Hada

762 81 1
                                    


Una historia creada en un mundo no ninja, pero en un mundo fantástico...


Sasuke caminaba hacia su hogar, absorto en sus propios pensamientos. El día había transcurrido de manera rutinaria, sin sobresaltos ni sorpresas, justo como cada día de su vida. Sus padres y su hermano mayor estaban inmersos en sus responsabilidades laborales, dejándolo a él en soledad la mayor parte del tiempo. Pero a Sasuke poco le importaba la falta de compañía; de hecho, prefería la tranquilidad y la independencia que le proporcionaba estar solo, ya que era una manera de tener todo bajo control.
Sin embargo, sus pensamientos contrarrestaban mucho con sus acciones, ya que a él le gustaba ayudar a cuanto gatito y perrito sin casa cruzaba por su camino. Sasuke detestaba encontrarlos solos y sin ayuda, así que siempre llevaba con él alimento y agua para ellos.
Fue cuando cruzó por el parque que lo escuchó y miró hacia el lado de donde provenían los quejidos, sin dejar de mirar por los alrededores, abrió su mochila y sacó el alimento que llevaba con él, por experiencias pasadas lo mejor era estar preparado, puesto que los gatitos y perritos huían por temor, pero oler la comida lo ayudaba.
Caminó guiado por los sonidos de dolor y lo que vio lo sorprendió. Una linda chica de largo cabello rosa, ojos verdes, ataviada con un extraño vestido en forma de flor y unas alas... ¿alas?
—¡¡Sasuke!! —dijo con lágrimas en los ojos—. Por fin llegaste, pensé que nunca llegarías.
El chico se sorprendió, la chica, ella sabía su nombre. ¿Cómo era posible? Era la primera vez que la veía.
—¿Q... qué eres tú? —Sasuke preguntó, sus ojos reflejando sorpresa e incredulidad mientras observaba a la misteriosa figura que se encontraba frente a él.
—Soy un hada. Una criatura mágica de la naturaleza y mi nombre es Sakura —respondió la figura con voz suave y melodiosa, emanando un aura de misterio y encanto.
—¡Esto no puede ser real! Debo estar soñando —murmuró Sasuke, sintiendo cómo su mente luchaba por aceptar la realidad de lo que veía.
—Lo siento, pero soy tan real como tú. Y necesito ayuda —insistió el hada, su voz resonando con urgencia y desesperación.
—¿Necesitas? ¿Qué quieres decir? —Sasuke frunció el ceño, tratando de comprender la situación.
—Lastimé una de mis alas y no puedo regresar a mi hogar. Ayúdame por favor —pidió el hada, sus ojos verdes brillando con dolor y súplica.
—¿Por qué yo? ¿Por qué vienes a mí? —Sasuke cuestionó, confundido por la elección del hada.
—Porque tú eres un chico de buen corazón. Te conozco, Sasuke.
—¿Me conoces y además sabes mi nombre? —El chico quedó un poco impresionado.
—Sí —confesó la pequeña hada—. Te he visto cómo ayudas a los perritos y gatos de tu vecindario —explicó el hada, su voz suave y reconfortante al mirar su expresión de sorpresa por mencionar su nombre.
—Me has estado espiando... —La voz de Sasuke no ocultaba su enojo, pues a nadie le gustaba ser vigilado.
—Sé que no es agradable —se justificó la pequeña hada—, pero es mi deber ayudarte. Tú, tú te has ganado nuestra ayuda por cuidar a todos esos pequeños gatos y perros que no tienen hogar y viven cerca de tu casa.
—Eso no es nada, solo me gustan los animales —respondió Sasuke, desviando la mirada con modestia—. No hago nada especial. Cualquier persona lo haría.
—Eso no es verdad —contradijo Sakura, acercándose con determinación—. Tú tienes un corazón noble y compasivo, Sasuke. No todos estarían dispuestos a ayudar a una criatura como yo en su momento de necesidad.
Sasuke se quedó en silencio por un momento, analizando cada una de las palabras de Sakura. Finalmente, asintió con determinación. Ella era un ser vivo. —Está bien, te ayudaré. Te llevaré a mi casa y veremos qué podemos hacer para curar tu ala.
—Gracias. —Sakura sonrió y su aura destelló. Ella se encontraba feliz.
Los dos caminaron juntos en silencio hacia la mansión de Sasuke, con Sakura apoyándose en él para no caer debido al dolor en su ala herida. Una vez dentro, Sasuke la llevó a su habitación y la hizo acostarse en su cama mientras buscaba en internet formas de curar las alas.
—Eres muy grande, Sakura, casi de tamaño normal —dijo meditabundo—. Yo me imaginaba a las hadas pequeñas y del tamaño de una mano humana.
—Eso es porque hay muchos tipos de hadas.
Sasuke la miró. —Ya veo —dijo con duda de todo lo que le estaba ocurriendo. —Tus alas son como las de una mariposa —determinó al ver las alas del hada—. A simple vista se ven muy frágiles.
—Lo son —confirmó Sakura.
—Aquí también dice que las alas rotas de una mariposa no se pueden arreglar —agregó pensativo, sin pensar que aquella conclusión haría llorar a Sakura—. ¿Qué te ocurre? —preguntó asustado—. Fue por lo que dije, ¿verdad?
Sakura asintió. —Pero si colocas
un poco de aloe sobre mi ala tardará en sanar, pero lo hará.
—¿Y por qué no me lo dijiste antes? —gritó algo frustrado—. Llevo una hora buscando algo que te pudiera ayudar y apenas me lo dices. Aguarda aquí. Traeré lo necesario —suspiró cansinamente.
Después de unos minutos, Sasuke curó a Sakura. Todavía no podía mover sus alas y generar el conjuro para regresar a su hogar, por lo que tendría que esperar pacientemente unos días en casa de Sasuke.
Los días pasaron y Sakura mejoró notablemente. Ella podía volar como antes de su accidente y Sasuke estaba deprimido. Sakura se recuperó, pero él se volvería a quedar solo, aunque eso pasaría tarde o temprano.
—¡¡Sasuke!! —le habló mientras bailaba en el aire—. Ya estoy bien. No tengo dolor. Gracias por ayudarme y por creer en mí —dijo Sakura, con gratitud en su voz.
—No tienes que agradecer, Sakura. Solo hice lo que cualquier persona decente haría —respondió.
Sakura se acercó a él y lo abrazó, sorprendiendo a Sasuke con su gesto. Pero en ese abrazo, ambos sintieron una conexión especial que se desarrollaría con el pasar de los días, hasta formar un lazo que difícilmente se rompería... hasta el momento de marcharse.
Cuando Sakura desapareció en una nube de polvo mágico, Sasuke suspiró con tristeza y dijo: —Desearía que no te fueras y me dejaras nuevamente solo...
El fin de semana, Sasuke volvió a su vida normal. Sakura partió ese mismo día que pudo volar y eso lo decepcionó mucho. Él quería estar con ella más tiempo, hablar, platicar como en los días que estuvo en su casa cuidándola a causa de su ala herida.
Así, el lunes llegó temprano a la escuela, sin saber que una sorpresa lo estaría esperando.
—Antes de comenzar la clase. Hoy les presentaré a su nueva compañera. —La profesora habló mientras leía la tarjeta con la información de la chica, pero para Sasuke no era importante, solo era otra alumna más a quine ignoraría. —Ella no es de aquí, es extranjera y hace poco vino a este país a vivir —continúo hablando—.  Por favor pasa Sakura.
«¿¡Sakura!?»
Sasuke por fin puso atención. Sakura. El hada que hace unos días ayudó y vivió con él en su casa, se presentaba en su clase como una nueva alumna.
—Buenos días a todos. —La chica habló con una enorme sonrisa. —Mi nombre es Sakura Haruno y desde hoy formaré parte de su grupo. Espero que nos llevemos bien.
Todos se quedaron impresionados por la nueva chica, quien realmente era muy hermosa.
—Muy bien, Sakura. Te damos la bienvenida y te podrás sentar en... —dijo buscando un lugar, pero fue interrumpida por la nueva alumna.
—Junto a Sasuke, por favor.
—¿Cómo dices? —preguntó la profesora.
—Me gustaría sentarme junto a Sasuke. Es al único que conozco y además yo vivo con él en su casa. Sasuke sintió cómo su rostro empezaba a hervir de vergüenza.
—Oh, si es así, adelante. Toma el asiento junto a él.
Sakura hizo una pequeña inclinación, se acercó a Sasuke, quien aún la veía sorprendido.
—¿Qué haces aquí, Sakura?
La chica se tomó su tiempo y con una sonrisa le respondió: —Cumpliendo tu deseo. Jamás volverás a estar solo...

°*°*°*°

28.03.2024

Sí, sí, es un poco de chicle. Esta historia es para festejar el cumpleaños de Sakura.
Como siempre, les agradezco por regalarme un poco de su tiempo, por todo su apoyo y comentarios. ¡Gracias por todo y por tanto!

Un abrazo, Gali.

Encuentros del corazón, época GeninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora