AETERNUM: El final de lo infinito

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—Haneul ven aquí— rió Jungkook mirando a la pequeña niña de tres años corretear por el prado junto a los altos girasoles—. Te tengo una sorpresa— y eso llamó la atención de la pequeña.

La hermosa niña de rubios cabellos y ojos de cordero corrió hacia su padre mientras reía.

Jeon Haneul era una niña muy feliz.

Corría cada mañana por las diferentes praderas a las que su padre la llevaba, comía cosas muy ricas y nunca, nunca se cansaba.

Era un manojo de energía que no paraba de saltar de aquí para allá, de descubrir cosas nuevas y de crear otras más.

Jeon Haneul amaba mucho a su papá.

Era la luz de sus días, la adoración de sus pensamientos, el refugio de sus noches.

Lo era todo para ella. Y por eso siempre hacía lo que él le decía con una gran sonrisa, porque le encantaba ver a su papá sonreír, le hacía acordar a esos conejitos que veía cuando las flores se tornaban rosas.

—¿Qué es, papi?— balbuceó emocionada una vez llegó a él en pocos pasos.

Jungkook aún no se acostumbraba a que su hija tuviera ciertas capacidades que ni él mismo podía controlar.

—Adivina quién está aquí— canturreó alzando a su pequeña y dándole un beso en la nariz.

—¡Ángel! ¡ángel!— exclamó emocionada escurriéndose de los brazos de su padre con tanta fuerza que lo dejó sin aire.

Jungkook tardó algunos segundos en recobrar la respiración y corrió por donde había ido su hija.

Dios, esa niña no se cansaba nunca.

—¡Haneul no vuelvas a ha-! Hola— se interrumpió con una sonrisa al ver a Taehyung sosteniendo a su hija en brazos.

—¡Ángel bonito! ¡bonito, bonito!— canturreaba la pequeña pasando las manos por todo el rostro del mayor.

Ambos hombres rieron.

—Y tú una niña mucho más bonita— la halagó cogiendo las manos pequeñas y besándolas con ternura—. Ahora voy a saludar a tu papá, ¿de acuerdo?

La pequeña asintió contenta mientras se acomodaba en el pecho del contrario, recostando su cabeza en el ancho hombro y cerrando los ojos gustosa.

Taehyung se acercó al humano que lo veía con una sonrisa dulce que él devolvió, y cuando estuvo frente a él lo envolvió con su brazo libre antes de darle un casto beso en la frente.

—Hola, conejito— saludó cuando sus miradas conectaron.

—No en frente de la niña— regañó arrugando su nariz—, ahora me dice así cuando se acuerda.

El mayor soltó una carcajada y volvió a besar la frente de Jungkook antes de separarse.

—No puedes culparla, sí pareces un conejito— rió—. Ahora dame un beso.

Jungkook rodó los ojos pero se inclinó para unir sus labios con los del ángel. Se quedaron varios segundos besándose cuando la pequeña Haneul se movió.

Ambos mayores se separaron y se miraron con sonrisas cómplices.

Jungkook vio a su hija con los ojos cerrados ya dormida en el hombro de su otro padre y suspiró con ternura.

—Se durmió.

Taehyung sonrió y la acomodó mejor en sus brazos.

—Voy a llevarla a la cama y luego podremos estar juntos— y dando un corto beso a los labios entreabiertos del pelinegro, se dirigió a la habitación de la pequeña.

NEFILIM - KTH & JJK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora