Capitulo once: "Asi que... ¿Gerard y tu?"

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El departamento de Gerard no era tan pequeño, así que solo fue necesario apartar pocos muebles para obtener un espacio suficientemente amplio para mi practica. Sé que pensaran que ya debería ser seductora pero realmente nunca fue necesario en mi pasado. Solo necesitaba mi inteligencia y fuerza física para el trabajo que realizaba. No se trataba de seducir sino de intimidar, además, Billie no era celoso pero tampoco le haría gracia que coqueteara con sus colegas o blancos de mira. Por ello, me enseño a defenderme, y eso es algo que le agradeceré, al margen de toda la mierda, el me hizo sentir fuerte y desde ese momento deje de temerle a mi papa. Lamentablemente no fui capaz de hacer mucho a la hora de la verdad porque precisamente era mi papa. Si es que se le puede llamar asi, claro esta. Como sea, volviendo al tema anterior y dejando de lado ese hombre, tampoco creo que sea tan dificil, ¿no? Sonreír coqueta y mover las caderas sensualmente, por favor...

O tal vez no.

Elena había traído algunas "cositas" para mi entrenamiento. Pensé que no seria nada malo, al menos eso pensé hasta que me las enseño. Un vestido corto de cuero, medias red, botas negras hasta las rodillas, y una peluca negra, también. Oh, los insultos que pasaron por mi mente, uno tras de otros, no faltaron. Esto... debía ser chiste, pero resulto que iba completamente en serio. Muerta de la vergüenza mire hacia los chicos que solo me miraban con diversión y insistieron en que probara la vestimenta. Apretando los labios fui hacia la alcoba de Gerard y tire la ropa a la cama.

-Bien, puedes hacerlo.- respire hondo.- no puede ser tan malditamente difícil.

Media hora después me encontraba "lista" sino fuera porque el puto vestido no dejaba de enredarse en las tiras. Gruñi de frustración. No hacia falta decir que era el karma, ¿verdad? Ya me había colocado las medias con temor a romperlas, eso es evidente, me había colocado las botas, y ubicado la peluca, debo añadir que eso no resulto tan complicado porque normalmente me disfrazaba para ciertos recados los Condenados. Pero, nunca había usado un vestido de cuero así. Una parte de mi lamentaba no usar tela, ya que me incomodaba el cuero. Me hacia sentir una asesina, aunque había echo cosas peores que utilizar un vestido, recordé.

Seguí bufando hasta que alguien, quizás mi salvador, toco la puerta. Abrí y vi a Gerard algo nervioso. ¿Como lo se? Toqueteaba su pelo y no dejaba las manos quietas, sus ojos verdes preguntaban tímidamente "¿puedo pasar?" Así que solo di media vuelta y camine hacia el espejo del baño. El cerro la puerta y me siguió.

-¿Todo bien?

Si, todo magnifico. Estoy vestida de prostituta, no se colocarme un maldito vestido y eso es lo mínimo que me ha pasado, lo sabes, ¿por que carajos preguntas? Mi cara debe de haber sido obvia porque el solo negó con la cabeza y sonrió. Rodé los ojos y seguí peleando con el traje. Hasta que el pronuncio musica para mis oídos.

-¿Quieres que te ayude?

A través del espejo vi como sus maravillosos ojos se oscurecieron, y me miro de arriba a bajo. ¡Al fin lo noto! ¡Premio! Entonces su vista se detuvo en una parte en particular. La zona del tatuaje. Antes de pronunciar si quiera una palabra, la puerta se abrió bruscamente, atravesando el umbral se encontraba Elena y al ver a Gee conmigo frunció el ceño y le dijo:

-Vete, no la dejas terminar. Espera con los demás, galán.

Arruinando el momento, aunque pensándolo bien quizás era mejor haberlo evitado. No se en donde estábamos parados Gerard y yo. Las cosas que me había dicho me carcomían la cabeza de dudas, teníamos que hablar respecto a eso. Y yo, odiaba las charlas de reflexión. Ya demasiado tiempo pensando los pros y los contras en mi cabeza, analizándolo todo para no cometer un error y llegan esas estúpidas charlas que solo confunden mas. Quisiera evitarlo pero sabia tan bien como Gerard que en cualquier momento se daría.

El gruño y musito un "Apúrense" para luego darme una mirada a la cual yo asentí, e irse. Elena nos miro con el ceño aun fruncido hasta que Gee se marcho, luego relajo el rostro y sonrió. Estos hermanos me iban a matar, pensé. Elena me ayudo con los detalles faltantes y me maquillo. No pronuncio ninguna respecto al tatuaje. Hablamos un poco, pero como me temia, la charla termino con una pregunta que desde hace rato flotaba en el aire.

" Así que... ¿Gerard y tu?"

Esquive su mirada y me encogí de hombros. Le dije que no era nada en especial, eramos colegas como todos los demás. Admití que había cierta atracción pero que no estaba lista para nada sentimental.

-Cariño, se nota que se gustan realmente, quizás deberían intentarlo. No me mires asi. Sé lo que estas pensando, Della.- baje la mirada.- Cuando termine todo esto, tal vez, te des cuenta de muchas cosas que no sean de tu agrado.-la observe con duda.- No te las diré, no me corresponde, lo siento. Pero, se que con el tiempo las cosas encajaran y ahí tendrás que responder la pregunta, si o si. Tienes tiempo para pensarlo, las mujeres siempre encontramos el tiempo para pensarlo. Aun cuando el mundo esta al revés y nos equivoquemos un par de veces.

-Lo pensare, no te preocupes El.

IMPULSOS. (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora