Capítulo dos

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Cinco largos años transcurrieron, Seungcheol y Jeonghan tenían ya un cachorro llamado Chan, al que adoptaron debido a que Jeonghan no podía tener hijos propios; en un principio creyeron que los ancianos pondrían excusas para aceptarlo, pero terminaron concediendo el que ambos criaran al bebé como propio. Aunque para todos parecía que el matrimonio Choi era perfecto, nada más lejano a la realidad. Tuvieron que insonorizar cada habitación de la casa del alfa, incluso la habitación de Chan, por alguna razón, luego de la partida de Joshua algo se resquebrajó entre la pareja. No dejaban de pelear, tenían que actuar frente todo el mundo, simulando que todo estaba bien. Seungcheol tenía pocas ganas de convivir con su esposo y Jeonghan exigía tanta atención que se volvía insoportable.

Las madres de ambos estaban preocupadas, ¿cómo era posible que de un momento a otro sus hijos parecieran extraños? Parecía que se odiaban. No había equilibrio entre ellos, sus personalidades chocaban a tal punto que no parecían conocerse de toda la vida.

Todo se vino abajo cuando de un momento a otro fueron atacados por un grupo de rebeldes, y aunque se llevaron la victoria y acabaron con los atacantes, las habilidades de curación de los doctores no era la mejor. Ante la preocupación sobre las vidas de muchos de sus guerreros, Seungcheol pidió el consejo de los ancianos y de la manada. Y aunque pedir ayuda a las manadas con las que tenían alianza era la respuesta, no estaban seguros de qué tanto confiar las vidas de los suyos a alguien ajeno.

-¿Por qué no llaman a Joshua de vuelta?- preguntó Hansol, el hermano menor de Seungcheol- él es un doctor famoso en la manada del este, hace un año ellos también sufrieron un gran ataque y Joshua fue clave para que las bajas fueran mínimas.

Seungcheol y el resto se sorprendieron de ello, ¿Joshua? ¿Su amigo Joshua que siempre llevaba consigo banditas por si algún cachorro se hería?

-¿Tú cómo sabes eso? No me fue informado al respecto- comentó Cheol con duda.

-Mi novio es enfermero en el hospital de allá, él me comentó lo impresionado que estaba de las habilidades de Joshua y cómo en poco tiempo se volvió el doctor líder de la manada, y como no querían que se supieran que estaban en una posición vulnerable, no anunciaron nada.

Ante lo dicho por el menor, los ancianos estallaron en furia, ¿cómo era posible que la manada del este se atreviera a colocar en un puesto alto a uno de los suyos como si nunca fuera a volver? Era necesario que el alfa Choi llamara al alfa Kim para que les devolviera a su valioso miembro de la manada.

El alfa Kim Namjoon estaba furioso, ¿cómo se atrevían a llamar a Joshua como si lo que le hicieron no hubiera sido nada? Pero no podía hacer algo al respecto, el acuerdo de transferencia especificaba que Joshua estaría en su territorio hasta que fuera convocado de regreso a la manada del oeste, y estaba obligado a permanecer en sus tierras de origen, a menos que Joshua se enlazara con un alfa o un omega del este. Cuando informó de la noticia, no pudo observar alguna expresión en quien se volvió un miembro importante de los suyos; simplemente preguntó cuándo tenía que regresar. Namjoon esperaba que todo saliera bien, porque definitivamente el alfa Choi y su pareja iban a necesitar toda la suerte del mundo.

Joshua miraba su lugar de nacimiento de otra manera, las calles se veían tan distintas, más tranquilas que la conglomerada ciudad del este. Mientras aquí todavía podía ver cachorros jugando en la calle, en la manada Kim los cachorros tenían lugares específicos para ello. Era muy silenciosa, a diferencia del ruido de autos, cuyo número también era muy distinto a lo que se acostumbró durante cinco años. Y tampoco podía olvidar el hecho de que los ancianos le prohibieron regresar para el entierro de su madre; limitaron sus interacciones luego de su partida; controlaban sus llamadas, muchas veces el correo se perdía y nunca fue capaz de ver su rostro nuevamente; ellos estaban molestos en que ella no le obligara a emparejarse. Su pobre madre enfermó de tristeza, ya no tenía a su hijo, a su amado esposo, no tenía nada; el asedio y acoso de esos bastardos fue tanto que un día no pudo más y terminó con su vida. Joshua no comió ni durmió durante días, enfermó al grado de también querer morir. Ni siquiera Namjoon logró convencer a Seungcheol de que le permitieran regresar a despedirse de ella. Si no hubiera sido por el esfuerzo del omega a su lado, seguramente no hubiera estado vivo en ese momento.

Sin notar el bajo ánimo de su amigo, Seungkwan saltaba sobre su asiento, no sólo por ver a su lindo novio, sino también porque era la primera vez que actuaba como enfermero de emergencias y estaba emocionado, era el omega enfermero más joven de su generación y el ser elegido para una tarea importante lo tenía flotando sobre las nubes.

-¿Ya casi llegamos?- preguntó sacudiendo al mayor con insistencia.

-Ya, ya estamos aquí- respondió con una sonrisa mientras señalaba por la ventana. Frente a ellos dos, un alfa miraba seriamente al doctor, le habían encargado actuar como guardaespaldas de esos dos, y aunque no era algo difícil, ya tenía una idea de lo que sí podría crearle muchos problemas.

-Bienvenidos- saludó Seungcheol estirando sus brazos para que su mejor amigo se acercara a abrazarle; por alguna razón tanto él como Jeonghan se encontraban de mejor humor desde que supieron que Joshua regresaría. Llevaban algunos días sin pelear, incluso eran tan cariñosos como lo fueron hacía algunos años. Ambos se vistieron lo mejor posible, no todos los días volvían a ver a su mejor amigo de toda la vida luego de cinco años sin mantener comunicación. Aunque ciertamente, para esos dos el cómo sucedieron las cosas se veía muy distinto en comparación de cómo se veía en la mente de Joshua.

-Alfa Choi- respondió parcamente Hong haciendo una inclinación de noventa grados frente a él, no es que le tuviera respeto, pero al ver sus intenciones, la mejor manera de responder dejando claro su desagrado era usando las más altas formalidades. Seungcheol sorprendido bajó sus brazos mientras una presión en su pecho se hacía presente, ¿por qué su amigo no le abrazaba? ¿No los extrañó?

-Sean bienvenidos a la manada, al parecer traes compañía- trató de interceder Jeonghan para aligerar el extraño ambiente que se había formado, si Joshua no reaccionó bien con Seungcheol, seguro que con él sí.

-Pareja del alfa- realizó también una inclinación, y sin cambiar el tono prosiguió- él es Seungkwan, enfermero principal de la manada y él es Wonho, elegido como nuestra guardia durante nuestra visita- sus palabras también dejaron mudo a Jeonghan, ni siquiera pronunció su nombre, le había presentado de la manera más formal e insípida de todas.

-¡Seungkwan!- un grito a la distancia llamó la atención de todos, el joven Choi llegaba corriendo para ver a quién era el amor de su vida, Kwan al verlo no pudo evitar tirarse sobre él.

-¡Vernonie!- el amor joven era maravilloso, Joshua sentía tantos celos sobre la pareja en esos momentos. Después de tener roto el corazón de muchas formas, era difícil conseguir ser feliz.

-Será mejor que vayamos al hospital, para que empecemos de una vez- la voz de Joshua regresó al alfa de sus cavilaciones; la pareja líder guio a sus visitantes mientras trataban de mantener al tanto de todo a Joshua, pero él sólo se centraba en preguntar sobre el trabajo que tendría que hacer. Y también estaba el hecho del guardia, aunque Seungcheol fue avisado de ello y era una práctica común, el alfa llamado Wonho le daba mala espina.

Al llegar al hospital, Joshua y Seungkwan se pusieron manos a la obra, dejando atrás a Jeonghan y Seungcheol sin dudar. Los dos mayores estaban impresionados al ver la profesionalidad de su mejor amigo; al verlo vestido con su bata y con un estetoscopio en el cuello llegó a sus mentes el recuerdo de un pequeño Joshua jugando a ser cómo su padre, dándoles curitas y besos sanadores. Pero ya no era el cachorro tierno o aquel adolescente delgado y alegre; ahora era un hombre sumamente atractivo. Su cabello rubio peinado hacia atrás lograba que se viera arrebatador; su cuerpo se estaba esculpido y su piel era perfecta. Todo él era perfecto. Y sin saber cómo o por qué, Seungcheol y Jeonghan querían un pedazo de eso. 

Rompiendo la voluntad del betaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora