterraba.

Sentía que era un paso en extremo importante, y él no tenía el deseó de apresurar las cosas con su Hyung. Le gustaba como iba todo hasta el momento, cada uno tenía su tiempo y con sigilo buscaban el momento adecuado en su agenda para compartir un rato juntos.

〃GCF In Tokyo〃KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora