8. Poltergeist Parte 1

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Sentía su pobre cuerpo arder, sus músculos quemar y tan débiles. Y esa sopa de verduras ya lo tenía hostigado. Pero la enfermera Keigo no dejaba de dársela y para su estado, no podía negarse.

En verdad Takami... Yo p-pue ¡Achu!.. Hacerlo —el rubio frunció el entrecejo mientras le tendía un pañuelo limpio. Una vez más tenía que sonarse la nariz.

Shouto había contraído una fuerte gripe que todo el fin de semana había estado en cama, no sabían de dónde provenía pero si que era fuerte. Afortunadamente había disminuido su temperatura, y según las expectativas del doctor podría mejorarse mañana mismo.

Eso esperaban.

No puedo creerlo Shouto —espetó algo molesto mientras sumergía la cuchara nuevamente en el tazón —. Estás ardiendo en fiebre, ni pienses que asistirás a clases.

—¡No espera, Debo ir! —inmediatamente saltó en contra, le había prometido a Iida ir juntos al museo esa tarde y no podía faltar —.  le había prometido a Iida que iríamos juntos a la nueva exhibición del museo.

¿Enserio? Y ¿con permiso de quién? —inquirió con una sonrisa burlona. Shouto sonrió nervioso además de estornudar nuevamente —. Ni siquiera sé quién es ese Iida. Shouto tu padre está de acuerdo en qué pases el tiempo necesario aquí, adema fueron indicaciones del Doctor Garaki.

Shouto suspiró derrotado recostandose nuevamente en su suave cama. Takami le extendió una cucharada más de sopa, lo cuál de mala gana aceptó. Pudo ver como a espaldas de Keigo se asomaba Mic con una sonrisa burlona, ese pequeño Kwami se estaba burlando mientras le mostraba su burrito, Mic se había vuelto adictos a esos manjares desde la última vez.

Había estado comiendo sopa de verduras todo ese tiempo, había calor y no quería más sopa caliente.

—¿Pakami podo damar a Ida? —inquirió con la boca llena de verduras.

Primero traga Shouto, después habla —explicó sereno. Shouto tragó rápidamente para volver a hablar.

¿Puedo llamar a Iida? Si quiera para decirle o algo — el rubio hizo una mueca leve pero finalmente asintió. Era importante explicarle a su mejor y único amigo, la razón por la que no podria, esperaba que Iida comprendiera.

Takami se levantó dejando a un lado el tazón entregando en las manos al bicolor su móvil. Si no antes desinfectarlo, la seguridad es primero Shouto.

Termina tu Sopa, si necesitas algo solo dilo —Shouto asintió como niño pequeño, y es que realmente se sentía así. Un vago recuerdo de cuando era un infante y su madre le daba un beso en su frente para aliviar su malestar.

Esa calidez que hace tiempo no sentía y sinceramente extrañaba. Takami solo le sonrió con una extraña dulzura que le hizo sentir en casa, es decir, un hogar cálido que hace tiempo ya no era. Quizá solo era un asistente pero siempre había estado ahí cuándo nadie más estuvo.

Takami... —se mordió la lengua antes de terminar su frase, su estúpida petición. El mayor esperó a que terminará —. Gracias.

—Es mi trabajo Shouto —respondió con otra sonrisa leve. Sonrisa que se vio interrumpida por un ruido de su padre, un gritó más que nada.

Finalmente la habitación quedó vacía bueno, solo él y su glotón Kwami. Mic levitó hasta su costado mientras seguía devorando su delicia y Shouto miraba con tristeza su sopa.

Lástima, esperaba ir con Iida —suspiró decaído. Mic no decía nada, tenía las mejillas llenas. Tomó su móvil y optó por llamar al de cabello azul. En ese momento las clases aún no iniciaban, podría contestar o podría dejar un mensaje.

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