De camino a casa de Evelyn solo hablamos de lo divertida que fue la película. Ella es tan agradable, tan tierna, tan dulce, pero también es… sensual, muy sensual y apasionada.
-Hemos llegado – musito mientras estaciono el coche frente a su casa.
-Me la pasé muy bien – me responde al tiempo que me dedica una mirada tierna y una sonrisa genuina.
Me acerco lentamente a ella. Levanto mi mano para hacerle una caricia en la mejilla y no puedo evitar sonreír.
-Me gustaría verte mañana – susurra mientras baja la mirada.
Es muy tímida, y extrañamente eso me gusta. Le sujeto la barbilla y le levanto la cabeza para que me mire. Tiene unos ojos preciosos, y su mirada… ah… su mirada me desarma. Estamos tan cerca que podría besarla con solo avanzar unos centímetros más.
-A mí también – le respondo con sinceridad -. ¿A dónde te gustaría ir?
Ella se queda callada unos segundos pensando qué responder. Finalmente se le ilumina el rostro.
-¡Vayamos al parque a correr! y al terminar podemos dar un paseo, también en el parque.
La miro sorprendido. ¿En serio quiere ir a correr?
-¿En serio quieres ir a correr? – frunzo el ceño.
-¡Sí! – me contesta efusivamente -. La verdad me gusta mucho correr y hacer ejercicio.
Ahora lo entiendo, ese cuerpo tan bien formado se debe a que se ejercita.
-Pues no se diga más, iremos a correr al parque. Supongo que te refieres al Papagayo ¿verdad?
-Sí, a ese. Hace mucho que no voy – me explica mientras levanta los hombros a modo de disculpa.
Bajo del auto y lo rodeo para abrir la puerta de Evelyn. Le tiendo la mano para ayudarla a salir y ella baja dedicándome una linda sonrisa. Caminamos hasta la puerta de su casa aún tomados de la mano. Se siente tan bien.
-Paso por ti a las siete de la mañana – le indico con voz grave.
-Me parece bien –me responde y me lanza una mirada tierna.
-Dulces sueños, Evelyn – le susurro al oído y enseguida le doy un beso muy cerca de los labios.
Esta noche sueño con ojos hermosos y miradas que hipnotizan.
La alarma de mi celular suena a las seis de la mañana con quince minutos. Estiro la mano hacia la mesita de noche y desactivo el sonido de mi teléfono. Me siento en el borde de la cama, me estiro un poco y me froto los ojos para despertarme por completo.
Me doy un rápido baño y me pongo unos pants de color gris oscuro, una playera estilo deportiva color rojo y tenis para correr color negro.
A las siete de la mañana estoy frente a la puerta de la casa de Evelyn, tocando el timbre. Segundos más tarde ella abre la puerta con una sonrisa en los labios.
Lleva puesto un pants color rosa, una playera muy ajustada color blanco y tenis color blanco con motivos color rosa. Se ha hecho una coleta en el cabello. Se ve muy linda.
-Buen día, Alex – me saluda y noto un brillo en su mirada.
-Buen día, Evelyn – le respondo con voz seductora -. Te ves guapísima.
-Gracias – me dice en tono dulce -. Tú también te ves muy guapo.
Baja la mirada hacia sus dedos y enseguida se ruboriza.
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Perdido en su mirada
RomanceAlejandro Rodriguez, es un atractivo chico de 24 años experto en el arte de la seducción. Él solo busca relaciones abiertas y está muy cómodo con su estilo de vida, hasta que conoce a Evelyn Mendoza. Ella es una tímida pero muy hermosa chica de 17 a...