Capítulo 16

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Los días pasaban, todo era cada vez más estresante y agotador. No quería nada ni a nadie, necesitaba estar sola, tenerme a mi, recomponerme.

No había vuelto a ver a Mateo; había venido par de veces, pero me reusaba a verlo. No era por el, no hizo nada malo, simplemente no podía.

En mi mente solo se reproducía una y otra vez todo lo que había pasado con quien se hacia llamar mi padre. Aunque ya no habían rastros de los golpes, los recuerdos todavía estaban allí, en el día y en la noche. Una pesadilla sin fin.

No solo el que me pegara y hubiera intentado abusar de mi, sus palabras, todo lo que salió de su boca me había roto por completo. Me hundió con cada sílaba. Sus ojos mostraban odio y repudio propio y sus versos iban cargados de veneno.

Mi madre era otra de las cosas que mas me atormentaba, ella y mis dos hermanos. Les había puesto una mano encima. Ese maldito se atrevió a tocar a la mujer que parió a sus hijos, que estuvo ahí, aguanto de sus idioteces y maltratos. Golpes y burlas. Era increíble vivir eso en carne propia, cuando dejas de ver lo que ves en las noticas y empiezas a captar la realidad. La realidad de la violencia.

Colombia seria la mejor solución. Volver a mi tierra, estar con mi familia y amigos, alejada de todo esto. Pero no. No lo hare. No seria capaz de dejarlos en esta situación, en las manos de ese ser tan despreciable. Seria incapaz de permitir que los vuelva a lastimar y por eso, saldría de todo. No dejaría que la ansiedad ganase y mucho menos los pensamientos autodestructivos. Ya gane esa guerra antes, no dejare que me venza esta vez.

-¿Lista?

- Lista

- Hable con mamá, llegara tarde hoy, quedo de reunirse con una amiga

- En otras palabras, quieres que haga el almuerzo

- A menos que quieras comer algo sin saber y quemado

- Lo hare. ¿Y Samu?

- Va con Emi y Mateo, se fue a dormir allá

- Perdón, con todo esto he tenido la cabeza en otro lado

- Te entiendo, todos estamos así

- ¿Qué sabes de Mateo?

- Esta bien, pregunta por ti todos los días. No volvió a casa para no molestarte, quizás sabe que necesitas tu tiempo y espacio, pero aun esta pendiente de ti y no aguanta para verte

Me mantuve en silencio, ahora menos que sabia que hacer con mi vida. Si antes estaba perdida, ahora estaba peor.

- Sabes que lo veras hoy, ¿no?

- Lo sé

- ¿Qué vas a hacer?

- No se, dejare que la vida me sorprenda... no quiero comerme la cabeza ahora

Llegamos a la institución. La mayoría estaba en el patio, el resto en los pasillos. Ese era el caso de Sara quién al parecer me esperaba.

- Viniste

- Aca estoy

- ¿Estabas enferma? ¿Estas mejor? ¿Qué tenias?

- Fue solo un resfriado, nada grave

La campana sonó, a lo lejos vi a Palacios. Caminaba con la vista perdida entre la gente, sus manos estaban en los bolsillos de la chaqueta azul que llevaba puesta, tenia ojeras y los labios hinchados, pelo mojado y la punta de la nariz roja. Justo para devorarlo.

Antes de que me viera entre al aula. Salude y pedí los apuntes necesarios para estar a la par de la clase. Hablo con los profes para ver como realizaba los trabajos que habían hecho mientras no estaba y también atendí clase.

En el recreo fui con las chicas, mantuve la farsa de la gripa. Me contaron todo a detalle, Brune había conocido a un man. Estaban conociéndose. Ese era el chisme del día.

seguimos como si nada hablando hasta que volteé la mirada. Estaba ahí, hablando por celular, su postura demostraba lo tenso que estaba, parecía alegando con alguien. Su mano viajo a su cuello el cual rasco como muestra de estrés, volteo su torso hacia donde yo estaba, pero su mirada nunca llegó.

Colgó e inmediatamente mi celular empezó a vibrar, era Sebastián

"Ve por Samuel a su clase, comió algo que le calló mal y vomitó. No puedo ir yo, tengo prueba. Te lo recompensaré luego. Un beso"

Mierda

Sin contestar me despedí de las chicas y fui a buscar a la maestra, pedí dos permisos y avise los motivos. En menos de 10 minutos estaba de camino al aula de Samu, Mateo estaba en la puerta. Su cuello giro y me vio. Sentí como todo en mi se contraía, quede como una estatua, mi cuerpo no reacciono hasta que vi salir a Emilio con la cara pálida y una mueca de dolor. Avance hasta ellos y trague con fuerza.

- Hola -rompí el hielo

- Hola -respondíó

- Samuel, por favor -le pedí a la maestra- Soy su hermana

- Voy por el

- ¿Qué tienes, corazón? -le pregunte al menor

- Me duele mucho -hizo puchero

- Mari -saludo Samu

- Amor, vámonos a casa -extendí la mano

- ¿Vos también venis con nosotros a casa? -preguntó emi

- ¿Vamos a casa de ellos? -dijo mi hermano

- Yo...

- Si, ellos vienen con nosotros enano -interrumpió Mateo- Sebas me pidió el favor -me miro

-Bien -conteste y nos dirigimos a su casa

El camino fue silencioso, solo se escuchaban los quejidos de los dos pequeños. No había pronunciado palabra Mateo, asi que yo tampoco lo haría, no porque no quisiera, moria por hablar con el, simplemente no sabia que decir.

A los 15 minutos llegamos y el mayor de los cuatro abrió la puerta, nos dejo pasar y después entro el. Al parecer los dos niños tenían sueño, habían bostezado todo el camino y se les notaba de lejos

- ¿Podemos dormir? -preguntó mi niño

- Esta bien, en un rato los despierto para comer, ¿va?

- Bien -respondió Emi y Mateo se acerco a mi cuando subieron

Su aliento chocó en mi mejilla y al instante un escalofrió me recorrió por completo. Aun recordaba lo que había pasado ese día, sus besos y la manera en que sus dedos se movieron en ese lugar.

CUATRO -Mateo Palacios y MajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora