Llego a mi departamento veinte minutos después de dejar a Evelyn en la puerta de su casa, realmente espero que no tenga problemas con sus padres. Me quito la camisa y los zapatos y busco mi toalla, necesito una ducha fría, no solo por el calor que hace, sino también para bajarme la calentura que aún siento. Saco la cartera y el celular de las bolsas de mi pantalón y los coloco sobre la mesita de noche junto a mi cama. Finalmente me despojo de mi pantalón y de mi bóxer y me meto a la regadera.
Permanezco bajo el agua fría unos minutos sin moverme mientras me relajo. Pongo un poco de shampoo en la palma de mi mano y la froto en mi cabellera negra hasta que se forma una abundante espuma en ella. Un par de minutos después aplico sobre la esponja una generosa porción de ese gel para ducha que deja en mí un aroma que suele gustarles mucho a las mujeres. Froto la esponja en cada parte de mí cuerpo. Soy un hombre delgado, pero con músculos bien definidos.
Me coloco bajo la regadera para que el agua se lleve la espuma, y nuevamente froto cada parte de mi cuerpo, esta vez con mis manos. Al terminar la ducha tomo la toalla y me seco lentamente. Salgo con la toalla alrededor de mi cintura, y busco un bóxer en el cajón donde guardo mi ropa interior, elijo uno ajustado y de color negro, muy adecuado para mi personalidad.
Camino hasta mi cama y me acuesto sobre las sábanas. En esta época del año hace más calor que de costumbre en Acapulco, así que la ducha me ha sentado bien. El sonido del celular avisándome de un mensaje nuevo llama mi atención. Estiro la mano para tomar el celular e inmediatamente reviso el mensaje.
De: Evelyn
¿Qué crees Alex? Mis papás estaban en la sala esperándome. Estaban algo molestos por la hora y me hicieron un largo interrogatorio sobre ti, el lugar a donde fuimos y las cosas que hicimos… Obviamente no les conté todo, y finalmente se tranquilizaron. Espero verte pronto, te mando un besito.
Una genuina sonrisa se forma en mi rostro, menos mal que las cosas no pasaron a mayores con sus padres. Escribo mi respuesta.
Para: Evelyn
Me alegra que tus padres lo tomaran bien, y claro, que no les hayas contado todos los detalles. Descansa, mañana te llamo.
Mi respuesta es fría, esa es mi forma de ser.
Por un momento imagino la reacción que tendrían sus padres si se enteran de lo que pasó en mi cochera. Con seguridad yo terminaría en la cárcel porque Evelyn es menor de edad, solo tiene diecisiete años y yo tengo veinticuatro. Tal vez debería alejarme de ella, pienso para mis adentros.
Un par de minutos después vuelve a sonar mi celular avisándome del nuevo mensaje.
De: Evelyn
Los detalles serán nuestro secreto. Esperaré tu llamada, no dejo de pensar en ti. Besitos.
Nuestro secreto… más vale que siga siendo un secreto. No acostumbro salir con menores de edad para no arriesgarme a tener problemas legales. - Pero ella… ella tiene algo - una voz tenue en mi interior me dice esa frase, seguramente es mi subconsciente el que habla, aunque no puedo asegurarlo.
“No dejo de pensar en ti” Es una frase que he escuchado tantas veces de mis conquistas, que usualmente no le doy importancia a esas palabras, pero por primera vez resuenan en mi mente una y otra vez, y una extraña sensación se apodera de mí, parece alegría, pero no estoy seguro.
-¡No! No debo pensar en tonterías – me digo en voz alta y muevo la cabeza para alejar esos pensamientos de mi mente. Decido no responder su mensaje.
ESTÁS LEYENDO
Perdido en su mirada
RomanceAlejandro Rodriguez, es un atractivo chico de 24 años experto en el arte de la seducción. Él solo busca relaciones abiertas y está muy cómodo con su estilo de vida, hasta que conoce a Evelyn Mendoza. Ella es una tímida pero muy hermosa chica de 17 a...