-¡Agradezco tu tiempo! –La voz del rizado dio la bienvenida a Kurt.
El castaño asintió con formalidad y espero alguna invitación para adentrarse a la morada de Blaine. Cosa que al rizado lo había pasado por alto al permanecer una generosa cantidad de tiempo recorriendo el cuerpo de Kurt y llegar a perderse en los ojos de su asistente.
En un intento de llamar la atención, el castaño acomodo de sus cabellos y sonrío con un poco de incomodidad al encontrarse aun en el cobertizo.
-Sí, bueno, tenía que pasar por Beth a la guardería y comprar los nuevos suministros para el departamento. ¡Sabes que hubiera aceptado a venir contigo en cuanto salimos de la oficina! Pero...
Sus palabras quedaron flotando y logro percatarse de las nuevas telas blancas que adornaban las ventanas del hogar de Blaine, "Sin duda el espacio se veía más limpio y espacioso". La observación lo hizo sonreír al imaginar con miedo a equivocarse, que Blaine había escuchado a sus observaciones pasadas sobre la tonalidad de las mismas.
-¡Oh sí! No es problema, aunque supongo que hubiera sido mejor si quisieras haber aceptado mi ofrecimiento para acompañarte a hacer tus cosas. –Sus hombros se elevaron restándole importancia y recordó por primera vez que aún se encontraban en la entrada de su hogar.
Se imaginó a él mismo golpeando de su frente al tener a Kurt esperando, y con su mejor sonrisa se hizo a un lado dejándole el camino libre al castaño, invitándolo adentrarse al hogar.
Blaine condujo al castaño hacia el gran comedor y le ofreció una de las sillas para tomar lugar.
Ambos tomaron con total seriedad la invitación, hacia la futura charla de negocios.
Esa misma mañana Blaine había tomado un pequeño descanso para programar una reunión con Hummel. Por lo que no era extraño tener a ambos jóvenes perfectamente bien elaborados con su traje de dos piezas.
Incluso, Blaine había tomado demasiado tiempo combinando sus accesorios, por su mente recorría constantemente "¿Qué pensará Kurt sí ... convino oro con seda azul?" "¿Le gustará el pañuelo rojo que sobresalía de su saco?" "¿Le gustarán más las corbatas o los moños?
-Sí estás de acuerdo conmigo, me gustaría tener una cena contigo antes de pasar a los negocios.
Kurt miro la botella de vino que sostenía Blaine esperando una confirmación que no se hizo esperar, y con una sonrisa Blaine vertió en su copa una generosa cantidad del licor rubí.
Sí Blaine no fuera tan atento, incluso si fuera solo un poco desordenado y despistado, quizás y solo tal vez Kurt podría quitar sus ojos de encima. ¡Pero no podía!
La reunión que había empezado como una agradable cena avanzo a tal punto que ahora se encontraban recostados en uno de sus sillones frente a su chimenea artificial, Kurt había tomado el atrevimiento de imitar las acciones del rizado y descalzo sus pies para poder abrazar sus piernas en el afelpado asiento.
Y en algún momento de la animada conversación en la que única y exclusivamente participaba Blaine, logro darse cuenta que se había perdido entre el ámbar de sus ojos, y delineo repetidas veces con su mirada la curva en la que sus labios se movían al soltar palabras que, sin poder negarse a decirlo, él no estaba prestando atención.
Por primera vez entendió la realidad de la situación alrededor; Y es que, nunca había presenciado el desenvolvimiento de Blaine en un lugar fuera de horario laboral.
Su cuerpo se encontraba lo suficiente relajado mostrando el perezoso movimiento de sus músculos, el ligero esponjamiento de sus cabellos revelando sus rizos que se empeñaba a cubrir con fijador en gel, o el hecho de que su corbata de moño estaba ligeramente torcida en su cuello [como si tratara de transmitir su forzada ubicación actual y mostrará en palabras no dichas que necesitaba ser retirada a la brevedad], las largas mangas de su camisa blanca habían sido recogidas hasta enrollarse por debajo de sus codos, y el saco que alguna vez estuvo sobre sus hombros, se encontraba como decoración sobre uno de los sillones conjuntos.
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CONTRATO
ChickLitKurt Hummel había sacrificado mucho de él, pero valía la pena cada que llegaba a casa y miraba la inocente sonrisa en los labios de Beth. Blaine Anderson lo tenia todo, y cuando las cosas se salen de sus manos, no es el mejor ideando un plan. Así e...