Niko Bellic, GTA IV [One-shots]

IV

—Niko cariño...estás soñando mi amor... despierta... Niko...

Por más que moviera su cuerpo sacudiendolo un poco no lograba tranquilizarlo. 

—¿¡Amor!?

A este punto ya estaba asustada, llevaba unos cuantos minutos intentando hacerlo despertar. 
El sólo se retorcía y quejaba como si estuviese luchando con algo en lo que parecía una muy fea pesadilla. Llegue a distinguir unas pequeñas palabras de entre tanto balbuceo 

"No, por favor dejala"

 
En ese momento se me hizo claro de que se trataba. Intenté ignorarlo y volverme a dormir, pero me fue imposible. Su angustia y agonía me agobiaban. No me sentía capaz de permitirlo y dormirme como si nada pasara. 
Como último recurso opté por acercarme a su oído y susurrarle: 

—Niko está bien, estoy aquí cariño, estoy aquí contigo.

En el instante en que mis palabras fueron pronunciadas despertó de golpe sentándose repentinamente en la cama, sólo me miró y una pequeña lágrima involuntaria corrió por su mejilla.

 
—Kate... —dijo en voz baja antes de volver en sí. 

—¿Otra vez soñando con ella? 

Niko no respondió pues sabía que lo que había allí no era más que culpa, culpa que lo carcomía completamente, un arrepentimiento inconmensurable por no poder salvar la vida de esa mujer. 

Yo era consciente de que ese asunto lo molestaba, pero en cierta medida y sin quererlo me enojaba un poco que estando conmigo hace ya casi un año y medio siga soñando con ella y despertando de manera abrupta una o dos veces cada semana. 

No quería hacerle daño, sin embargo a veces mi ego podía conmigo. 
Me levanté de la cama dejándolo sólo en esa habitación oscura para ir a la cocina, al llegar decidí tomar un poco de agua y luego recostarme en uno de nuestros sofás del living. 
Al pasar el tiempo y ver que no volvía Niko decidió levantarse e ir a buscarme. 
Se quedó observando desde el marco de la puerta por un momento, pude darme cuenta que estaba allí pero preferí quedarme como estaba, acostada mirando hacia la nada. 

—Cariño... lo siento, no es mi intención es que... de verdad sentí que le falte a mi promesa permitiendo que muriera yo—

—Niko… —interrumpí—. No quiero hablar de eso, es decir, ya conozco la historia a la perfección pero lo que tu tienes no es normal y tampoco lo es el que no quieras buscar ayuda al respecto.

—Sabes que no me gustan los terapeutas, lo único que hacen es manipularte para hacerte creer que estás enfermo.

—Solo van a ayudarte a poder sobrellevar esa culpa y averiguar realmente el por que de esos sueños... ¿¡Por que eres tan terco!?
 

—¡Por que símplemente no quiero lidiar con esto! 

—¡O será por que te da miedo admitir que aún la amas! 

Niko abrió sus ojos atónito por unos segundos para posteriormente recobrar la compostura mostrando una faceta suya que pocas veces tuve la oportunidad de ver para conmigo. 
Me miró fijamente con una temple muy seria.

—¿¡Así que de eso crees que se trata!? —gritó con el ceño fruncido.

—No lo sé... simple suposición…

—¿Basada en que?

—¡Ay no se! ya no quiero hablar de eso, por favor —dije desviando mi rostro hacia otro lado y dando por culminada la conversación.

—______... —me suspiro acercándose a mí lentamente con esa mirada característica que ponía cada vez que estaba por abrirse conmigo.

—Yo te amo… —prosiguió—. Te elegí por que me gustas y esto no va a cambiarlo y tampoco lo hará ¿si?.

—Eso creo...

Baje la mirada quedándo pensativa, preguntándome si realmente creerle o no.
Para reafirmar su punto, Niko se acercó hasta quedar a centímetros de mi. 

—Волим те —me susurró dulcemente.

—¿Qué significa?

—Saben muy bien qué significa...

No me dio tiempo a responder cuando me sorprendió anulando todo tipo de pensamiento con un cálido beso. 

—Ven conmigo... —me dijo esta vez con un tono más de súplica—. No quiero que te quedes aquí sola, además sentir tu calor a mi lado me ayudará a dormir.

Lo observé dudosa al principio pero siendo tan débil ante esa forma de mirarme, que solo hace cuando realmente quiere algo, me vi incapaz de sostener mi negación. 

—Está bien cariño —respondí sonriendo aceptando mi derrota. 

Me envolvió en sus brazos y me llevó a nuestra cama, allí permaneció abrazándome sin soltarme un momento por el resto de una de mis más hermosas noches.