Capítulo doce: Solitud

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A Shotaro no le asustaba la obscuridad o las arañas en las esquinas del techo de su habitación, tampoco los monstruos que su madre alguna vez le aseguró podían asecharle por las noches cuando se comportaba mal de niño

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A Shotaro no le asustaba la obscuridad o las arañas en las esquinas del techo de su habitación, tampoco los monstruos que su madre alguna vez le aseguró podían asecharle por las noches cuando se comportaba mal de niño. A Shotaro le asustaba su propia mente y lo que podía hacerle cuando el silencio dominaba el cuarto. No era un lugar bonito para estar cuando constantemente estaba en contra suya; de cierta forma había aprendido a ignorarla sin embargo aquel día era más ruidoso que nunca.

Shotaro abrazó la almohada en su cama y llevó la manta pesada hasta su cuello donde se aseguró que el frío soplando en su espalda no pudiera alcanzarle más. Miró la ventana donde el cielo comenzaba a teñirse de un lila agradable que pronto se convertiría en azul claro y finalmente a naranja una vez el sol saliera de su escondite. Parpadeó tratando de alejar el dolor de sus ojos y su cabeza debido a la falta de sueño.

Se dio la vuelta, buscando una posición cómoda para al menos intentar dormir un poco. Su mente tenía otros planes, llenándole los pensamientos de la discusión que había sucedido hace casi ya un mes. Cerró los ojos, soltando un suspiro cansado, mas eso no fue suficiente. Sus ojos se cerraron y su mente trabajó el doble de rápido.

—Cállate, cállate, cállate —murmuró poniendo sobre el costado de su cabeza la almohada que supuestamente debía brindarle comfort. A Shotaro solo le estaba causando dolor en el cuello y la cabeza.

Sus pensamientos se desviaron ahora afirmándole la soledad que tanto despreciaba y le hacía llorar hasta que su garganta ardía y sus ojos picaban. "No tienes amigos", decía. "Eres despreciable y nadie realmente te aprecia o te quiere a su alrededor" agregaba. "Solo eres la burla de todo el mundo."

La alarma en su celular sonó tan estrepitosamente que no pudo evitar dar un respingo en el colchón; sin embargo eso fue la motivación para apagar su mente y concentrarse en lo que debía hacer. La vida rutinaria a la que se había aferrado.

Miró la fecha en la pantalla de su celular, dándose cuenta que únicamente dos días lo separaban de su cumpleaños. Parpadeó, sorprendido por lo rápido que pasó el tiempo, empeorando un poco cada día que avanzaba en el calendario. Shotaro deseaba con desesperación que las vacaciones de invierno comenzaran y entonces podría alejarse de todo aquello que le amargaba, por lo menos un tiempo.

Apartó las mantas de golpe, causándole un escalofrío ante la repentina falta de cobijo. Sus pies pisaron el frío piso de madera que agravó el frío en los huesos del japonés. Una mañana helada y melancólica le saludaba. Tembló.

Caminó tallando sus ojos hacia la pequeña cocina que poseía y llenó la cafetera con agua para posteriormente activarla; se acomodó contra la cubierta mientras esperaba a que hirviera y poder preparar el café que tanto necesitaba. Se dedicó a mirar su celular durante aquel tiempo, encontrándose con un par de mensajes.

"Shotaro, por favor hablemos. Odio que se hayan quedado las cosas así." Por supuesto Sungchan no entendía una mierda. Lo borró.

"Hey, no hemos sabido nada de ti en todo el fin de semana, ¿estás bien?" Miró la fecha del mensaje de Kun, lo había mandado el domingo en la noche.

save your tears ; sungtaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora