Capítulo veintiséis: Combustión

1.2K 185 32
                                    

La canción es dolorosamente corta y eso me causa conflicto. pido perdón.

Shotaro siempre le tuvo cierta aversión a la palabra amor hasta que lo experimentó en carne propia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Shotaro siempre le tuvo cierta aversión a la palabra amor hasta que lo experimentó en carne propia. Toda su niñez creyó que lo golpearía como un rayo golpea a un árbol en medio de un campo vacío. Sin embargo, fue tan sutil que al darse cuenta soltó un par de carcajadas histéricas sin poder creer que lo que realmente sentía era algo parecido al amor que había idealizado por años.

Creció tan discretamente de él que era demasiado tarde cuando lo tenía con la mejilla contra el suelo mientras le pisaba la cara con brutal fuerza. Asustaba e intimidaba el poder que ejercía sobre él. Con el tiempo aprendió a lidiar con su presencia mas no con su fuerza.

Actualmente, era solo con quien compartía vivencia y conversaciones inciertas en las madrugadas frías y solitarias o en las que desbordaba esta emoción al sentir un brazo rodearle y una cabellera negra esparcida por la almohada a su lado. Incluso cuando su cuerpo ardía entero y su mente se quedaba en blanco dejando que las sensaciones lo abrumaran haciéndolo ajeno a nada que no fueran las manos sosteniéndole y acariciando su piel como porcelana fina.

En cada suspiro, jadeo, sollozo, grito o risa. Vestigios de amor navegaban con ellos por el aire, impregnándolo de una sensación única para cada quien. Pero así como daba también quitaba y Shotaro solo podía asegurar que era lo justo aunque a veces no le gustara las decisiones que tomaba por él.

Su mente siempre había sido un lío y eso le molestaba. Siempre incapaz de tomar decisiones, pensando constantemente en el "pero y si...". Era realmente cruel lo mucho que podía llegar a lastimarse a sí mismo de solo pensar un poco y todo lo demás eran solo hilos e hilos de pensamientos yendo a los confines más oscuros de su propia existencia. Cuando creía saber algo al poco tiempo ya no estaba seguro.

—¿En qué piensas? —preguntó Jeno de repente. Ambos estaban acostado en la cama del mayor en sentidos contrarios. Jeno tenía la cabeza sobre las almohadas mientras que la de Shotaro colgaba de la orilla de la cama. Todo se veía de cabeza, algo así como una representación de como se encontraba su mente.

—En nada y todo al mismo tiempo. Es horrible —contestó apretando los ojos incómodamente. Comenzaba a ver puntos blancos destellar, quizás era momento de levantarse.

—Bueno, eso es común en ti. ¿Se debe a algo en específico en esta ocasión? —le lanzó una almohada cuando comenzaba levantarse, golpeándole directamente en la cara. El japonés arrugó la nariz.

—Si no te enojas te digo —se sentó en la cama, sentándose en estilo indio. Jeno enarcó una ceja pasando sus brazos por detrás de su cabeza para apoyarse en ellos.

—Ahora estoy intrigado —sonrió. Shotaro asintió sin entusiasmo, abrazando la acolchada almohada entre sus manos.

—A Sungchan —declaró sintiéndose extraño. Jeno no parecía extrañado ni molesto. La sonrisa pasó a una mueca de ligera angustia, soltó una risa.

save your tears ; sungtaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora