Capítulo dos: El mensaje

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Lo único que en este momento necesita es hundirse en la tierra y ser escupido en algún punto de Europa donde en el campo se pueda perder eternamente entre los árboles y simplemente dejar de existir mientras su cuerpo se disolvía con el cielo estre...

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Lo único que en este momento necesita es hundirse en la tierra y ser escupido en algún punto de Europa donde en el campo se pueda perder eternamente entre los árboles y simplemente dejar de existir mientras su cuerpo se disolvía con el cielo estrellado sobre él. Sintiendo el viento soplar contra su piel y el césped picando sus pies, así simplemente dejaría de existir.

Sip, definitivamente estaba pasado de copas. Shotaro repitó aquella imagen mental de nuevo en su cabeza mientras sostenía entre sus puños algunos trozos de pasto que había arrancado en un momento de oscuridad en su mente debido al alcohol navegando por su torrente sanguíneo. No importa cuantas veces se repitiera que ya no debía tomar, le era algo imposible negar alguna botella de vodka.

—Ugh —se quejó dejándose caer sobre el césped, su cabeza dando vueltas, sus pensamientos volviéndose borrosos. Maldijo a Jeno en su mente—. Vamos a casa de Hendery, será una reunión pequeña —repitió con molestia.

Movió sus manos en círculos, sintiendo la textura rugosa de la vegetación sobre la que su ebrio ser estaba postrado. Sus oídos de alguna forma alejaron el sonido de las risas y los gritos de los amigos de Hendery. Una sombra tapó su vista del cielo completamente vacío.

—¿Ya estás muerto tan pronto? —preguntó Jeno sentándose a su lado.

—Yo no vine a hacer amigos, Jeno. No sé por qué me trajiste —dijo levantando las manos al aire y moviéndolas en círculos justo como lo hacía en el césped. Jeno aguantó una risa.

—Por supuesto. Te traje porque eres mi amigo y necesitas divertirte —miró al muchacho borracho acostado en el suelo bajar las manos, colocarlas sobre su pecho y darle una escrudiñada seria.

—Claro —bufó volviendo a centrar su atención en el cielo.

—Muy bien, gruñón. No te vayas a mover de aquí, ya casi nos vamos —dijo levantándose palmeando suavemente la pierna de Shotaro.

—Muyyy bien, señor Lee de Wong —respondió sin realmente prestar atención. Jeno soltó una carcajada fuerte.

—Oh Dios, me gustaría que Shotaro ebrio fuera el Shotaro diario —se alejó alegremente confiando en que Shotaro se quedaría ahí.

Shotaro se puso a tararear una canción al azar que por alguna razón no recordaba el nombre o a qué le recordaba, solo sabía que le gustaba por alguna razón. Se encargó de repetirla un par de veces tratando de traer a su memoria la letra.

Please don't see... —cantó entre dientes, con sueño, sintiendo de repente el césped como la cama más cómoda de la tierra. Tomó un poco de aire para continuar cantando, sin embargo una notificación llegó, asustándole e interrumpiendo su tranquilidad.

Shotaro sacó el celular de su bolsillo delantero derecho y desbloqueó el aparato, teniendo que cerrar los ojos un momento debido a la fuerte luz de este. Parpadeó un par de veces antes de leer el mensaje.

save your tears ; sungtaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora