11. Vine

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—Según nuestros registros, todos los ataques hechos por el villano "All For One" se han dado por todo el país de costa a costa, sin embargo, hay una curiosidad en todo ello —Explicaba el asistente pelinaranja mientras iba detrás de su jefe.

¿Y cuál es? —preguntó Naomasa. El oficial que ingresaba a su oficina con total calma.

Sansa lo siguió mientras continuaba la lectura de su impecable expediente. Naomasa comenzó a servirse una taza de café dándole la señal a su asistente de que continuara.

—El tiempo de llegada estimada para cada villano es registrado por las mismas televisoras, los héroes aparecen casi instantáneamente cuándo se lleva acabo el ataque en Tokio. Nos lleva a suponer que-

—Nuestros queridos héroes residen en Tokio... Brillante —una tercera voz se unió a la platica. No era nadie más que Kenji Tsuguramae. Ambos le dieron un saludo de respeto que recibió con gusto.

Señor Tsuguramae, vaya sorpresa —respondió Tsutakuchi algo consternado de su visita repentina.

Disculpen mi intromisión pero es brillante sus averiguaciones oficial Sansa—elogió al pelinaranja que apenado asintió, volviendo su vista a Naomasa —. La dieta finalmente, después de tres días de papeleo, nos ha dado la oportunidad de llevar este proyecto a otro nivel.

¿Podemos proseguir como se debe? —inquirió con emoción.

—Totalmente, pero, debemos hacerlo con total discreción. La sociedad no debe enterarse de lo que sucede, mas bien, de lo que está por venir —advirtió con un semblante serio —. Cualquier descubrimiento, debo ser el primero en enterarse, personalmente se lo haré saber al emperador.

El pelinegro asintió con total certeza, la misma que expresaba su asistente y compañero.

Kenji sabía que aquellas paredes tenían oídos, miró con recelo la puerta y sonrió. Fuese quién fuese ese pequeño pajarito, sería una presa para después.

Lo dejó en sus manos, Oficial Naomasa —terminó de decir para acercarse a la puerta y poder retirarse.

—Puede confíar en mi Señor —le brindó un saludo de respeto finalizando así su charla. Inmediatamente tomó los archivos y miró a su compañero —. ¡Tamakawa toma las cosas que nos vamos ahora!

El pelinegro aventurero tomó su gorro y saco, para salir por la puerta con toda la prisa del mundo.

¿Y las donas? —preguntó el pelinaranja con tristeza mientras tomaba su saco y gorro. Con Naomasa el tiempo era muy rápido y cada segundo valía.

Era un día cualquiera... Cuántas veces hemos pensado eso... En fin, una buena mañana dónde un peliverde bajaba los escalones hacía la cocina dónde esperaba ver a su madre. Confirmó que ella estaría ahí al oír la televisión encendida.

Buenos días—  la escuchó decir. Izuku le
sonrió algo adormitado tomando asiento en el comedor suspirando por el cansancio de su joven cuerpo.

Había pasado toda la noche haciendo sus actividades finales que se había dormido sumamente tarde. Cansado, se desplomó en la madera cosa que le causó gracia a su madre.

Preparé un poco de arroz para ti, necesitas energía — depositó cada objeto sobre la mesa con una dulce sonrisa que contagió a su retoño. Ambos se dispusieron a agradecer por sus alimentos y a desayunar finalmente.

Era una de las pocas veces que su madre estaba con él, seguramente abriría tarde la panadería. Sin embargo, se veía diferente. Notaba sus gestos y su mirada decaída, había algún problema que acomplejaba a Inko.

My Miraculous Academia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora