Capitulo diez: ¿Ave Morada?

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Hubo un gran silencio luego de esas palabras perturbadoras. Los compañeros de Gerard se miraron unos a otros, ellos estaban acostumbrados a un ambiente tenso e incomodo, pero había algo que les ponía nerviosos, y era la reacción del pelinegro ante esas palabras. El era como su "líder" y si un líder se encuentra afectado, pues, no puede ser nada bonito para los demás.  Había una chispa en el aire, una promesa, quizás. Como si unos labios sisearan "¡Peligro!" en una silenciosa oración que no consiste en nada mas que repetir la alarma. Y créanme, todos la habían captado. Menos la causante del silencio, Della. La cual se encontraba observando fijamente a Gerard. Esperando su respuesta.

Pero no obtuvo ninguna.

-Yo te conozco, ¿no es así?- la voz del rubio corto el ambiente tenso.- Della... o mejor conocida como Ave Morada, mierda... Tu definitivamente no sabes lo que has causado.

-Espera, ¿que?- la de cabellera rosa le miro confundida.

-Bob no creo que...- Gerard empezó a hablar pero fue interrumpido por el afro.

-¡Ella es!- exclamo.-¡Ave morada, la novia de Billy!

-Vamos chicos, no concuerda con los rumores...- trato de calmarles Elena.

Cuatro pares de ojos la examinaron, desde los pies hasta la cabeza, de cabeza a pies. Y ella no hizo mas que estremecerse, temiendo lo peor. ¿Como pudo haber sido tan torpe? Billy no era un maleante menor, ¡Demonios! Debía haber sabido que sus nombres eran leyenda de New Jersey. Mierda, pensó. Se tapo la cara con las manos exasperada. Odiaba ser reconocida como la novia de ese imbécil y el estúpido a podo que este le había puesto con orgullo, "Ave Morada". Vamos, ¿a quien se le puede ocurrir semejante cosa? Sentía las miradas y en un gesto frustrado bajo los brazos y les miro desafiante. ¿Y que si ella es la ex de Billy? Bueno, muchas cosas pero... no las podía cambiar, aunque le gustara. Vaya que deseaba hacerlo. Pero ya había aprendido su error, y su pasado la hizo mas fuerte, les guste o no. 

-Demonios...- la cara anonadada de Elena la recibió.

Se incorporo en el sillón, y les miro a los ojos uno por uno. No parecían tan brutales pero sabia que las apariencias engañaban. Suspirando afirmo la duda que carcomía a los presentes. Miro a Gerard y vio en sus ojos algo que dolió, pero nada podía hacer. Decepcionada desvió la mirada hasta un punto indefinido hasta volver y ver a todos en general.

-Si, soy yo.- murmuro.

Exclamaciones y jadeos involuntarios se hicieron presentes. Su labio dolía y se dio cuenta que se lo estaba mordiendo con fuerza, llevo sus dedos hasta la herida y vio la sangre. Algo de dolor físico, para contrarrestar el emocional, estaba vez no funcionaria. Quizás nunca lo había echo, después de todo.

-¿Es verdad lo que dicen?

-¿En su aniversario iban al cementerio a embriagarse?

-¿Tus ojos se vuelven violeta cuando estas furiosa?

-¿Te puso Ave por las huidas que hacías sin volver hasta varios días después?

Malditas preguntas, pero eran las mas comunes y mas acertadas con respecto a su vida pasada. De pronto el tatuaje le empezo a picar, y demasiado. Como si aquellas cuestiones fueran la llave para reabrir su actitud oscura. Porque de pronto no resistió mas  y se rasco con brusquedad. Estaba cabreada con ella misma y con Billy. Maldito, gruño. Las lágrimas nublaron su vista y su labio sangro mas por las mordidas que ella hacia.

-¡Gerard!- grito la otra joven, tratando de agarrar sus manos, sin resultado.

Parece que Gerard al fin reacciono, y con fuerza tomo sus brazos y los detuvo. Miro los ojos violeta de Della y su estomago se revolvió,  deseaba que ella no notara su obvia falta de compostura pero sabia, que lo había echo. Y es que Billy, no era la persona favorita de Way. Sin embargo, sabia que aquella chica que se encontraba enfrente suyo temblando, no tenia la culpa de nada. Tal y como ese apodo decía ella era un Ave, a la cual le habían cortado las alas, y no se las dejaban tener. Entre sorpresa y sorpresa, no tan agradable, el sabia que ella necesitaba consuelo. Le gustaría dárselo, enserio, pero no era el indicado. El era otra manzana podrida, como su maldito ex.

-¡Ya me calme!.- gruño.-¿Ahora, puedes soltarme?

-¡No!- dijo.- Estas teniendo un ataque de histeria, así que respira y cálmate. No te soltare hasta que lo hagas.

-Sino me sueltas, te puedes ir despidiendo de tus descendientes, Way.- le fulmino con la mirada.

-Me arriesgare.- y con eso, la abrazo fuertemente.

Si eran cierto la mayoría de los rumores, ella no la había pasado nada bien, porque aunque tenga el carácter de una leona, sabia que era frágil como cristal por dentro. No la soltaría, ni ahora y quizás, nunca. Ese pensamiento le tomo por sorpresa. ¿Esa chica seria su salvación? Ella estaba rota y no quería ser el causante de otro fragmento de bello cristal destrozado. Pero su corazón palpitante le decía otra cosa. Por ahora, decidió pasar de sus emociones y concentrarse en sostenerla con fuerza, contra el. No estaba llorando, eso le tranquilizo pero sus respiraciones eran agitadas. Hasta que en un momento, ella dejo de luchar, y le correspondió al abrazo. El le susurro que todo estaría bien y ella negó con la cabeza. Gerard le beso el pelo y se lo acaricio. Los demás presentes dejaron de discutir sobre ella y observaron la escena conmocionados. ¿Della seria la esperanza de Gerard? Si era así, nada seria fácil.

En ese momento, ella levanto la mirada y el bajo la suya. El violeta seguía ahí, pero se encontraba calmada, con los ojos brillosos. Suplicando, y el enojado consigo mismo por haberla decepcionado anteriormente, cumplió. La beso suavemente, y junto sus frentes.

-Tendrías que alejarte de esto, y se que no lo harás. Pero al menos, esta vez, puedo decirte que no te dejare sola, ¿vale? Déjame protegerte... déjame cuidarte.

-Solo necesito tu apoyo como mano derecha, ahora sabes quien soy con exactitud. No soy un solo capricho de un mafioso, soy la escondida ex de Bill, un criminal peligroso. ¿Enserio quieres meterte en esta situación? Puedes marcharte, no soy quien para reprocharte por ello.

-Repito, no te dejare sola. Entiéndelo. No me importa quienes sean los hombres que te buscan, porque ahora yo te tengo, aqui a mi lado, cariño. Y no me iré, bueno, al menos que lo desees. Espero que no. Enserio quiero ayudarte, no por lastima, ni por admiración. Porque hicimos ese acuerdo y yo cumplo siempre. Además, hay cosas que me impiden alejarme ahora, cosas que me confunde pero se sienten bien, toda tu.

-Gerard... ya sabes prácticamente todo de mi, ahora. Sin embargo, ¿que se yo de ti?- le miro cautelosa.

-No hay mucho, te lo contare después. Ahora... ¿estas lista para comenzar?

-Desde pequeña, he estado lista para enfrentarme a lo que venga, no necesitas preguntar.

-Ahora estas en nuestro grupo, cielo. Conmigo como líder  y ellos como tus compañeros.- movió la cabeza hacia sus colegas.

Della los miro, ellos le sonrieron con confianza. Tal vez, el camino no se haría tan pesado ahora, que tenia un equipo. Solamente esperaba hacer las cosas bien, por sus amigas, por su familia. Su verdadera familia. Y la de Gerard, ella haría justicia a ellas y a Michael. Dondequiera que estén. 

Esperaba poder controlar la situación y que esta vez, no se les fuera de las manos. Pero en este encuentro, había un nuevo factor que no sabia si era una ventaja o desventaja.

Los sentimientos.

IMPULSOS. (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora