CAPITULO 5

431 34 9
                                    

¿Es un sueño? Se preguntaba al observar la ciudad desde las alturas del hotel en donde se encontraban, una lagrima resbalo de sus ojos y se juntó en la esquina de sus labios al esbozar una sonrisa, ¡Todo era irreal! Un sueño del cual nunca quisiera despertar.

Desde la pequeña terraza en donde se encontraba podía observarse de frente la inmensa y característica Torre Eiffel. En cuanto sus ojos la observaron por primera vez, no había perdido tiempo y retrato en su teléfono móvil aquel majestoso monumento, envío la postal a sus padres y a Quinn, y como respuesta recibió los mejores deseos para el viaje del castaño.

-Solo es una habitación, Kurt. –Interrumpió entrando a la habitación Blaine. Logrando que limpiara la lagrima que había caído por su mejilla. –No me atreví a solicitar otra habitación para mí, pues mi padre hizo la reservación pensando que verdaderamente somos una pareja. No quisiera que se cuestionara esa nueva solicitud. –Se disculpó Blaine a lo que Kurt asintió en su dirección.

-No tengo problema alguno en compartir la cama contigo. Creo que somos profesionales y podríamos verlo como cuando haces una pijamada con tus amigos. –Comento Kurt restándole importancia. –Al menos que quieras que duerma en la alfombra.

-¡No!. –Se apresuró a decir. –Me refiero a que, apoyo tu visión respecto a compartir la cama. En otros asuntos. –Continuo. –La ciudad está tomando la oscuridad de la noche, por lo que, si no te sientes tan cansado del vuelo de la mañana, podríamos salir a recorrer las calles, supongo que tienes que disfrutar un poco el tiempo libre que tienes ahora, porque mañana será un caos y lamento decirlo, pero no podrás apartarte de mí por asuntos de trabajo.

-Si. Entiendo que mi estancia en Paris se basa en completamente términos laborales, por lo que acepto a recorrer Paris de noche.

Y eso es lo que estaban haciendo, Blaine se encargó de ser un guía turístico para Kurt y recitaba la historia de los lugares por los que pasaran, el castaño miraba y escuchaba todo con atención, (era una experiencia que ni en sus mejores sueños había imaginado), fue conducido por Blaine dentro de toda la ciudad a oscuras eh iluminada por la luz artificial de las moradas, sin mencionar la paz, euforia y romanticismos que sintió el castaño al estar a solo unos pasos de la Torre Eifel.

-¿Habías estado tan de cercas de algo tan perfectamente irreal? –Susurro Kurt admirando las luces que iluminaban la estructura.

Sin que el castaño lo notara, Blaine le dedico una mirada y una ligera sonrisa apareció en sus labios.

-Sí, ¡Ahora más que nunca! –Susurro, repasando con su vista cada perfecta simetría del rostro de Kurt.

¿Por qué tuvieron que cruzarse sus caminos aquella fría tarde de Diciembre? Se cuestionó el rizado.

Cuando Sam había llamado una semana atrás para suplicarle un puesto en la empresa para uno de sus viejos amigos, no sé imagino la calidad de ser humano que llegaría a su vida.

Por meses lo observo desde las sombras y cada nuevo descubrimiento hacía mover a su corazón.

Era un joven dedicado y siempre persistente en sus metas, en ese tiempo había aprendido a analizarlo de mil maneras distintas, siempre tratando de ayudar a los demás, amable y bondadoso, y sin duda con un extraño sentido del humor, también comprobó que era audaz, y que podría ser mordaz en cuanto a meterse con él o con su entorno se refería.

No fue hasta un accidental encuentro en que el grabo en su memoria el color de sus ojos y la textura de la piel de sus manos. Era precioso en todos los sentidos de la vida. Y como la única cosa que se negaba a decir en voz alta: Él realmente quería estar cerca de él, ser su amigo, su cómplice.

CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora