CAPITULO 9

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-¡Han sido sin duda las mejores semanas de mi vida! -Gimió Quinn tras besar la mejilla de su hija que cargaba en brazos.

-Pensé que haberme conocido y ver a Beth por primera vez había sido lo mejor de tu vida. -Elevo sus cejas como señal de incredulidad y deposito las maletas en el espacio solicitado.

La rubia paso su brazo libre por sobre los hombros de Kurt y lo abrazo desde su espalda. La sonrisa del castaño era incluso más deslumbrante aquella mañana [logrando que Quinn se cuestionará su felicidad] pero el brillo de sus ojos que denotaban tristeza y sus hombros caídos que hacían evidente su agotamiento físico, fue un claro ejemplo sobre la melancolía que sentía su amigo al encontrarse por última vez en el aeropuerto de París dispuesto a volver a su bello (y de constantes cambios) New York.

-¿Te encargas del chequeo de equipaje? Iré a subirme al avión. - Su amigo sonrío y asintió a la rubia otorgándole el acceso de abordar.
Dejando a Kurt solo en la línea de espera, para ser atendido.

-Quizás quieras quejarte sobre tú dolor de espalda en mi casa. -Habló por lo bajo Blaine al acercarse lo suficiente al castaño asustándolo sin planearlo.

La sonrisa en los labios del morocho fue contagiosa para el castaño y entrecerró sus ojos captando las palabras entre líneas.

El sexo sonaba prometedor esa noche.

Por lo que asintió descaradamente y se alejó del más bajo para tomar asiento junto a su amiga.

El rizado no despejo sus ojos del cuerpo del joven más alto y su sonrisa se mostró en cuanto ambas miradas se encontraron. Lo observo tenderle los brazos a Beth quién desesperada se encontraba por ser tomada por el mayor y juraba que sus mejillas se encontraban en calor.

Sí pudiera hacer solo una cosa en la vida, elegiría mil veces el placer de mirarlo siempre.
Solo observarlo lo hacía feliz, detallar cada acción y reacción de su rostro y grabarlo permanentemente en sus recuerdos como si de alguna increíble y perfecta obra de arte se tratase.

El golpe en su hombro por parte de su hermano lo hizo avanzar rompiendo el contacto con Kurt y tomando asiento tras los inseparables amigos.

Las largas horas de vuelo no fueran del todo molestas, la mayoría de los pasajeros habían decidido tomar un descanso para retomar energías, y al contrario de todo lo que su hermano Cooper le había comentado en algún momento del día sobre llevar a un bebe en el avión; Beth resulto ser una pequeña tranquila y aunque en tres ocasiones se había quejado en voz alta, solo basto que Blaine desde su lugar le ofreciera su pajarita para que la pequeña disfrutará feliz del vuelo.

°~°~°~°~°

-Tienes un hogar muy lindo. -Comento Kurt al adentrarse a la cocina siguiendo los pasos de Blaine.

En cuanto el avión toco tierra sobre una oscura ciudad de New York, Blaine había decidido robar a Kurt hacía su casa aquella noche, quizás ofrecerle su cama y después un par de días de descanso serían gratificantes para ambos.

No dejo pasar la mirada que le dedico Quinn en cuanto Kurt le había comentado su plan para la noche, aun así, la rubia le susurro algo a su oído y se marchó junto a su hija en dirección opuesta.

-¡Gracias! -Sonrió el mayor a Kurt ofreciéndole la copa de vino que recién había servido. - Fue un poco ayuda de Sebastian conseguir este lugar, él hablo con los inmobiliarios y me mostro la zona, ¡realmente puso su buen ojo en esta propiedad!

-¿Él ... vive por la zona? - Sus pasos fueron delicados al observar el lugar, camino con su copa en mano hasta la gran sala de espera, su lado critico comparo las tonalidades que adornaban el espacio. -¡Si los cortineros fueran color blanco el espacio se vería más limpio! -Comento a la ligera y gano un asentimiento por parte de Blaine quien observo las telas color celeste que adornaban las ventanas de su hogar.

CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora