III

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Oí la puerta principal abrirse desde la cocina. Yo me encontraba preparando un plato típico de mi ciudad que sabía que al él le gustaba mucho. El mismo comenzó a ser cotidiano luego de que se lo enseñara aquella tarde de verano cuando por fin hicimos oficial lo nuestro después de tanto tiempo.

Siguiendo los sonidos pude percibir como dejaba su bolso sobre el sofá y las llaves sobre la mesa perfectamente acomodada e alineadas como solía hacerlo.

Podían juzgar cualquier cosa sobre él, su actitud o incluso su estilo de vida, pero algo era cierto, ese hombre era completamente ordenado y disciplinado a pesar de que no lo aparentaba. Y lograba demostrarlo a la hora de realizar sus trabajos, jamás dejaba rastro ni indicio de su presencia en cada lugar al que le encomendaban que fuera. Esa fue una de las cuantas razones por las que me sentí cautivada, por su ser extremadamente metódico.

Me perdí en mis pensamientos mientras revolvía cuidadosamente las papas que anteriormente había colocado a hervir hacía ya media hora, la tranquilidad del ambiente pudo haberme hecho estar en ese estado por mucho más tiempo de no ser por que detecte los pasos de Niko acercándose a la cocina.

-¿Hola bonita, otra vez cocinando lo que me gusta? - me saludo con su tranquilo y característico acento serbio acompañado de una cálida sonrisa.

-Si - le respondí alegre. -Sabía que hoy vendrías temprano así que me puse a ello desde hace rato... ¿Y como te fue?.

-Bien... espero poder terminar de una buena vez los trabajos que me manda el sujeto al que Román le debe dinero y que todo esto acabe lo más pronto posible...

Su estado se notaba cansado y melancólico, tal fue así que se quedó mirando al suelo varios minutos.

Ese asunto lo estresaba demasiado, sobre todo porque me prometió no volver a meterse en ese tipo de asuntos. Sin embargo está situación se le escapaba de las manos y no tuvo otra opción.

Se quedó viendo a la nada buscando algo entre sus pensamientos, apoyó su mano derecha sobre la mesa de mármol que estaba a nuestro lado recostandose levemente en la misma y con la otra presiono con fuerza su puño en un intento casi desesperado de alivianar tensiones. Verlo distraído me indicó que era una oportunidad perfecta por lo que me acerqué a él despacio y deposité un pequeño beso en su mejilla. Esto lo hizo sonreír de inmediato haciéndolo dar un pequeño suspiro, me miro y devolvió el gesto acariciándome el cabello de manera pausada.

-Todo saldrá bien, lo superaremos como lo hemos hecho antes- le dije en voz baja, acercándolo más a mi para consolarlo con un tierno abrazo.

Permaneció entre mis brazos un largo rato. Pude darme cuenta que en su interior su mente no paraba de pensar. Solía hacer eso cuando algo le preocupaba, no podía parar por un segundo y más si se trataba de su familia.
La promesa que nos hizo de protegernos a todos iba a cumplirla a como dé lugar, aún si eso significaba nunca tener paz. Continuamente discutimos por ello, estaba llevando la situación al extremo y era tan terco que no acepta razones.

-¿Estaremos juntos en esto okay? - insistí esta vez con un tono más decidido.

-Siempre - contestó luego de envolverme en sus fuertes brazos aumentando la intensidad de su abrazo.

Así permanecimos hasta que me percate que las papas ya estaban a su punto de hervor, por lo que decidí romper el silencio nuevamente.

-Ya está lista la cena Niko -bromeé susurrándole al oído.

Él soltó una pequeña carcajada cerrando sus ojos todavía conmigo entre sus brazos.

-Esta bien - devolvió. Regalándome una vez más su preciosa sonrisa.

 Niko Bellic, GTA IV [One-shots] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora