Capitulo 14

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-¿Cómo te atreves a decir eso? -hablo Sebastián

-Es la verdad, ella es un maldito error -me señaló

-¡LUIS! -grito Mónica

-¿ENTONCES PORQUE MIERDA ME TUVIERON? -exalte

-ELLA NO QUIZO ABORTARTE, POR MI NI EXSISTIERAS

-NO LE HABLES ASI -intervino Sebastián en mi defensa

-A MI ME RESPETAS SOY TU PADRE -le alegó

-TU NO ERES PADRE, ERES UNA BASURA -repuso

-¿A QUIEN LE ESTAS HABLANDO ASI HIJO DE PUTA? -se levanto de la silla y todos lo imitados

-NO LE HABLES ASI A TU PADRE! -se paro al lado de Luis. Increíble.

-NO MAMÁ ESTOY HARTO, EL NO ES NI PAPA, NI ESPOSO. EL NO ES NADIE -se dirijio hacia el

-¿QUIEN MIERDAS TE MANTIENE Y TE DA DE COMER PENDEJO? -puso las manos en la mesa amenazando

-ESO NO LO ES TODO -contraataco

-¿COMO QUE NO?

-A VOS SOLO TE IMPORTA LA PLATA NO? ¿TODO ES PLATA PARA VOS? ¿NO TE IMPORTA NI MI MAMA, NI SAMUEL, NI MARÍA JOSE, NI YO? SOLO TE IMPORTAS A VOS MISMO -señalo con su mano

-ELLA A MI NUNCA ME VA A IMPORTAR, NO ES MI HIJA, NUNCA LO FUE Y NUNCA LO SERÁ -Su voz retumbo en mis oídos más fuerte que nunca. En el fondo dolió, pero lo evadí al darme cuenta de la mierda de persona que era

-SI ES TU HIJA -gritó Mónica

-NO, NO LO ES -se giró hacia ella- A MI NO ME SALGAS CON ESO SABIENDO LO PUTA QUE ERES -alzo su mano contra de ella pero intervine. La tome y lo confronte

-Ni se te ocurra ponerle una mano encima a mi mamá -dije en tono bajo

-SUELTAME ANTES DE QUE TE MANDE EL HOSPITAL -Grito en toda mi cara

-¿Sabes lo que sos? Un marica, un poco hombre, un cobarde. SOS UNA MIERDA -su cara se torno roja y me lanzo al suelo. Sebastián y Mónica miraban todo congelados, ahora empezaba a entender todo.

-¡CÁLLATE! -se acercó a mi

-Eres un asco de persona, de ser humano, una porquería. ¿TE CREES QUE POR GOLPEARME Y AMENAZARME VOY A CAMBIAR MI OPINION? Crees que por pegarle a una mujer eres mas? ¿Qué por manipular a tu esposa y a tus hijos eres un hombre? PUES NO, ERES TODO LO CONTRARIO

-TE DIJE QUE TE CALLARAS -su mano llego a mi cuello y la otra a mi cabello, me alzo. En cuestión de segundos me encerró en el baño con el, tranco la puerta y me acorralo en la esquina.

-Suéltame -dije con el poco aire que tenía en los pulmones e intentando separar sus mano de mi cuello, pero era mucho mas fuerte. De lejos se escuchaban los gritos de Sebastián pero no podía descifrar bien lo que decían

-Tienes que aprender a respetar a tu papi bonita y yo te voy a enseñar como -dijo

-Ni se te ocurra ponerme una mano encima animal -lo empujé pero no funciono en nada

-Vas a aprender a respetar a los hombres -su rodilla chocó con mi abdomen sacándome todo el aire. Caí al suelo en busca de consuelo, nunca llego. su pantalón calló, no quise alzar la mirada, no vería eso. Sentí como me tomaba de la barbilla y me obligaba a pararme y a verlo directamente a los ojos, cuando lo logró sonrió y en ese instante le escupí.

Todo paso lento. Su mirada llego a mi, su mano a mi cuello, la otra formo un puño y ese llego a mi pómulo. La desestabilidad apareció y si no fuera por su mano, estuviera nuevamente en el piso; aunque preferiría eso antes de sentir como volvía a golpearme. No iba a aguantar mucho si seguía haciendo eso. En poco caería, quizás desmayada o quizás muerta. Esperaba descubrirlo pronto, sabia que lo haría.

Y así fue. Después de varios golpes, en la cara y en el cuerpo caí derrotada, había perdido. Ya no había vuelta atrás. La cabeza me daba vueltas. Y antes de que volviera a tocarme la puerta se abrió chocándose por completo contra mí. ¿Otro golpe más? ¿Acaso era mi día de suerte y no me había dado cuenta? Dos personas entraron y se fueron contra el, mientras que unos brazos me tomaron y no supe nada mas hasta la mañana siguiente

CUATRO -Mateo Palacios y MajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora