Touchdown cuatro: "Es muy pronto para hablar de los Win-loss record pero..."

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4.

RACHEL

California

Las cosas entre Cole y yo cada vez iban funcionando menos. Pasamos de enemigo a amigos y ahora... Ni siquiera sé en qué término dejarnos. Hablamos solo cuando debemos, aparentamos estar bien frente al mundo pero a espaldas de el lo que nos queda es ser desconocidos. Podría culparme de eso, porque al final sí fue mi culpa

Acepto que no fue la mejor idea del universo llamarlo aquella mañana, también acepto que más que mala fue una una terrible conclusión y, que, posiblemente herí su ego pero... ¿qué esperaba? Yo no era buena para él. De hecho creo que ninguno somos buenos para el otro. Estaría mintiendo si dijera que no le gusto o él no me mueve. Cole no es nada feo, sin embargo yo le di una oportunidad de iniciar una historia... No de la mejor manera, estaba consciente, pero finalmente una oportunidad que él dejó pasar

—Rachel, necesitamos... Hum... Necesitamos hablar— dejo de jugar con el tenedor y la comida alzando la vista a la suya

Los nervios se acoplaron en mi interior atacándome con fuerza, no me gustó la manera en la que lo dijo. Alguna parte de mí quería salir corriendo y hacer como si nunca había dicho esas palabras y otra más estaba feliz porque casi tenía la certeza que terminaría toda esta mentira o... Eso es lo que creía que me pediría: qué terminásemos

—Supongo— respondí soltando el tenedor

Teníamos citas, antes de que esa noche loca sucediera las salidas con Cole eran una rutina que se volvió mi egoísta y dependiente manera de ser feliz por unas cuantas horas; después... Cada una de ellas en el último mes y medio que hemos tenido a sido más incómoda que la anterior, de hecho ahora todo es demasiado incómodo para los dos y sobre todo... besarnos. Nadie a nuestro alrededor tendría que ser adivino, sin embargo las cenas con nuestros padres y las personas en los eventos que asistíamos como pareja nos dan el visto bueno, nos halagan y predican lo feliz que parecemos o lo excelente pareja que formamos. La maldición del dinero la podría llamar

—Aidan... Él regresa este viernes— solté un suspiro de alivio que inconscientemente retenía

Al parecer no era algo por qué ponerme nerviosa. Conocía a dos de sus amigos: Nate y Eric. Me había negado a conocerlos más de lo estrictamente debido, primero porque según Cole todos tenían la habilidad de saber cuándo es que el otro estaba mintiendo y, segundo porque aunque Cole no lo mencionara estaba segura que sus amigos eran demasiado sagrados para formar parte de su mentira, –de lo contrario les habría dicho la verdad sobre... nosotros– y esos divagantes pensamientos reavivaron el malestar en mi interior, total me había convertido en una simple mentira que no valía la pena suficiente para aclarar

—¿El jugador?— pregunté de manera involuntaria puesto que sabía a la perfección que efectivamente era el jugador de fútbol americano que vivía en Boston. Aidan. Con solo pensar su nombre algo dentro de mí se removió con nerviosismo. Cole por su lado asintió con un poco de... ¿molestia?

—Sí, y ese es el jodido problema— llevó su mano pasándola por su rostro y halando su cabello en el proceso —. Me temo a que Aidan no dejará de insistir y joderme la vida hasta que le demuestre que nosotros... Que nosotros... Lo nuestro...— apretó los dientes y desvió su mirada —qué no estamos fingiendo— terminó todavía sin atreverse a mirarme

—Lo siento, Cole— tragué saliba para evitar ahogarme, aunque siendo honesta deseaba desesperadamente hacerlo —. Puedo hacer muchas cosas por ti pero yo... no lo voy a hacer— entonces regresó con rapidez su mirada a la mía —. Sé qué tan importante es para ti Aidan y todos ellos...— decidí enfrentarlo, la verdad no tenía intención de seguir con la mentira

Touchdown (Cuando Ella Era)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora