Capítulo 15: El dragón llamado Norberto

37.9K 4.2K 5.2K
                                    


Le tomó a Draco el resto de las vacaciones para recuperarse física y mágicamente, había estado cansado después de toda la magia conjurada contra el espejo. Le tomó más tiempo a su mente, recuperarse de lo que el espejo le había mostrado. Potter se portó frío con Draco las semanas que le siguieron, lo que era bueno por lo que a Draco respectaba. Potter había dejado de buscar cautelosamente su amistad y pasar tiempo con él, tal vez por que culpaba a Draco la pérdida del espejo de Oesed. Pero de acuerdo con Granger, Draco continuaba siendo el usual tema de largos discursos por parte de Potter, hasta llegar al punto de que todos en Gryffindor estaban cansados de eso, incluso Finnigan. Granger declaró que Finnigan planeaba disculparse antes de que Draco lo embrujara, y que había comenzado a tomar el embrujo de una forma más filosófica, aunque eso podría atribuirse en parte a miedo y en parte a tomar responsabilidad. No notó que Finnigan quisiera tomar venganza en el supuesto dueño de un troll de la montaña.

El trio de Potter continuó su búsqueda de Nicholas Flamel, aunque Draco se mofó y se negó a ayudarles. En febrero se jugaría el partido Gryffindor contra Hufflepuff, y con Severus declarado como árbitro, el trío se volvió especialmente insoportable. Potter y Weasley se quejaban de que Severus tenía prejuicios, y podía hacer intentos de sabotaje y potencial asesinato sobre Harry; quejas que eran objetivamente ridículas. Bueno, excepto los prejuicios. Eso no se cuestionaba.

Después de ver a Draco en la Sección restringida de la biblioteca, se esparcieron rumores de que estaba aprendiendo más magia oscura ahí, y que juntaba partes de cuerpos para coserlas en un monstruo reanimado para aterrorizarlos en el siguiente juego de Quidditch. Draco estaba muy confundido con esto, hasta que Granger le dijo que alguien claramente había copiado la trama del libro muggle Frankenstein. Draco estuvo complacido con el apodo que Granger le dio después de eso, Dr. Frankenstein. Ella no había estado contenta de encontrarse a su regreso con historias sobre espejos mágicos y capas de invisibilidad, y explorar el castillo en la noche, pero cuando escuchó que Weasley había ido a Draco por ayuda, y Draco había aceptado, sospechosamente toda la situación la dejó satisfecha.

Draco se preocupó si ella lo veía menos como un científico loco y más como el cuarto integrante de su grupito Gryffindor, lo que era tan posible que pasara igual que era posible que se convirtiera en un amante-de-muggles. El regalo de navidad de Granger había resultado ser un tipo de sudadera muggle con gorro, lo que probó todo un reto fingir que le había gustado y no lanzarlo inmediatamente en la chimenea más cercana. Parecía algo violento para las usuales preferencias de Granger, azul con rayas rojas en las mangas, un cañón y la palabra Arsenal en el frente. Pero no había forma de saber con los Gryffindor.

El regalo de su madre lo dejó sin aliento, y no solo en comparación. El nuevo reloj reconocía los gustos más adultos de Draco, con una correa negra de cuero y una cubierta verde que se desenroscaba por toda la correa, una vez que mostraba la hora, en una hermosa serpiente de jardín brillante, la cual estiraba su cabeza algunas veces y delicadamente lamía la punta de su varita. Tal vez era una referencia a la serpiente que Draco había destazado la última vez que vio a su madre, alguna especie de ofrenda de paz o muestra de gratitud. O tal vez solo era porque eran Slytherins y debían tener todo verde con serpientes en ello.

Vistió el reloj todos los días, justo como Granger usaba su brazalete todos los días. Pero no fue hasta San Valentín que las dos mascotas cabezas de chorlito de Granger notaron que la niña había tenido algo azul brillante junto a su mano por meses. Y solo fue porque Lavender Brown lo notó, ya que San Valentín cayó en un día que tenían pociones juntos. Antes de clase, Parvati Patil le había estado mostrando a su amiga un brazalete encantado que un admirador secreto le había regalado. Pobre niña, no tenía idea que algún día terminaría como el último recurso sin chiste de Potter. Brown se había cansado de Patil presumiendo, e hizo notar que el novio de Granger le había regalado un brazalete más bonito, con gemas y piedras preciosas reales. Forzó a Granger a sostener su mano en el aire para que todos pudieran verlo, mientras Draco miraba frenéticamente entre su reloj y la puerta, esperando que Severus no apareciera hasta que esa demostración terminara. No le gustaba la idea de que Severus se enterara que la transfiguración de su regalo de navidad se había practicado primero en Granger.

Draco Malfoy y el espejo de Ecidyrue (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora