Los diferentes pergaminos se extendían por la amplia biblioteca de Taehyung. Suspiró. Su tiempo libre era eso: leer y leer. A veces le gustaba volver a los pergaminos que tenía desde ya hace varios milenios, otras eran los libros de tapa dura, y otras las historias que encontraba en su memoria de alguna vez que escuchó a algún humano contar.
—¿Otra vez leyendo, TaeTae?— la melodiosa voz de su amigo se escuchó por todo el lugar. El nombrado sonrió.
—No tengo mucho que hacer, Jiminie— lo volteó a mirar—. La mayoría de mis tareas ya fueron hechas.
—Siempre tan eficiente— le acarició los largos cabellos con ternura—. El Jefe me ha comentado que los cielos han estado algo tranquilos.
Taehyung sonrió.
—Sí, no hay mucho que pueda hacer con mi ejército, ¿sabes?— rió— En cambio tú debes estar lleno de trabajo.
—Ni que lo digas— suspiró—. Pero Yoongi y Seokjin me ayudaron un poco.
El rubio lo miró.
—Jiminie, ¿hiciste trampa?— se burló. Los verdes ojos del contrario se abrieron amplio.
—¡Claro que no! Solo es que estaba algo agobiado— las mejillas regordetas se colorearon en rosado y su amigo no pudo evitar soltar una pequeña risa—. ¡Ya! No sabes lo duro que es ser el mensajero celestial.
—Me lo puedo imaginar.
El pelirrojo gruñó dándole la razón a su amigo. Iba a decir algo más cuando el sonido de una campana resonó en la biblioteca.
—Uh, odio cuando pasa eso mientras me visitas— se quejó Taehyung.
—Bueno, mis minutos libres se acabaron— sonrió de medio lado. Extendió sus alas y se elevó un poco sobre el suelo aún mirando a su amigo—. Algún día pediré vacaciones.
—Como si esas cosas pasaran— se burló su amigo antes de recibir un pequeño empujón por el viento dado por las alas de Jimin—. Vete ya, el Jefe espera.
Con una sacudida de manos y unos besos al aire, el pelirrojo se fue, dejando solo de nuevo al ángel.
No tenía mucho que hacer, si era sincero. Todos los días, cada siete horas, daba una revisada a los humanos y volvía, encontrando innecesario enlistar a sus tropas con algún problema terrenal de lo más banal.
Pero, a veces, cuando nadie lo veía, ni siquiera el mismísimo Jefe de los cielos, se escapaba a ese lugar entre el cielo, la Tierra y el infierno. Ese lugar en donde podía disfrutar de los placeres que no tenía necesidad de sentir en el cielo, pero que quiso experimentar cuando tropezó por accidente y cayó allí.
Oh, todo había empezado a florecer tan de golpe que no sabía muy bien cómo controlarlo. Eran sensaciones abrumadoras, casi demoníacas, si se le permitía comparar. Por lo que, en su siguiente vuelta después de tal tropiezo, decidió que era buena idea buscar a alguien de ese mundo tan banal que tal vez podría explicarle y ayudarle con lo que sintió aquella vez.
Fue ahí donde vio a Jungkook.
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NEFILIM - KTH & JJK
Short StoryUn arcángel, un mortal. Ambos se encuentran en el limbo del deseo donde no hay consecuencias... Pero cuando vuelven a sus mundos, donde todo lo que una vez evitaron se hace realidad, la Tierra y el cielo verán una creación que nunca existió... hast...