Capítulo seis

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Los días eran lentos, para Joshua el tiempo, los minutos, días y noches dejaron de tener sentido. Jeonghan tenía la tendencia de llenarlo con sus hormonas, impregnarlo a modo de decir que lo "amaba"; a Seungcheol no le agradaba mucho, ya que en ocasiones el aroma del omega era más fuerte y se sentía un poco dejado de lado, pero Jeonghan le insistía en que estaba exagerando y que él por ser omega era más fácil de impregnar a un beta, que él siendo alfa, ya que su cuerpo estaba diseñado a responder al cien por ciento por un omega; absurdamente Seungcheol le creía.

El tiempo pasó, su cuerpo se había acostumbrado a usar la delgada bata sobre su cuerpo. Poco a poco su presencia se hizo más notoria en la manada, algunos lo veían caminar de la mano con Chan y justo detrás de ellos estaba Mingyu actuando como el guardaespaldas de la nueva luna. Era como una especie de visión, su belleza se veía etérea, tan sublime, como si fuera a desaparecer en cualquier momento. Los cachorros se acercaban y les sonreía cálidamente, ganándose sus corazones. Los omegas le daban regalos, los betas le admiraban por sus proezas profesionales como dándoles esperanza de que había algo más para ellos y los alfas suspiraban deseando a alguien así como su pareja.

Todo estaba en armonía, era perfecto. Los fines de semana se reunían en el jardín para tener un desayuno en "familia", Joshua se encargaba de cortar la fruta para Chan, mientras que Seungcheol y Jeonghan interrumpían sus charlas sobre la situación de la manada para observar la bella vista frente a sus ojos. En ocasiones Joshua actuaba como si hubiera aceptado su papel en la vida, a veces tomaba sus manos tímidamente, o lo que ellos consideraban que era timidez y les pedía alguna cosa en especial; tal vez un postre o un libro, tal vez cosillas para su kit de tejido y ellos con gusto de lo daban. Durante los días ocupados entre semana Mingyu se encargaba de vigilar al beta y de informar todo a la pareja, todo era tranquilidad que se confiaron, se confiaron en que ya nada malo pasaría.

Joshua muchas veces tuvo que ceder a Seungcheol y Jeonghan, actuar cómo ellos querían, necesitaba que bajaran la guardia, no en balde soportó tener que actuar como si los amara, buscando estúpidos pasatiempos para fingir que era la pareja perfecta, incluso tuvo que agradar a los idiotas de la manda, para él nadie de ellos era importante, la última persona que le importaba de la manada Choi era el pequeño Chan ya que su madre no estaba viva; ¿Seungkwan? Él podía hacer de su vida lo que quisiera, con regocijo veía cómo Mingyu detenía sus intentos de hablar con él, porque sí, luego de comenzar a aparentar el omega quiso regresar a su lado, pero no lo permitió, hizo pensar al alfa de la manada y a su hermano que él era una influencia negativa en sus avances, recordándole a su vieja manada que "se atrevió a alejarlo de su hogar", sólo cruzarían palabras hasta el otoño, cuando Boo finalmente se uniera a Vernon, pero para ese entonces, Joshua ya no estaría ahí.

Todo fue planeado cuidadosamente, logró obtener un celular de uno de los tantos admiradores de la nueva luna, con el cual se mantuvo en contacto con Namjoon, no le pidió asilo ya que sería ponerlo en dificultades, pero sí aceptó en ayudarlo a escapar para luego él buscar un lugar dónde pudiera vivir tranquilo junto a su cachorro, porque Chan era su cachorro, de nadie más.

Era el día del festival de la manada, celebraban la conformación y poder de la misma, durante la mañana Seungcheol y Jeonghan estarían ocupados, a ellos los convenció de terminar su trabajo para que al mediodía pudieran ir a pasear juntos como la familia que eran, que Mingyu los cuidaría a él y a su hijo; lo que el alfa y el omega no sabían era que Mingyu no estaría disponible ese día, ya que lo pasaría con Wonwoo y sus cachorros, con una sonrisa convenció al tonto de Kim de que él avisaría de ello al alfa de la manda. Nadie más en la mansión, los trabajadores y demás ejecutores se encontraban en la ciudad apoyando en los preparativos.

Joshua encontró así su oportunidad de ser libre, tomó una mochila y guardó todo lo necesario para vivir por un tiempo tranquilamente: algo de dinero, un par de prendas suyas y de Chan, un nebulizador de aroma para que fuera difícil encontrarlo o seguirlo, así como un par de frutas y jugos para tomar como refrigerio; con esperanza renovada tomó en sus brazos a Chan que sostenía con firmeza su dinosaurio de juguete y salió al bosque para buscar a Namjoon. Se verían en un claro cerca del kilómetro 20 de la carretera, los estaría esperando con un auto para irse de ahí rápido. Cuando llegaron no había señales de Namjoon, esperarían un poco, todavía era temprano. Se sentaron tranquilamente bajo un árbol, tomó una caja de jugo de la mochila y la entregó a su hijo. A los pocos minutos un auto se acercó, deteniéndose a pocos metros. La figura conocida de Namjoon no se hizo esperar, por fin, libertad. Con alegría subió al auto y sentó Chan en sus piernas, poco a poco se alejaban de las tierras de la manada Choi. El viaje era largo, su amigo decía que los llevaría a un lugar seguro para pasar unos días ahí. El cielo fue cambiando lentamente de color, hasta ponerse naranja, tanto el cachorro como el beta se quedaron dormidos abrazados por el cansancio. Namjoon no pudo evitar mirar con lástima a Joshua, sabía que tendría perdón por lo que iba a hacer, pero tenía que pensar en el bienestar de su manada.

Unos abrazos alejar a Chan de él despertándolo, poco después vio cómo Hoshi lo sacaba con rudeza del auto; no lo entendía, se suponía que era libre ya, ¿cómo lo habían encontrado? Todavía confundido miró a su alrededor, dándose cuenta de que estaba de regreso en la mansión del alfa. A lo lejos, Namjoon estrechaba la mano con Seungcheol. Joshua se dio cuenta de lo cruel que era la vida, no podía confiar en nadie.

Fue llevado a una celda ubicada cerca de los terrenos del alfa, era sabido qué significaba eso, sería torturado. Unos grilletes en sus brazos lo sostuvieron de lo alto y sus piernas fueron amarradas con fuerza. Mingyu lo miraba desde afuera con decepción, en verdad el beta le agradaba, creyó que eran amigos.

Fuertes pasos resonaron indicando que el líder estaba llegando. El rostro de Seungcheol estaba deformado por la furia, no sólo Joshua se atrevió a huir, sino también intentó llevarse a su heredero, a su hijo. Agradecía que Namjoon hubiera pensado mejor las cosas y decidiera regresar a su pareja a donde pertenecía. Aunque eso no evitaría el castigo que fuera a recibir. En la mansión, Jeonghan se encargaba de Chan, que se mostraba reacio e intranquilo, nadie podía controlarlo, sólo gritaba por su padre una y otra vez; tuvo que llamar a Wonwoo para que le diera algo para tranquilizarlo.

-Joshua, yo pensé que todo estaba bien, que estabas ya feliz- con fuerza Seungcheol tomó su rostro y lo apretó- ¿acaso Jeonghan y yo no te hemos dado todo?- un puñetazo fue directo hacia su estómago- ¿por qué intentas huir otra vez?- un segundo golpe en el mismo lugar, Joshua intentaba jalar aire por su boca- ¿es que acaso quieres ir y estar con alguien más?- los golpes siguieron llegando uno tras otro, la furia en la sangre de Seungcheol no se aplacaba, al contrario, se elevaba cada vez que a su mente llegaban imágenes de Joshua en brazos de otros hombres, recibiendo caricias, aceptándolos sobre su cuerpo, abriendo sus piernas para recibirlos y amarlos. No supo qué pasó luego de eso, su mente quedó en blanco por la rabia, que sólo al escuchar los gruñidos de algunos de sus ejecutores y varios brazos a su alrededor se dio cuenta de lo que hizo. Joshua estaba inconsciente, su rostro cubierto de sangre y golpes, su cuerpo estaba lánguido, su respiración apenas si se percibía. ¿Qué había hecho? Por poco y asesinaba a Joshua, pero es que era necesario darle una lección. ¡Sí! Joshua lo había obligado a llegar a ese punto y estaba seguro de que luego de eso, nunca más se atrevería a alejarse.

-¡Oh dios!- el grito de Jeonghan sonó desde la entrada, miraba con horror a su pareja- Seungcheol, ¿estás lastimado?- el omega se acercó preocupado hasta el alfa, viendo sus nudillos abiertos.

-Sí, yo...lo siento- respondió pidiendo perdón por la escena que tuvo que ver.

-No te preocupes, sé que esto necesario para él entienda, no te preocupes, seremos nuevamente una familia vez, los cuatro juntos- ninguno de los presentes se atrevió a cuestionar lo que sucedía, si su alfa hizo lo que hizo fue por razón válida. El beta lo ofendió y estaba derecho tomar cartas en el asunto y tenía la certeza que Joshua aprendería de sus errores y viviría pacíficamente en la manada, como siempre debió ser. 













Nota: sólo queda un capítulo de esta historia, no quise alargarla mucho porque sentía que perdería el rumbo, mañana publicaré el final. Debo ser sincera, tuve que quitar varias cosas que tenía pensadas hacer porque quería darle un mejor final a esto. Muchas gracias por leer el capítulo, espero les haya gustado leerlo, nos vemos mañana con el final :D

Rompiendo la voluntad del betaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora