En lo que se recupera del torrente de sensaciones que acaba de vivir aprovecho para quitarme los tenis y el pants dejando expuesta mi erección.
La despojo de su short y su ropa interior.
Levanto el pants y antes de devolverlo al suelo saco de la bolsa un preservativo. Extiendo la mano para entregárselo a Sarah, rápidamente lo destapa y me lo pone cuidadosamente.
Es satisfactorio y excitante que la mujer también participe. Muchas solo se tiran en la cama esperando que el hombre haga todo.
Me coloco sobre ella. Le lanzo una mirada intensa. Con las piernas me abro paso entre las suyas y la beso.
La penetro lentamente. Sarah cierra los ojos mientras que sus labios dibujan una sonrisa de satisfacción. Mantengo el ritmo pausado. Es delicioso estar dentro de ella. Poco a poco incremento la intensidad de mis arremetidas. Los gemidos no tardan en hacer su aparición.
Entro y salgo con fuerza por un rato, y luego de varios minutos lo hago lenta y delicadamente.
Giro las caderas de un lado a otro para estimular varias zonas. Qué bien se siente.
Sarah se retuerce de placer, me acaricia con vehemencia, gime y me besa. Me excita mucho verla disfrutar lo que le hago.
Tomo sus manos y entrelazamos los dedos. La penetro lentamente pero de forma profunda, varias veces. Me detengo un momento para chupar sus pezones. Libero sus manos para acariciar el otro pecho y de esa forma estimulo a ambos.
Reinicio las penetraciones, a un ritmo deliciosamente lento. La beso mientras me apoyo sobre mis manos.
Salgo de ella y me levanto para situarme al lado del sofá. Le ofrezco las manos para ayudarla a sentarse. Es hora de cambiar de posición.
Le quito lentamente la blusa y el brasier. Mis labios dibujan una media sonrisa.
—Acuéstate boca abajo —le ordeno mientras le lanzo una mirada llena de deseo.
Asiente con la cabeza y me dedica una sonrisa cómplice. Se coloca boca abajo. Tiene un trasero exquisito. La miro unos segundos y enseguida deslizo mis dedos sobre su suave piel, desde los pies hasta su bien formado trasero. Luego mis manos siguen su recorrido por su espalda y brazos.
La tomo por las caderas y jalo hacia arriba, quedando apoyada sobre sus manos y rodillas. Me coloco detrás de ella, dirijo mi miembro a la entrada de su sexo y la penetro con fuerza. Enseguida Sarah gime y se retuerce. Esta es la posición que más me gusta.
Apoyo mis manos en su cadera y continúo con un ritmo implacable. Entro y salgo a placer. La vista es espectacular. Cuando siento que estoy por venirme bajo la intensidad.
Cuando me he recuperado, la sujeto de los hombros, reinicio los movimientos, entrando y saliendo cada vez más rápido. Dentro, fuera, una y otra vez. Ella echa el cuerpo hacia atrás cuando yo entro, haciendo la penetración más profunda.
Esto de verdad es excitante, embriagador.
Me falta el aire al igual que a Sarah. Gruño mientras arremeto contra ella. La rodeo con una mano y busco su entrepierna para estimular su clítoris mientras aún estoy dentro.
Gime como respuesta. Música para mis oídos.
Mis dedos se mueven en forma circular y sus piernas se tensan. Siento como se contraen los músculos en su interior.
—¿Te gusta esto? —pregunto con voz grave.
—Mucho — musita.
Sigo un patrón con los estímulos. Penetro, froto y me detengo.
—¿Cómo se siente? —pregunto mientras la acaricio entre las piernas.
—Rico—logra decir con voz entrecortada.
Me gusta mucho saber que la hago disfrutar. Sus gestos, sus gemidos… Es realmente erótico.
Sarah estalla otra vez, envuelta en placer, y casi enseguida termino yo entre gruñidos.
Me quedo inmóvil unos instantes, aún sin salir de ella. Cuando recuperamos el aliento, me salgo lentamente y retiro el preservativo para después tirarlo en el cesto de basura del baño.
Cuando regreso a la sala, la encuentro recostada boca abajo, con los ojos cerrados, simulando estar dormida.
Me siento en el borde del sillón y le lleno de besos y caricias la espalda y los brazos. Sin duda alguna está exhausta.
Después de algunos minutos de descanso, nos vestimos y nos dirigimos a la cocina para preparar algo de comer. Optamos por sándwich y jugo de naranja.
De regreso en la sala, mientras comemos, platicamos de todo un poco. Siempre me la paso muy bien con ella, pero por alguna extraña razón constantemente recuerdo a Evelyn durante toda la conversación.
Hacia las siete de la noche Sarah se despide de mí con un beso intenso.
—Esperaré tu llamada—dice mientras sale por la puerta.
Después de darme un baño me acuesto en mi cama y enciendo el televisor. Sintonizo los canales deportivos y decido ver un partido de futbol.
Algunas horas después, cuando el sueño está a punto de vencerme, el aviso de un nuevo mensaje de texto en mi celular interrumpe mi descanso.
Una sonrisa genuina se forma en mi rostro al ver de quien se trata.
De: Evelyn
“Que tengas linda noche. Sueña conmigo. PD. Me gustó que me llevaras cargando en el parque. Besitos.”
Frunzo el ceño al recordarlo. Rayos, fue muy vergonzoso y a la vez muy divertido.
Para: Evelyn
Si sueño contigo es seguro que tendré una linda noche. Hasta el miércoles.
Envío el mensaje y hago un recuento de lo que ha pasado con Evelyn en los últimos días. Me quedo mirando un par de minutos la foto de fondo de mi celular. Nos vemos muy bien juntos, pienso mientras sonrío.
Cuando me doy cuenta estoy llamándola.
—Hola Alex —responde al otro lado del teléfono.
—Sueña conmigo. Besos.
—Y tú conmigo —musita.
—Hasta pronto, Evelyn. —Mi voz seductora se hace presente.
Termino la llamada y permanezco unos minutos más pensando en Evelyn. De pronto caigo en cuenta que no es buena idea seguir viendo a Sarah. Espero que lo tome bien cuando se lo diga.
Pronto me quedo dormido y toda la noche sueño con Evelyn y su hermosa mirada.
SALUDOS
ES UN CAPITULO CORTO PORQUE ES LA CONTINUACIÓN DEL ANTERIOR.
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GRACIAS POR LEERME.
KJ
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Perdido en su mirada
RomanceAlejandro Rodriguez, es un atractivo chico de 24 años experto en el arte de la seducción. Él solo busca relaciones abiertas y está muy cómodo con su estilo de vida, hasta que conoce a Evelyn Mendoza. Ella es una tímida pero muy hermosa chica de 17 a...