😻1.😻

28.5K 2.3K 2.2K
                                    

Miró por la ventanilla y bajar no era una buena idea.

Soltó un largo suspiro mientras se quitaba el cinturón de seguridad y buscaba la hoja de papel en la que habia escrito todo lo que necesitaba comprar.

La metió en el bolsillo de su pantalón y se acomodó mejor el suéter que llevaba. Esperaba que al menos lograra cubrirlo de la gran lluvia que había afuera.

Abrió la puerta del auto y contó hasta tres antes de salir corriendo aunque fue un error ya que tuvo que darse la vuelta y regresar para cerrar la puerta del auto.

Al final sí había logrado mojarse aunque al menos no le prohibieron la entrada al súper pero se ganó una fea mirada de la señora que estaba haciendo el aseo ya que sus zapatos estaban ensuciando el suelo.

Hizo un puchero mientras agarraba un pequeño carrito y lo empujaba por el gran pasillo. Odiaba enfermarse y era seguro que lo haría. Así que sería la primera vez que se enfermaria sin tener a su mamá o a su hermano para que lo cuiden.

Sacó la lista que tenía en el bolsillo la cual estaba hecha un desastre ya que había logrado mojarse. La apretó en su puño y mejor siguió empujado el carrito.

Tendría que recurrir a su pésima memoria y rezar para que se acuerde de sus cosas.

Pasó por el pasillo de golosinas y casi logró llenar el carrito por lo que devolvió algunas cosas. Después pasó por los demás pasillos pero lo único que compro fue algunas frutas, pan, quesos, jamón, jugos, té, café y leche.

Se formó en la larga fila con su carrito de compras y espero hasta que llegara su turno.

"Un sabor invaluable." leyó lo que decía aquel paquete de dulces e hizo una mueca. "Mentirosos." dijo ganándose una mirada de la viejita detrás de él quien agarró su carrito y se fue a formar a la otra fila. "Yo ya seguía."

Era su turno por lo que acercó su carrito y empezó a sacar sus cosas sin levantar su mirada.

"Buenas noches." saludó sin mirar a la persona que le estaba atendiendo.

"Buenas noches." respondió la persona con una voz gruesa.

El olor madera y chocolate hizo que levantara la mirada para investigar de donde provenía tan delicioso olor. Se encontró con el hermoso alfa atendiendole quien tenía su cabello amarrado en un moño, sus ojos eran verdes y era tan hermoso.

"Son sesenta dólares." dijo simplemente el alfa cuando terminó de pasar todas las cosas del omega.

"Si no pago y me voy corriendo con las bolsas, ¿tú me perseguirías?" preguntó Louis rápidamente, sin dejar de mirar al alfa.

"Son sesenta dólares, ¿los tienes o no?" preguntó el alfa con una mirada aburrida en su rostro.

"Si." dijo simplemente Louis sin dejar de mirar al alfa aunque tuvo que salir de su mente en la que ya se había imaginado toda una vida con ese hermoso alfa. "Esperame." buscó en su suéter hasta que encontró su billetera, sacó la tarjeta de crédito que le había dado su hermano y se la pasó al alfa. "Recientemente me mudé."

"Que bien." respondió el alfa agarrando la tarjeta y realizando el pago. "Espero que Londres te trate bien."

"Pues apenas llevo un día y ya me encanta." dijo Louis sin dejar de mirar al alfa. "¿Trabajas aquí todos los días?"

"De lunes a viernes." dijo el alfa mientras le devolvía la tarjeta. "Disfrute su compra y espero que vuelva por aquí."

"Créeme. Volveré." dijo Louis antes de agarrar sus bolsas y caminar hacia la salida.

Solo cuando estuvo dentro de su cómodo auto fue que se dio cuenta de cómo se veía. Su cabello estaba pegado a su frente, su ropa estaba mojada y sus tenis sucios.

"Que vergüenza." se dijo a sí mismos mientras golpeaba su rostro contra el volante y hacia sonar la bocina del auto. "Genial, con razón el alfa ni siquiera me miro." puso el auto en marcha y miró el nombre de la tienda. "Pero eso no quedará así."

Salió del estacionamiento y sonrió.

Ese alfa sería suyo.

Love in the Supermarket.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora