No estaba celoso | Primera parte

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Una mentira que encierra una gran verdad, ¿o no, Sasuke?

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Su risa le estaba perforando los oídos, eran tan molestos. Ese idiota lo estaba sacando de quicio, mucho más rápido que Naruto, y definitivamente eso no hablaba muy bien de él. Miró de reojo a Kakashi, su maestro a quien al parecer no le importaba, puesto seguía inmerso en su lectura con ojos soñadores como si fuera un adolescente enamorado. Jamás entendería su afición por ese tipo de lectura.

—Eso suena realmente genial. —La voz de Sakura sonaba alegre y despreocupada de su misión, mientras caminaban sin apresurar sus pasos. Su misión era muy sencilla, nada que los obligara a tomar otro tipo de actitud sobre su encargo. Acompañados de un jonin y dos pares de genin por la aldea hasta el hospital lo hacía parecer algo exagerado, pero Kakashi debió de entenderlo porque en un momento determinado desapareció, no sin antes encargarle la misión a Sasuke, quien rodó los ojos pensando que solo perdía su tiempo.

—Y lo es, Sakura-chan, lo es —dijo Isao. Un genin de cabello azabache, de ojos azules y muy guapo de un pequeño poblado llamado Kimura, que solo se dedicaba a sembrar plantas medicinales para las demás aldeas del mundo shinobi, por lo que sin duda fue un tema que llamó de inmediato la atención a la joven estudiante de Tsunade—. Mi maestro, también es un excelente médico, no tanto como tu sensei, pero sin duda me ha enseñado mucho sobre la naturaleza, quien nos provee de grandes formas para ayudarnos y combinado con el conocimiento shinobi hemos encontrado muchas curas para las diferentes enfermedades a las que nos enfrentamos.

Sakura seguía atenta a cada palabra de Isao, puesto que era lógico pensar que era un tema sumamente interesante para ella. —¿Cómo se llama tu maestro?

—Kenta, ese es su nombre, pero no solo es mi maestro, sino también mi hermano. Kenta me contó que colaboró un tiempo con tu maestra, hasta que fue asignado a la isla Kimura por su habilidad para las plantas medicinales.

—Si, si, eso es mucha palabrería, pero ¿por qué no sabíamos de la existencia de su poblado? —Interponiéndose entre Sakura e Isao.

—Naruto, ¿qué te pasa? —se quejó la pelirrosa al sentir cómo era empujada por su compañero rubio, creando distancia entre ella y su acompañante.

Sasuke vio de lejos la acción de Naruto, causándole gracia, no cambiaría nunca, siempre actuando precipitadamente y sin medir las consecuencias, aunque debía de reconocer que él mismo estuvo tentado a realizar lo mismo.

—Te estoy cuidando —dijo Naruto sin dejar de mirar a Isao—. Este tipo no es muy confiable. —Entrecerrando los ojos y poniendo su clásica cara de enojo.

Palabras que le valieron un coscorrón. —¡Naruto! Deja de decir tonterías.

—¿Por qué me golpeas, Sakura-chan? —Tratando de aliviar su dolor con sus manos.

—¿Y tienes del descaro de preguntar?

—Sakura-chan, no te molestes —dijo Isao—. Naruto tiene razón. Tú no conoces nada de mí. Es lógico que se preocupe por ti.

—Isao-kun, pero... —murmuró un tanto sorprendida por la reflexión del chico, causando irritación en el Uchiha, quien solo había bufado.

—Lo ves, hasta él entendió mi preocupación, Sakura-chan. —Rompiendo la atención que la pelirrosa cernía sobre el nuevo chico.

—Aunque es un problema que podemos arreglar —comentó Isao, dejando su carga en el piso y acercándose a la chica para tomar su mano entre las suyas, acción que hizo crispar los nervios no solo de la kunoichi, sino de todos los presentes y por diferentes motivos—. Sakura-chan, ¿te gustaría pasar una temporada conmigo en mi aldea? Tus conocimientos, aunque son pocos podrías incrementarlos junto a mi maestro y a mí, por supuesto. —Su voz le estaba transmitiendo algo.

Encuentros del corazón, época GeninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora