¿Qué tal un beso?

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La verdad no peca, pero incomoda...¿o no, Sasuke?

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Hospital de Konoha, Aldea de Konoha

La chica miró al cielo y pudo predecir que llovería, no era tan difícil saber, puesto que todo el cielo estaba llenos de nubes negras, porque ahí en el balcón que daba hacia el magnífico paisaje que ofrecía la gran aldea de Konoha, pero nada como observarla desde el monte de los Hokage, soltó un suspiro hondo sin dejar de ver el paisaje.

          —¿Por qué yo? —se preguntó.

          —Porque eres descuidada —respondió una voz conocida, lo que le hizo sentirse nerviosa.

          —Deja de decir esas cosas, Sasuke, es molesto para Sakura-chan.

          La chica se dio la vuelta y ahí los vio, por fin su gran amor había aparecido.

          El Uchiha chasqueó la lengua, pero no dijo nada, puesto que sabía que tan hiriente podrían ser sus palabras, aunque no sabía que lo había impulsado de decirlas, tal vez la vergüenza de su conducta, del abismal comportamiento que no deberían presentar dos futuros shinobi en su entrenamiento genin.

          —Ya chicos, recuerden que esto es un hospital y debemos de guardar compostura —riñó a sus alumnos sin dejar de leer su libro, pero luego lo cerrarlo y dirigir su mirada a su alumna—. Sakura, ¿cómo sigues?

           —Todo bien, sensei, gracias.

           —Oh, ya lo veo, esa linda sonrisa lo dice todo, ¿o no, chicos?

          Como siempre Naruto brincoteó felizmente, pues su compañera estaba bien, invariablemente celebrando de forma exagerada, pero esa es su forma de ser, de demostrar el cariño e interés que guardaba por los que ahora consideraban su familia.

          Tal parecía que todo ese entusiasmo y alegría correspondía a los dos genin, puesto que Sasuke inmune a cualquier emoción que no fuera generada por algo que lo acercara a su venganza.

          —¿Y cuándo sales de aquí, Sakura-chan?

          —Mañana.

          —¡Qué bien! —Naruto siguió brincando por toda la habitación, empujando y obligando a Sasuke a quedar muy pegado a Sakura, casi a punto de besarla.

          De inmediato todo quedó en silencio, ya que los rostros de ambos adolescentes fueron remarcados en un rosa que subió de tonalidad hasta convertirse en un rojo carmesí profundo, pues sus alientos se mezclaban y sus miradas hablaban y expresaban un sentimiento que sabía a miel, que olía a miel, dulce para ella y para él con un sabor amargo, porque al final siempre existe un sabor que se amolda a cada persona.

          —Chicos, si quieren algo de más privacidad...

          —¿¡Qué!? No, Kakashi-sensei, no podemos dejar a ese pervertido de Sasuke con Sakura-chan, quien sabe qué le haría.

          Aquella amenaza fue suficientemente clara para que ese mote se considerará como insulto molesto, aunque nada fuera de la verdad, pues muchas ideas brotaban y se quedaban en su mente estacadas queriendo salir y acariciar el rostro de la pelirrosa que estaba enmarcado con un bello color rojo que se duda hacia juego con su cabello.

          —No, ustedes son los enfermos —dijo enfurecido, saltando fuera del edificio y dejando caer algo de sus bolsillos.

          En tanto Sakura se recargada en la pared, sin saber cómo actuar, ni qué decir, pues simplemente estaba muy avergonzada.

Encuentros del corazón, época GeninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora