Draco Malfoy y el espejo de Ecidyrue (#1)

Capítulo 7: El Malfoy y la Sangre Sucia

"Porque voy a ser un Inefable"

Eso se convirtió en un mantra para Draco, cada vez que sus amigos Slytherin le preguntaban por qué no quería ir afuera con ellos, o jugar snap explosivo, o explorar el castillo o tratar de ver al Calamar Gigante a través de los ventanales de la sala común. No, no podía, tenía que estudiar, porque iba a ser un inefable. ¿Por qué estás actuando tan diferente, Draco? ¿Porqué pasas tanto tiempo en la biblioteca? ¿Porqué estás tan callado? ¿Porqué estudias todo el tiempo? ¿Porqué no tienes amigos? ¿Porqué ya no eres divertido?

"Porque voy a ser un Inefable". Una y otra vez, hasta que captaran el mensaje, y los niños de primer año en Slytherin hicieran lo que todos en otras casas y años hacían: dejar solo al callado Malfoy con cara de pocos amigos.

"Es solo una fase" Blaise proclamaba. "Ya se le pasará, igual que el año pasado, y después dejará que ustedes dos lo sigan de nuevo". Esto no reconfortaba en nada a Vince y Greg, quienes parecían inconsolables por los primeros días del año escolar, antes de que comenzaran a seguir a un divertido Blaise en lugar de a Draco. Era más difícil explicarle a Theo, el otro niño estudioso del dormitorio, porque Draco no tenía tampoco interés en estudiar con él, pero al rechazarlo varias veces, Theo también captó el mensaje. Pronto, Draco comenzó a ver más seguido a Madame Pince que a sus compañeros Slytherin, asistía al comedor lo más tarde que podía hasta que Severus le puso un fin a esa costumbre, por lo que después se retiraba lo más pronto posible.

Draco defendía su mesa en la biblioteca igual que Nagini defendía a Voldemort; una larga mesa de castaño cerca de la sección de Defensa que incluso los estudiantes en años superiores aprendieron con el tiempo que era de Draco. Solía quedarse con la mirada fija y el ceño fruncido el tiempo suficiente para que cualquiera que pasara cerca de ahí por error captara el mensaje y la dejara para él, a veces le lanzaba una mirada peor a alguien que era lo suficientemente tonto como para sentarse con él.

No era solo que estaba aterrado de la exposición al mundo pero también de todo y todos a su alrededor. La única vez que vio a Cedric Diggory sentado en su mesa, estaba tan sorprendido que dejó caer su mochila llena de libros pesados encima del pie de un Hufflepuff y se quedó ahí temblando hasta que sus compañeros le lanzaron una mirada despectiva a Draco y se llevaron a Diggory de ahí. No, tenía trabajo que hacer, arrancando con una investigación sobre su regreso, para proporcionársela a Severus una vez que le contara. El trabajo sería mucho más fácil si Severus le hubiera dado un pase a la Sección Restringida como solicitó- una ridícula denegación de su parte, tomando en cuenta que la mansión Malfoy contaba con más textos tenebrosos a la mano de los que Hogwarts pudiera desear. Pero no, Severus quería saber exactamente los títulos que revisaría, y cuando Draco contestó Cualquier cosa que pueda encontrar sobre viajes en el tiempo, su explicación de "Porque voy a ser un Inefable" no hizo más que conseguirle que Severus lo sacara de mala gana de su oficina por hacerle perder el tiempo. Los intentos de Draco por estudiar en la oficina o la cámara de Severus, o de pasar el tiempo buscando tutorías extras de pociones recibieron una reacción similar de parte de su padrino.

En realidad no le gustaba estudiar tan abiertamente en la biblioteca, ni usarla para escribir continuamente en los cuadernos que continuaban expandiéndose, los cuales ahora formaban un set de siete materias importantes tituladas Viaje en el tiempo, Artefactos mágicos, Pociones, Artes Oscuras, Sanación, Oclumencia y Magia de sangre. Incluso con su tinta especial manteniendo oculto todo lo que escribía, habría preferido completa privacidad. Y luego estaba el Cuarto de los Menesteres, el cual se había propuesto visitar en su hora libre antes de Astronomía el Martes a la medianoche, sabiendo que sería un lugar perfecto para sus objetivos de obtener información pertinente en su enorme estúpida situación, y mantenerse al margen para evitar cambiar la línea temporal o ser descubierto.