Extra #1: Cimientos

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Mark y Yuta

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Mark y Yuta

Mark siempre fue alguien que se consideró romántico. Quizás hasta el punto donde podría ser acusado de idealizar dicho sentimiento, pero es que en su defensa creciendo en Canadá las películas románticas americanas eran lo que tenía al alcance. Recordaba haber visto con emoción todas las películas habidas y por haber mientras su madre le acariciaba el cabello con delicadeza o compartían un plato de palomitas acarameladas.

Nunca entendió su inclinación por el género ni por qué anhelaba tanto sentirse en una película a medida que iba creciendo. En algún punto se había vuelto su obsesión, llevándolo a sentir que nunca sería merecedor de una historia como aquellas que le hacían suspirar como idiota.

Con el tiempo había aprendido a diferencias de lo que veía en Hollywood y lo que sucedía en la vida real, tratando de ocultar toda esa naturaleza pegajosa y soñadora que tenía en cuanto entraba a una relación. Demasiado idealista, demasiado expectante, simplemente demasiado.

Hasta que conoció a Yuta. Las cosas con Yuta sucedieron de una manera tan extraña que hasta cierto punto Mark no estaba seguro de donde pararse respecto a su situación con el muchacho. Porque sí, Yuta lo hacía sentir bien, lo hacía sentir como el personaje que salía a la calle y mágicamente todos comenzaban a bailar y cantar a su alrededor compartiendo la felicidad en su cuerpo. Le hacía sentir que todo aquello que había pensado solo era real en películas taquilleras de gran presupuesto.

Sus cabellos negros y mechones verdes siendo movidos por la ligera brisa al otro lado del pasillo mientras el chico caminaba riendo mientras conversaba con alguien era una imagen que a Mark le quitó el aliento. Algo a su alrededor ralentizó el tiempo y todo se cerró a su cabellera llamativa y rostro alegre. Y justo como en las películas que tanto amaba, el mundo parecía ligeramente más colorido y brillante. 

—Mark, ¿nos vamos? —alguno de sus compañeros le llamó y su vista fue arrancada del chico. Sin embargo, la ganas de mirar le ganaron regresando sus ojos a Yuta, quien captó su mirada en el acto. Jadeó, asustado y se alejó con prisa evitando el escrutinio del mayor, intentando ignorar el rubor formándose en sus mejillas.

Oh y como cambiaron las cosas a partir de ese día. 

Yuta poco a poco comenzó a hacerse un espacio en su vida que en ningún momento esperó. Antes de que se diera cuenta se encontraban intercambiando números, luego teniendo conversaciones de horas hasta que alguno de los dos se quedaba dormido con el celular en la oreja. Y pese a que nunca definieron la naturaleza de su relación, en realidad Mark sabía que Yuta le correspondía de la misma forma. Estaba viviendo la película perfecta. 

Claro que le daba miedo que se acabara en algún punto, como solía suceder con las historias de amor reales. A veces pensaba que le gustaría un poco más de lo que tenía. ¿Estaba siendo muy ambicioso?

save your tears ; sungtaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora